Tras meterse en octavos con más apuros de los esperados, la selección se aferra a la calidad de Isco e Iniesta y el descaro de jugadores como Iago Aspas para superar el siguiente obstáculo: la selección rusa.
Archivado en: fútbol, Mundial de Rusia, selección española
Francisco Quirós
28/6/2018 - 17:05
Clasificada para octavos de final como primera de grupo y evitando en la siguiente ronda a un verdadero coco como Uruguay. Ese es, objetivamente, el escenario en el que se encuentra la selección española tras la finalización de la primera fase del Mundial de Rusia, aunque la realidad no destila tanto optimismo.
Si el empate ante Portugal se daba por bueno en base a varios argumentos (el cambio repentino de seleccionador, el nivel del cuadro luso y los nervios habituales del debut en un torneo), la igualada ante Marruecos fue una bofetada de realidad para la 'Roja'. La inseguridad en la parcela defensiva se ha traducido en cinco goles en contra, aunque, con todo, lo más preocupante quizás sea la pérdida de fiabilidad en el 'tiki-taka', la piedra filosofal que encumbró a la selección hace una década. Eso se ha reflejado en que la línea del centro del campo ha sido en la que más probaturas ha ido realizando Fernando Hierro, con Koke, Lucas Vázquez y Thiago Alcántara repartiéndose las titularidades.
¿IDA Y VUELTA?
De uno u otro modo, lo cierto es que la 'Roja' ya piensa en la cita de este domingo 1 de julio (16 horas) en el Luznhiki de Moscú, un escenario al que, si todo va bien, la selección querrá regresar dos semanas después para jugar la gran final.
Al otro lado de la balanza de esas malas sensaciones, España pone varios aspectos. El fundamental, al menos el más regular en estos tres primeros partidos, es Isco. El malagueño ha brillado con luz propia ante Portugal, Irán y Marruecos, mostrándose como el jugador más desequilibrante en el uno contra uno. Su asociación con Iniesta puede servir para romper cualquier defensa, tal y como se pudo ver en la extraordinaria jugada que dio origen al empate a uno con Marruecos. El genio de Fuentealbilla es un socio extraordinario desde la mediapunta, aunque a sus 34 años parece claro que su talento está muy por encima de sus prestaciones físicas.
Otra razón para creer en que dentro de unas semanas habrá una segunda estrella en la camiseta de la 'Roja' es el acierto goleador. Diego Costa ha aportado tres dianas a la cuenta global y, además, ante Marruecos se pudo ver que la presencia de Iago Aspas en este Mundial no es testimonial. El de Moaña responde a un perfil de delantero muy óptimo para ejercer como revulsivo.
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EL ANFITRIÓN AGRADECE LAS BAJAS EXPECTATIVAS: Si al vestuario de la selección española lo rodea un ambiente de cierto pesimismo, en el ruso se puede hablar de una situación casi opuesta. El combinado que dirige Stanislav Cherchesov llegaba a su Mundial con muchas dudas arrastradas durante unos partidos de preparación en los que selecciones como Francia, Brasil o Argentina le habían sacado los colores. Bastaron sendos triunfos ante Arabia Saudí (5-0) y Egipto (3-1) para creer que los anfitriones pueden llegar lejos en este torneo. |
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