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CINE: CRÍTICA

'También la lluvia', la eterna explotación de los principios

La elección del filme por la academia para representar a España en los Oscar y las 13 nominaciones a los Goya han ensalzado la nueva cinta de Bollaín casi antes de que apareciese por la cartelera. Se lleva hablando tanto tiempo del filme que hasta sorprende su reciente llegada a las salas, donde los espectadores podrán asistir a un trabajo cinematográfico conmovedor.

Una escena del filme.

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gentedigital.es/Marcos Blanco Hermida
12/1/2011 - 14:54

El agradable impacto propiciado por la película se debe a las interesantes ideas plasmadas e interrelacionadas durante el metraje, cuya aplicación técnica y narrativa merece un notable alto. La primera gran producción dirigida por Bollaín, muy aplaudida en títulos como 'Te doy mis ojos' y 'Mataharis', manifiesta cómo la explotación de los pueblos que sucedía hace siglos se encuentra todavía muy presente, enseña la capacidad del cine para recrear situaciones inexistentes con una brutal verosimilitud y aborda la transformación de los principios que posee cada ser humano cuando se enfrenta a los inesperados acontecimientos.

La película, cuyo guionista es Paul Laverty, muestra cómo un equipo de rodaje, encabezado por Costa (Luis Tosar) y Sebastián (Gael García Bernal), llega a Bolivia para rodar un filme sobre la explotación de la corona española en territorios indígenas después de la llegada de Colón. De algún modo, los recién llegados sacan el máximo partido económico a la situación y la grabación de los personajes provoca una magnífica confusión entre realidad y ficción.

Poco a poco, la actitud colectiva e individual en el grupo variará al observar cómo crece la tensión ambiental debido a un conflicto local por la privatización del agua. Todo desemboca en la Guerra del Agua (abril de 2005), que tambalea el proyecto. A Costa y Sebastián les une la lucha por el rodaje, pero con métodos vitales diferentes. Sorprendentemente, ambas miradas y sensibilidades cambiarán completamente al afrontar un suceso inimaginable. A todo esto y una vez más, Luis Tosar se gana el cielo.

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