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Daniel Cros: "Hace falta un espíritu rebelde, inconformista y luchador para seguir en la música"

El cantautor del Poblenou nos habla de su último trabajo discográfico, 'El rumor de las olas'

Archivado en: entrevistas, cultura, música, Daniel Cros

Foto promocional de Daniel Cros

Francisco Quirós
26/7/2024 - 13:41

Ya es una realidad tu nuevo disco, 'El rumor de las olas'. Al ser una serie de duetos, quería preguntar, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina, es decir, si tenías primero los temas y después pensaste en quién encajaba mejor en esas canciones?
Las canciones ya las había editado y publicado, algunas incluso con otros duetos, con otros artistas. Quería que fueran diez temas con colaboraciones, y entonces he buscado artistas nuevos que he ido conociendo a través de mis viajes y a través de mi estudio, donde programamos conciertos, se llama Estudi Rosazul, y ahí se han ido haciendo esos maridajes, que también conlleva su arte porque cada canción tiene su sentimiento y requiere de una persona afín con la que compartir. Estoy muy satisfecho con el resultadoy con la generosidad de los artistas que han colaborado.

Imagino entonces que no ha sido un proceso estático, sino que las canciones también han ido mudando de piel con todo lo que han ido aportando esos artistas.
Eso es, sí. De algunas he hecho una versión nueva completamente, de otras he aprovechado algunas pistas que tenía grabadas y he regrabado nuevas, porque ese es un poco el ejercicio, si haces una nueva versión de la canción, tienes que jugar a hacerla mejor o diferente, por lo menos. Pongo un ejemplo que es el de los subconjuntos de colores; es un poco la sensación de invitar a alguien a tu casa, que es tu canción, a aportar su voz, su sentimiento.

Artistas de Colombia, de Panamá, de México... ¿se puede decir que tu música no se ciñe sólo a una latitud?
Mi música goza de la amplitud del habla hispana. Escribo algunas canciones en catalán, pero soy de lengua materna castellana y escribo en castellano, así que realmente es un ejercicio muy esencial, pero tú coges un avión, te tiras 12 horas, bajas y te entienden. Hasta que no viajas allí, no te das cuenta de la comunidad tan inmensa que es la hispanoparlante y la de millones de personas también que están pendientes de España, que miran hacia aquí. Ese ha sido también un aprendizaje y una experiencia el viajar por toda Latinoamérica y conectar con gente que entendía lo que cantaba.

El disco salió a la venta el día 6 de junio. ¿Te pusiste antes en contacto con los artistas para mostrarles el trabajo acabado, qué feedback te ha llegado desde ellos?
De hecho ha sido un proceso que ha durado un año, porque he ido estrenando cada mes una canción, así que lo he ido haciendo a fuego lento y he tenido el tiempo también para promocionar cada canción con tranquilidad.

¿Cuál ha sido la que mejor acogida está teniendo?
Sin duda, 'No más canciones tristes' con Laura Itandehui, que es una cantautora mexicana. Esta canción es un bolero y ella tiene un ángel y le aporta una dulzura, aunque la primera versión que grabé con un cantautor muy querido que se llama Alejo García, colombiano, también es fabulosa, pero es interesante compararlas.

¿Cómo de complicada fue la logística de ir congregando a todos esos artistas en el Estudi Rosazul?
Bueno, no todos pasaron por el Estudi Rosazul, sino que algunos grabaron en su lugar de origen. Por ejemplo, Esteban Monge grabó en San José, Costa Rica, Katie James, que es una cantautora irlandesa, con la que compartimos la ranchera 'Jamás me curaré', ella grabó también en su casa. Otros sí grabaron en mi estudio, algo que también sirve para que puedas compartir el proceso de grabación, que no es una cosa automática sino que lo tienes que construir. En este caso yo me ocupaba de la grabación y el artista de grabarlo.

A partir de una experiencia tan amplia como la que tienes, ¿cuál es la clave para no naufragar en la trayectoria musical?
Una buena pregunta. Creo que hace falta un espíritu rebelde, inconformista y luchador para seguir en esto. Naturalmente que ha habido momentos de altibajos, creo que los hay en cualquier carrera artística porque es todo tan incierto y tan montaña rusa que te cuestionas mucho las cosas. Tiene que ver también con el valor que se le da en tu entorno o en tu sociedad a lo que tú haces, escribir una letra, escribir una música, grabarla, compartirla, poner una entrada en un concierto... son cosas en las que realmente estás muy a flor de piel en todo momento, aunque tengas un gran éxito, que también es peligroso porque luego lo tienes que sostener y sabemos de los vaivenes de los gustos del público. Así que es un acto de fe, diría, dedicarse a esto. Y yo tengo una teoría, que es mucho más arriesgado dedicarte a esto sabiendo las cosas que te aporta y aportas a otras personas que renunciar, así que hay mucho en juego siempre.

Como cantautor, y haciendo un paralelismo con el título del disco, no sé si alguna vez hay una tentación de dejarse llevar por ciertas modas, por olas pasajeras que quizás no llevan a ninguna isla paradisíaca.
La verdad es que no, porque si he hecho la vista atrás, me doy cuenta de que me ha costado mucho encontrar mi propia voz, cuando tenía 20 años, tocaba en bandas de pop rock, componía, grababa discos... de hecho, te diría que mis primeros tres discos como artista independiente no me gustan, entre otras cosas porque no dominaba el trabajo en estudio, las herramientas, no sabía muy bien qué es lo que quería, qué es lo que buscaba, y esto, a base de grabar y grabar y de escucharte, vas encontrando tu propia voz y me voy encontrando más cómodo. Es un camino de exploración, de autoexploración y de investigación también, sobre la personalidad de uno mismo, las cosas que escribes, las cosas que sientes.

¿Es el mar una fuente de inspiración para ti?
Sí, claro. No recuerdo el porcentaje, pero creo que tres quintas partes del planeta están compuestas por agua. El agua está asociada a las emociones, a los sentimientos, y para mí las olas conectan los territorios, conectan las playas y los países, y siempre están en movimiento, siempre son diferentes, se van regenerando. Especialmente en este disco, hay muchos países diferentes, gente de Panamá, de México, de Colombia, de Costa Rica, de España, de Brasil... siempre me gusta mucho esa diversidad, esa sensación de que somos un solo mundo, me fascina, me siento muy en mi salsa en ese entorno internacional.

¿Ha habido en algún momento sequía, es decir, cómo convives con esos momentos en los que hay menos creatividad?
Son épocas. Realmente valoro muchísimo el tener la tranquilidad y el espacio para poder crear, yo tengo una rutina muy básica, que es ponerme a escribir por la mañana, cada día, aunque lo que escriba sea un bodrio, pero esa continuidad de varios días, al final, hace que salgan cosas interesantes. La lucha es por encontrar ese espacio aparentemente no productivo, porque en realidad vas a crear sin saber hacia dónde vas. Es fundamental que las musas te pillen trabajando para escucharte y saber qué es lo que sientes, llevar al papel todo eso que está dando vueltas, esas notitas que vas tomando en el móvil y esas cosas que no tienen forma ni nombre todavía, pero en el momento que te pones a escribir, empiezan a salir.

Antes de que saliera a la venta el disco, Rolling Stone, una publicación de referencia, ya hacía una especie de reseña. ¿Alguna vez has sentido el peso de las expectativas?
Inevitablemente, hay algunos picos en los cuales tú dices "uy, esto es un medio que hace una reseña y encima buena". Pero luego, al final, te das cuenta de que cada entrevista y cada concierto son tan importantes unos como otros, así que voy viviendo de los momentos y siguiendo mi camino.

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