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REPORTAJE: ENSAYO DE 'SALTIMBANCO'

El Circo del Sol, una nación familiar que fantasea con los límites de la imaginación

El 'Cirque du Soleil' (Circo del Sol) ha vuelto a pasar por Madrid con 'Saltimbanco', el primer espectáculo que le dio una fama internacional cuando transcurría la primera mitad de los 90. La compañía artística, que ha convertido el circo en un entrentenimiento moderno, enseña con satisfacción su filosofía, las claves de un éxito multicultural y minucioso.

Archivado en: Circo del Sol, Cirque du Soleil, Madrid, Saltimbanco, Martín Pons, Bruce Mather

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Un ensayo del espectáculo.

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gentedigital.es/Marcos Blanco
11/10/2010 - 13:52

De fondo, música discotequera. En el centro de la pista, un grupo de 'gusanos multicolores' ensaya sobre las barras chinas antes la observación expectante de periodistas, fotógrafos y cámaras. Lo hacen con una parsimonia enfermiza. Analizan cada detalle, se corrigen y vuelven a su sitio. Trepan. Estiran. Concentrados. Tranquilos. Este grupo de acróbatas forman parte del 'Cirque du Soleil' (Circo del Sol) y ensayan un número de 'Saltimbanco', el espectáculo más trascendente de la compañía canadiense de entretenimiento, una referencia mundial en artes circenses. Lo hacen en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, una de las paradas de su gira europea durante los últimos meses del presente año.

A principios de la década de los 80, un grupo de artistas callejeros, subidos en zancos, hacían malabares, bailaban y esculpían juego en Baie-Saint-Paul, una localidad cercana a Québec (Canadá). El grupo teatral se hacía llamar 'Los zancudos' y había sido fundado por Gilles Ste-Croix. Pasaron a llamarse 'El grupo de los tacones altos' y organizaron en 1982 un evento cultural para alegrar las calles del pueblo durante unos días. La exitosa inicativa se repitió durante los dos años posteriores. Entonces, Guy Laliberté, fundador del 'Cirque du Soleil', encontró una oportunidad perfecta para crear un circo en Québec y llevarlo por todo el mundo: la necesidad gubernamental de un espectáculo para conmemorar el 450 aniversario del descubrimiento de Canadá. Así nació un proyecto artístico, que ha sido apreciado en sus diferentes espectáculos por más de 100 millones de espectadores a nivel mundial. "Era una piña de amigos que hacían malabarismos andando, en zancos o soplando fuego por las calles de Montreal hace más de 25 años. Querían conseguir algo diferente, sorprendente, alegre. El Circo del Sol significa fantasía, imaginación y, sobre todo, pasión por lo que uno hace. Creo que lo hemos logrado", apunta Bruce Mather, canadiense de 50 años y director artístico de 'Saltimbanco' desde el pasado mes de enero.

El Circo de Sol va a representar 20 espectáculos de forma simultánea por todo el mundo durante este 2009. La grandiosidad del proyecto se ejemplifica con más de 4.000 empleados, representando a más de 40 nacionalidades. La mitad se encuentra en el cuarto general de Montreal y la cuarta parte son artistas, envueltos entre al menos 100 profesiones diferentes. He aquí la grandiosidad del proyecto, cuya filosofía manifiesta un control absoluto y personalizado por cada detalle artístico, bien sea una máscara o el equipo individual de maquillaje. "Hay un estándar de trabajo muy bueno para los artistas. Es un crecimiento para nuestra carrera venir a trabajar a una empresa donde nada está en manos del azar. Es un lujo llegar aquí. Luego, cuando uno está dentro, se da cuenta que no es tan lejano y que es una familia, porque tus compañeros no son dioses, sino pares tuyos que han nacido en otra parte del planeta", explica Martín Pons, actor argentino de 39 años y encargado de dar vida a El Soñador en  'Saltimbanco'.

ORGANIZACIÓN MINUCIOSA Y PERSONALIZADA

Lo hace durante una visita al 'backstage' del espectáculo, un paseo interminable con todo tipo de estancias. Por ejemplo, un enorme gimnasio para la preparación de los acróbatas, dispuesto siempre del mismo modo para facilitar las cosas. Dos fisioterapeutas y una especialista en pilates les acompañan durante esta estancia en Madrid como parte del 'staff', alrededor de 100 personas. Una pieza suiza de relojería. Bajo los focos, medio centenar de artistas procedentes de 21 nacionalidades. Pons lleva casi dos años en el Circo del Sol con 'Saltimbanco'. "Ellos hacen castings por todo el mundo. Se acercaron a Buenos Aires, hice la prueba dos veces, en una de ellas me dijeron que daba el perfil de este carácter. Buscaban actores, clowns, etc. Tuve que esperar a que el actor que hacía de Soñador cambiase de espectáculo y después llegué hasta aquí", recuerda el actor argentino, que ha trabajado durante 11 años en uno de los parques de entretenimiento más grandes de Sudamérica. "Allí trabajé para grandes audiencias, espectáculos para niños, musicales y creo que venía bastante entrenado, con el oficio a mis espaldas", recuerda.

Martin enseña un armario repleto de máscaras, con su nombre y una ubicación meticulosa. Más de 2.000 piezas de vestuario, con varios juegos diferentes en cada caso, dan forma al circo organizativo. La central se encarga de los diseños textiles. Cada uno posee su espejo, clasificado en un gigantesco baúl. Y debe maquillarse personalmente, labor que supone entre 60 a 90 minutos. Para ello, reciben un curso especial. Una mujer de Las Vegas pinta cada día los más de 200 zapatos utilizados durante cada función. Seriedad y sentido del humor conviven durante la actividad incesante del personal, envuelto en un horario que deben seguir a rajatabla.

DE LA IMAGINACIÓN A LA LOCURA

"Saltimbanco ha sido el primer espectáculo que ha tenido éxito con el Circo del Sol por todo el mundo, el que ha roto fronteras y ha puesto a la compañía en el mapa. Habla de artistas de la calle en la ciudad, con su multiculturalidad y trata la evolución de la persona. Uno es tímido al principio en la ciudad. No sabe reaccionar. Venimos de nuestras vidas de afuera, pero de repente entras en la ciudad y hay muchas cosas diferentes. Puedes encerrarte dentro de tu piso o empezar a vivir, a sentir, a probar cosas nuevas. Es un poco esto: romper con la rutina. Al final, te haces mejor persona", reflexiona Bruce Mather, quien lleva dos años trabajando con la compañía canadiense, sobre el significado de 'Saltimbanco', cuyo estreno se remonta al 23 de abril de 1992. La representación de la multiculturalidad comienza entre bambalinas. "Casualmente, detrás del escenario lo somos, porque compartimos mesa en el catering con diferentes comunidades: la latina, la rusa, norteamericanos, canadienses, mongoles, etc. ¡De todos lados! Entonces, uno comparte la experiencia de su vida con gente distinta. Es muy enriquecedor", reconoce. Esta posibilidad y la de conocer diferentes partes del mundo contrarrestan determinados sacrificios como estar mucho tiempo lejos de la familia, de casa.

Aunque la tecnología se haya puesto de manifiesto cada vez más en el espectáculo, 'Saltimbanco' transmite los orígenes del Circo de Sol mediante la energía ofrecida por el trabajo actoral y la pureza de los acróbatas. El sello y la estampa inicial que el globo terráqueo tuvo de la compañía se presenta cada noche con una combinación de artes (acrobacias, clown, diversos registros interpretativos, música en directo) en este cuento urbano que habla un idioma inventado para la ocasión. "Los acróbatas también son payasos en el espectáculo. Normalmente, han pasado su infancia en los deportes, en el gimnasio, etc. La competición no permite emoción. Aquí, cogemos a estos chicos, los pintamos, los ponemos delante de 4.000 personas y tienen que ser extrovertidos, locos, payasos. Es un proceso largo, pero ellos son el motor, la potencia del espectáculo, los personajes que crean en el escenario. La transformación de emociones desde el principio hasta el final es muy fuerte. ¡Son una pandilla de locos!", afirma Mather entre risas.

Al principio, los vídeos instruyen a cada artista del Circo del Sol en el espectáculo para el que han sido elegidos y diversos entrenamientos en Montreal moldean al personaje para el objetivo final: el directo ante el público. Cuando la actuación adquiere el punto exacto de cocción, de madurez, surge la magia. "Los espectadores se ríen como locos, a carcajadas. Y hay un sonido que me encanta. Cuando en uno de esos saltos, la respiración de una persona se corta. Esto multiplicado por cuatro mil es alucinante. Te pone los pelos de punta", matiza el director artístico de 'Saltimbanco'. Mather fantasea. "Saltimbanco es el origen, pero otros espectáculos han ido muy lejos. Hay uno en Las Vegas ('O') que utiliza como escenario una piscina. Es una mezcla de agua, fuego, etc. Parece una locura de Dalí, un cuadro que ha cogido vida. Una locura. Jamás podría imaginar que alguien hubiese hecho una cosa así en el teatro. Parece más propio de una película con efectos especiales. Y el año que viene mezclaremos lo que hacemos con la música de Michael Jackson. ¡Esto va a ser un cóctel explosivo!". Ni él mismo se lo cree.

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