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Sarria: "La inspiración llega pocas veces, hay que invocarla"

El artista malagueño presenta su segundo álbum en solitario, ‘El mundo es cruel (pero creo en él)', cuya puesta de largo tendrá lugar el domingo 14 de abril en la madrileña Sala El Sol, dentro del ciclo Sound Isidro.

Archivado en: entrevistas, cultura, música, Sarria

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Portada de uno de los singles de Sarria

Portada de uno de los singles de Sarria

"Mi primer disco consumió mi energía y mis recursos, hasta vendí mi coche"

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F. Q. Soriano
05/4/2024 - 00:44

Aunque aún no ha cumplido los 30, Nacho Sarria ya puede contar numerosas batallas relacionadas con su trayectoria musical, primero formando parte de diferentes bandas y ahora en solitario. El capítulo más reciente viene escrito a colación de ‘El mundo es cruel (pero creo en él)', su segundo LP bajo el nombre de Sarria. Hablamos con el artista malagueño de este nuevo LP.

Ahora que el nuevo disco, 'El mundo es cruel (pero creo en él)', ya es una realidad, ¿qué sensaciones tienes?
Las sensaciones son buenas, por fin ha llegado el premio a tanto trabajo. La noche anterior al lanzamiento me costó dormir de la emoción de tirarte tanto tiempo peleando por algo y trabajando en ello, hacer un disco conlleva una montaña rusa emocional, te enfrentas a inseguridades, el miedo de ver qué pasará, de repente te encanta el disco y al día siguiente te vienes abajo... Está siendo un momento muy bonito, estoy cumpliendo un sueño de vida, por fin cuento con un sello, con el apoyo de un equipo que me protege y que está haciendo posible que este segundo disco salga como yo creo que se merecía. También estoy muy contento porque la sensación que me llevo de la promoción que estamos haciendo es muy buena. Es satisfactorio quitarme el peso después de tanto trabajo y ver que está calando en la gente, que es lo más bonito para un músico.

En 2021 lanzabas tu primer álbum en solitario. Podemos hablar por tanto de un viaje de tres años. ¿Cuándo fue el momento en el que empezaste a dar forma a este nuevo disco?
Ha sido un proceso poco complicado para mí, porque al terminar el primer disco, al ser una autoproducción y un primer paso que di solo consumió gran parte de mi vida y de mis recursos, incluso vendí mi coche. Fue una apuesta fuerte que salió bien, pero que me desgastó mucho y me dejó sin energía. Ver el primer disco marchando fue un parto placentero, pero una vez que el álbum ya era una realidad me enfrentaba a un nuevo reto: conseguir un equipo para que el segundo disco saliera con más medios y dar un paso adelante en el proyecto. Había agotado mis posibilidades como artista independiente. Tenía claro que quería hacer un disco más colorido, quería experimentar con tipos de canciones que no me había atrevido en el primer disco. El proceso de composición ha sido muy artesano y con una rutina de trabajo muy estricta intentando encontrar las canciones que contaran esas historias que quería mostrar. Ha sido un proceso largo, con parones, de repente me quedaba en blanco y sentía que el disco no llegaba, pero ha sido muy satisfactorio porque he desbloqueado muchos sonidos y texturas nuevas, me he atrevido a hacer un tipo de canciones, antes no tuve esa valentía, y creo que hacen un disco muy completo. Me siento orgulloso por el trabajo y el esfuerzo de hacer un disco que no se envuelve todo en mismo mantra, cada canción es una especie de planeta independiente.

¿Hay una gran ruptura respecto al trabajo anterior?
Creo que la esencia del primer disco sigue en el proyecto, al final es el mismo narrador y la misma intención musical. Sí considero que los segundos discos son importantes porque son una declaración de intenciones en el sentido del camino que va a seguir un proyecto. El primer disco quizás tiene una envoltura más psicodélica, más setentera, más uniforme; quería tomarme este segundo álbum para abrir el abanico sonoro del proyecto y demostrar que es un proyecto de rock pero que suena personal en el bolero o en la música de baile. Me parecía importante darme esa libertad estilística, sobre todo de cara a siguientes discos, asentar una base para que la gente que siga el proyecto, cuando llegue otro disco, tenga la inquietud de ver con qué sorprenderé.

El primer adelanto fue 'Flor'. ¿Tenías claro que esa iba a ser la carta de presentación?Realmente no. Soy muy malo eligiendo singles, normalmente las que escojo son las que el sello no ve como tal, me gustan mucho los medios tiempos, las canciones donde prima la letra sobre la música. El sello lo vio claro. 'Flor' es una canción que llevamos tocando desde el inicio de la banda, la compuse justo después de publicar el primer disco y es familiar para el público que nos conoce, además, nos hace sentir cómodos porque lo tenemos muy interiorizado, tiene un sonido muy propio para ir avisando de qué tipo de disco se venía. 'Flor' es un tema muy diferente a lo que se venía escuchando, así que me parecía una buena punta de lanza, preparaba el terreno para lo que venía después.

Hablando de la letra, ¿ha habido alguna flor que te haya salvado la vida?
La música me ha salvado la vida desde siempre, ha sido mi compañera y mi amiga desde los 8 o los 9 años. La analogía de la letra también me sirve para contar que la música también me ha llevado a situaciones complicadas, a periodos de frustración, es un camino muy sacrificado porque uno vive de sueños, que es muy bonito en el papel, pero en la vida diaria, cuando uno tiene que pagar facturas y mantenerse vivo es muy difícil. Con esta canción quería mostrar que hay ciertas cosas, en mi caso es la música pero puede ser cualquier otra cosa, que te pueden rescatar de un mal momento pero que, si se desvirtúan, también te pueden devolver ahí con un peso incluso mayor. Hay que tener cuidado con las cosas que te salvan, también te pueden perder.

No has cumplido aún los 30, pero ya en la letra del primer corte se ve un poso de madurez al hablar de la vida. ¿Consideras que vas por delante de lo que marca tu DNI?
Me ha pasado que desde pequeño siempre he sido el niño en todos los grupos, he convivido con gente que incluso me sacaba 20 años, he tenido la oportunidad de aprender en lo musical y en lo personal de aprender de sus aciertos y errores. Mi madre siempre dice que le da mucha pena que he tenido una juventud muy poco joven: con 20 años me fui de casa y me tiré cinco años girando con gente mucho más mayor. A raíz de la música igual se ha forzado esa madurez de la que hablas, igual no me ha quedado otra salida, tenía que defenderme en el mismo lenguaje que lo hacían mis compañeros, ha sido una experiencia aceleradora. Quizás me he perdido parte de esa juventud, pero también he cogido una perspectiva que me ha venido muy bien para este proyecto, me ha dado una gran base para hacer esto con pies de plomo y dar los pasos con el mayor cuidado posible.

Antes hablabas de esa identidad propia que tienen las canciones del disco. Quizás una de las más peculiares es 'Rosas negras'. ¿Te ha dado muchos quebraderos de cabeza?
Para mí era indiscutible que tenía que estar en el disco, de hecho yo la hubiera sacado como single, aunque entiendo que no es una canción para ello. Para mí es uno de los temas más especiales del disco, ha sido un reto, enamorarme del bolero y encontrar mi voz dentro de este género que no tengo interiorizado. Ha sido un tema que me ha llevado dos años terminarlo, he hecho muchas maquetas, lo he dado muchas formas distintas hasta dar en la que me sentía más cómodo e identificado. Creo que es una de las perlas del álbum, lo enriquece y abre un camino muy interesante a nivel de composición. El bolero tiene una forma y un peso que para ciertas temáticas es la envoltura perfecta.

Cierras el disco con el tema homónimo, 'El mundo es cruel (pero creo en él)'. ¿Querías dejar una lectura optimista?
Sí. Todo el disco tiene esa dualidad de aceptar los problemas y la vida como es, de perder la inocencia de los primeros años adultos a los que llegas con una visión muy idealista del mundo. Me parecía el cierre adecuado para el disco, creo que resume muy bien el espíritu del resto de canciones, deja un buen sabor de boca, dentro de lo realista que es abre una ventana muy esperanzadora.

En un momento de la entrevista has hablado de dedicar muchas horas al día a esta labor artística. Esto desmitifica aquello de las musas y la inspiración.
El primer disco lo compuse con el otro método, el de esperar a que las canciones lleguen, no tenía prisa por terminarlo, no tenía una hoja de ruta, pero ahora sí tenía cierta presión por dar continuidad al proyecto. Está muy bien cuando la inspiración llega y te pilla por sorpresa, pero creo que hay que tener el músculo entrenado. No te voy a mentir, la mayoría de las jornadas no sirven prácticamente para nada, das con ideas que quizás no te terminan de convencer, pero me parece importante mantenerme estimulado y con la mente puesta en las canciones. He vivido unos meses muy encerrado en eso, de salir a la calle y no desconectar. Ha sido una forma buena de esperar a las musas con el cuerpo ya preparado para desarrollar las canciones. La inspiración es muy bonita, pero llega pocas veces, hay que buscarla e invocarla.

Este bagaje que vas acumulando, ¿te permite lidiar mejor con las crisis de creatividad?
Ya uno coge perspectiva y no dramatiza tanto esas crisis. Cuando te has visto varias veces en esos bloqueos aprendes a no darlo tanta importancia y a integrarlo como parte del proceso, soy un tío un poco dramático y tengo la sensación, cuando estoy frente a un folio en blanco, de que no voy a volver a escribir jamás una canción. Poco a poco, aunque evidentemente me frustran esos momentos de sequía, me lo tomo con mejor filosofía. Hay veces que es necesario reposar, cuando las rutinas no funcionan te acaban salvando las musas y viceversa.

La atmósfera que has creado en el disco, ¿dónde crees que se transmite mejor, en la intimidad de una sala o en un recinto más grande?
El disco tiene canciones para las dos ocasiones. Me gusta mucho tocar en salas, el contacto con el público, estar cerca de la gente y respirar el mismo aire. En esos conciertos haremos un repertorio más variado, en los festivales lo adaptaremos a un show más corto, más de impacto. Me apetecen las dos vertientes, cada una tiene su lado bueno, la emoción que se vive en un escenario grande es especial, pero también las salas tienen una humanidad más auténtica.

Una vez que ya el disco es una realidad, ¿cómo vives el impasse entre que el álbum ya está grabado y llega al público?
Han sido unas semanas de dormir mal y comer poco, de nervios. Aunque uno esté muy seguro del trabajo, estoy muy en paz conmigo mismo, creo que he dado lo mejor de mí, pero cuando llega a la gente es cuando un disco cobra vida y se convierte en un compañero del día a día. Cuando haces música necesitas que la gente conecte contigo para que el proyecto ande. La respuesta de la gente y de los medios está siendo muy positiva, me quito un peso de encima, me siento relajado y orgulloso de lo que hemos hecho. Tengo ganas de celebrarlo, disfrutarlo y tocarlo en directo, que es el gran premio para nosotros.

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