La autora burgalesa publica su primera novela, ‘Cuando volvamos a vernos' (Planeta), una oda a la esperanza y el optimismo ambientada en París y Londres.
Archivado en: entrevistas, cultura, literatura, Isabel Arias
F. Quirós
01/3/2024 - 00:49
Los libros y la literatura pueden ser una fuente de conocimiento o, simplemente, una vía para el mero entretenimiento. A estos fines une Isabel Arias uno más: "Los libros me han parecido siempre una forma de viajar desde el sofá de casa como ninguna otra". La autora burgalesa anima a los lectores a sacar un billete para dos de las ciudades europeas más fascinantes, Londres y París, de la mano de su primera novela, ‘Cuando volvamos a vernos' (editorial Planeta). En ella cuenta la historia de Isabelle, una mujer enamorada de ambas ciudades y que es una apasionada de las librerías.
Una novela ambientada entre París y Londres, dos ciudades que conoces bien, una protagonista que tiene muchas ganas de escribir su primera novela, que ama las librerías como tú... Da la sensación de que hay mucho poso de todo lo que has vivido en este libro.
Sí. Es una novela de ficción, la historia no es real, pero la protagonista sin duda tiene mucho de mí. Las dos hemos atravesado momentos duros en nuestra vida y hemos conseguido rehacerlas. Es un poco lo que he intentado hacer en esta novela, transmitir el espíritu de los nuevos comienzos.
¿Qué licencias te has dado en la Isabelle protagonista respecto a la Isabel autora para construir este personaje?
Partiendo del mismo origen, yo también perdí a mi marido, fue en 2020, cuando nos acababan de confinar, luego cada una hemos ido por nuestro lado. Yo no me he trasladado a París, tristemente, ni trabajo en una librería. Ella vive una historia apasionante que no me importaría, en absoluto, vivir.
¿Qué ha sido lo más complicado en el proceso de crear tu primera novela?
Tengo que decir que ha sido muy fácil. Tenía la historia en la cabeza, escribirla fue muy sencillo. El proceso de trabajar con Planeta ha sido muy fácil, la labor con mi editor ha sido maravillosa. Quizá al principio lo que más me costó, que es algo que he aprendido del mundo editorial, es que desde que escribes la palabra fin en tu novela hasta que lo ves en las librerías el proceso es muy largo. Por eso, cuando me dijeron que se lanzaría a comienzos de 2024 y estábamos antes del verano de 2023 pensaba que se me iba a hacer eterno, pero no ha sido así.
¿Cuándo comenzó este camino?
Había ido apuntando ideas, incluso escribí algún capítulo anteriormente pero se quedó en un cajón. Empezar como tal sucedió tras el verano de 2022, y la terminé el 26 de febrero de 2023, o sea que realmente el proceso de escritura no fue tan largo.
¿Ha tenido un punto terapéutico escribir esta novela?
Puede ser que sí. Siempre he sido una persona muy optimista y he creído en la posibilidad de volver a empezar después de haber recibido palos duros en la vida. Sin embargo, cuando uno teclea y escribe todas esas vivencias, lo acaba creyendo más. A mí misma me ha ayudado, y espero que ayude a otras personas a ver la vida con más ilusión.
París es una ciudad muy presente en el libro. ¿Qué tiene esta ciudad para que siga inspirando a diferentes facetas artísticas?
Como dijo Enrique Vila-Matas, París no se acaba nunca. Es el epicentro del mundo de la cultura, de las artes, de la Historia también, es una ciudad infinita. He viajado allí más de 30 veces y aún sigo descubriendo rincones nuevos. Creo que eso atrapa y engancha, siempre quieres volver y descubrir más.
París, Londres, ciertos conflictos sentimentales... Parece un universo muy propio de Woody Allen.
Me gusta mucho su cinematografía, me encantan sus películas y esa forma irónica que tiene de ver la vida. Su sentido del humor es maravilloso. Soy muy admiradora, y sí, podría tener elementos en común con esta novela.
Isabelle, la protagonista, está rondando los 40 años, una edad proclive para crisis existenciales. ¿Era un elemento esencial a la hora de construir el personaje?
Quería construir un personaje no adolescente, en una edad en la que, efectivamente, mucha gente atraviesa crisis existenciales. Me parecía importante situar a la protagonista en esa edad para demostrar que da igual, siempre se puede ver como un nuevo comienzo, siempre se puede empezar de nuevo.
¿Qué diferencias hay, desde el prisma de una escritora, a la hora de abordar una relación amorosa entre una persona joven y otra más madura?
Cuando tienes 20 años no te importa tener una relación que no sabes si va a algún sitio concreto, solo te preocupa estar bien, disfrutar, estar a gusto. Cuando tienes ya más años te lo tomas de otra manera, la parte de perder del tiempo la dejas a un lado, a base de experiencia tienes las cosas más claras, qué quieres y qué no. Eso nos da un punto de seguridad y confianza. También es cierto, sin desvelar nada del libro, que luego te puedes encontrar conflictos que no contemplabas.
Isabelle atraviesa una etapa dura por la muerte de su marido, pero descubre algo de él inesperado. ¿Crees que eso le ayuda a superar más rápido el duelo?
Probablemente. Creo que le ayuda cómo lo afronta, cuando uno descubre de una persona cosas que desconocía hay distintas modos de afrontarlo, incluidos el enfado, el rencor, el odio o el perdón. La vía que ella elige le permite pasar página y empezar de nuevo.
La historia de la protagonista atraviesa momentos oscuros para llegar a otros más optimistas. ¿Era necesario arrancar desde ahí para dejar un final más luminoso?
Considero que sí, era importante ver dónde ha podido llegar la protagonista viniendo desde ese punto. La trayectoria de una vida durísima, en un mundo gris, nos muestra la evolución de un personaje que se echa la manta a la cabeza y empieza de cero.
Segundas oportunidades, optimismo... ¿Es el poso que te gustaría dejar en el lector?
Sí, totalmente. Me gustaría que, cuando la gente cierre el libro, piense, independientemente de la situación que esté o de los momentos duros que haya pasado, que es posible volver a sonreír.
Isabelle se va topando con diferentes hombres a lo largo de la novela. ¿Has querido simbolizar cosas diferentes con cada uno de ellos?
Hay diversas historias de amor en la novela. Para mí es importante porque, a pesar de que mis padres llevan casados toda la vida, nunca he creído en el amor eterno, mis relaciones no han sido muy largas. Creo que era importante dejar entrever que hay diferentes formas de ver las relaciones y el amor, que a veces estás muy enamorado de una persona pero se cruza en tu camino otra, y eso es algo involuntario, nos puede pasar a cualquiera. No hay una forma única de ver el amor.
Ahora que ya se ha cumplido el sueño de publicar tu primera novela, ¿qué sensaciones tienes?
Todavía no me lo creo. Cuando una cumple un sueño que tiene desde niña y como no cumplimos sueños todos los días, desafortunada y afortunadamente, porque si no no lo valoraríamos tanto, es fascinante. El día que salió a la venta me desperté muy temprano por los nervios, y eso que no soy de madrugar. Es una sensación maravillosa, indescriptible.
¿Tenías algún/a autor/a predilecto/a?
Me gusta mucho la literatura francesa. Agnès Martin-Lugand es una escritora que me encanta, David Foenkinos... literatura francesa contemporánea. Sobre autores españoles me gusta mucho Máximo Huerta, que es amigo mío y al que admiro muchísimo como escritor; Marta Rivera de la Cruz, que ahora está en política pero ha escrito unas novelas maravillosas. Tenemos grandes escritores en España.
Aunque no pensaras en ello inicialmente, ¿te gustaría que esta novela fuera una adaptación audiovisual?
Sí. Ahora se ha puesto de moda y casi todo el mundo lo tiene en mente. Es una historia muy 'llevable' a la pequeña o gran pantalla, tiene mucho encanto, sobre todo por los escenarios. Sería un sueño.
Parafraseando al título del libro, cuando volvamos a vernos, ¿qué pasos te gustaría haber dado dentro del mundo de la literatura?
Continuar escribiendo. Ese es el sueño de todo autor. Es verdad que es un trabajo muy solitario, cuando estás escribiendo nadie te da ese 'feedback' permanente, no sabes si vas por el buen camino, así que es muy gratificante cuando lo entregas y a la gente le gusta. El proceso me gusta mucho, se me pasan volando las horas cuando me siento a escribir, lo disfruto muchísimo.
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