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David Lorente: "Mi trabajo de actor es una labor de camuflaje"

El actor madrileño protagoniza junto a Malena Alterio ‘Los amigos de ellos dos', una obra dirigida por Daniel Veronese. El texto llega ahora a Pinto (viernes 2), Fuenlabrada (sábado 3) y San Fernando (domingo 4).

Archivado en: entrevistas, cultura, teatro, David Lorente

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"Malena Alterio es una gran actriz que te pide estar a la altura todo el rato"

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Francisco Quirós Soriano
02/2/2024 - 00:17

Con una larga carrera de 30 años, David Lorente ha acumulado experiencia en todos los ámbitos del mundo de la interpretación, ya sea en cine ('El reino'), televisión ('4 estrellas') o teatro. Sobre las tablas representa a Nicolás en ‘Los amigos de ellos dos'.

Ya habéis arrancado la gira de 'Los amigos de ellos dos'. Aunque hayan sido pocas funciones, ¿qué respuesta os está llegando del público?
De momento las sensaciones no pueden ser mejores, estamos llenando allá donde vamos, lo que supone arrancar la gira en muy buenas condiciones. Está gustando mucho, la gente se lo pasa muy bien, se ríe mucho. Es una función que tiene su trasfondo y un mensaje ácido, sin más pretensiones. Por ejemplo, cuando salimos de representarla en Santander, coincidimos en un bar con mucho público que hacía hincapié en el hecho de que se habían reído con determinadas circunstancias.

Malena y tú encarnáis a Nicolás y Elisa, una pareja que espera a unos amigos que se retrasan. A partir de ahí, surgen reflexiones de lo más interesante. ¿Qué poso te dejó la primera vez que leíste el texto?
La primera reflexión fue qué suerte que me ha tocado este papel, y la segunda fue qué suerte que la que esté enfrente sea Malena Alterio. También me sentí afortunado porque la dirigiera Veronese. En cuanto al texto, para mí había dos sorpresas. Ya la primera lectura te deja en un sitio extraño, te preguntas qué les pasa a los dos protagonistas. Ellos están esperando a que lleguen dos amigos para cenar con los que quedan todos los jueves en un restaurante distinto, pero no aparecen. Algo pasa en esa relación, en ese matrimonio, hay una sensación claustrofóbica en la espera a los amigos, también un secreto que no se desvela. Mantiene la incógnita toda la función y permite que el aparato dramático creado por Veronese y Matías del Federico tenga mucho de teatro. Eso me encantó, me parece que es una función muy teatral en el mejor sentido de la palabra, es puro teatro, esa es la clave. Además, supone un ejercicio actoral muy exigente.

Sin grandes artificios en escena, el texto recae fundamentalmente en la labor que hacéis Malena y tú. ¿Fue fácil conectar con ella?
Con Malena es facilísimo trabajar, nos conocemos desde hace muchos años, nunca habíamos trabajado juntos. Me quedo corto con todo lo que diga, es cierto, no es hablar por hablar, Malena es muy buena actriz, no tiene fondo, y para mí, que estoy enfrente, tiene un valor grandísimo, no se puede pedir más, es una actriz que te pide estar a la altura todo el rato. Además, lo hace desde un sitio muy tranquilo, muy relajado y siempre muy interesante. Luego la dirección de Veronese también ha ido ese mismo sentido. Por tanto, los ensayos han sido casi científicos, de ver cómo queda la función pintada por nosotros dos, ya que Veronese la estrenó hace tres años en Argentina y el propio Veronese no paraba de decirnos la gran diferencia que notaba con el paso de los días respecto a aquel montaje. Realmente es una función de personajes y de actores, y ahí la diferencia entre unos y otros hace que la obra vaya hacia a un lado u otro. Tampoco se puede olvidar el gran trabajo de Elisa Sanz (escenografía) y Pedro Yagüe (luces). El producto final es muy sencillo pero con mucho teatro metido en la venas.

¿Has tenido la posibilidad de ver alguno de esos montajes en Argentina?
No, no. No hay grabación o el director nos la oculta (entre risas). Solo hay un pequeño tráiler de la función, pero ni se les oye a los actores.

A la hora de meterte en la piel de Nicolás, ¿cuál ha sido el mayor desafío?
Lo más complejo, y en ello estoy todavía, es entender a este personaje; si lo hago, lo puedo poner en su sitio. Entender qué le pasa, cómo lo afronta, cómo lleva ese secreto que guarda el matrimonio... eso es lo que más me ha costado, lo que más exige sobre el escenario, si me desvío de lo que el personaje quiere la función se va por otros derroteros que no muestran todo lo que hay. Otra sorpresa que me llevé al leer la función es que, al ponerla delante del público, la obra no suena tan triste, la gente se ríe muchísimo, y eso no quiere decir que el público sea cruel, todo lo contrario, el público siempre es muy sabio y entiende que el mensaje viene con humor, si no sería muy pesado.

Aunque mucha gente te asocia a producciones en la pequeña y en la gran pantalla, tienes una gran trayectoria en teatro. ¿Qué pros y contras hay a la hora de salir de gira con una obra?
La primera contra que me viene es la dificultad para hacerlo. Desde enero tengo una producción que hemos hecho entre tres socios con textos de Sinisterra, estuvimos varias semanas en Madrid y Barcelona y funcionó muy bien, pero no ha habido forma de sacarlo de gira. Ahora mismo está el teatro bastante complicado para vivir de él, está muy complicado entrar en Madrid o en Barcelona, que son las grandes plazas para poder hacer temporada, y en general las giras son muy cortas y muy pobres. Digo con mucha alegría que somos una excepción: tenemos una gira extraordinaria hasta diciembre de este año, solo recuerdo algo similar cuando hice 'El verdugo' con Echanove, que estuvimos dos años de gira. Ya desde la crisis anterior y especialmente tras la pandemia el teatro está herido, cuesta mucho vivir de ello. Todo está monopolizado por tres o cuatro distribuidoras y productoras que están haciendo, a veces, juego sucio con los montajes.

A la hora de buscar puntos concretos, referencias en el escenario, ¿cómo afecta al trabajo actoral el hecho de ir cambiando de teatros durante una gira?
Para mí afecta para bien, sin duda. En el teatro se acusa más el cambio de dimensiones del escenario, especialmente en el inicio de la gira, luego ya empiezas a instalar un modo similar de afrontar la función. Pero, aun así, el teatro es un hecho absolutamente vivo, un aquí y ahora por vez única y eso se acusa mucho. No es lo mismo tener un aforo de mil personas que de 300, aunque llenen los teatros, se nota una vibración distinta. También hay otro aspecto, el de la tipología de públicos. El otro día, nada más llegar a Avilés, el director del teatro, que tiene mucha experiencia, nos avisó que el público de allí es más bien serio, pero se lanzaron a reír desde el minuto uno.

La obra está dirigida por Daniel Veronese, quien tiene una excelente reputación. ¿Cómo es el trabajo con él?
Pasados unos 20 días del último ensayo, te digo que es un antes y un después en mi carrera. Me he encontrado a un director que me ha renovado en varios sentidos, en las ganas de seguir trabajando, sobre el concepto de interpretación y teatro... Para mí ha sido una revolución. Veronese es un hombre muy sabio sobre lo que hay que hacer en el escenario y de cómo plantear un proceso de ensayos, es una maravilla trabajar con él porque en ningún momento hay nervios, de enfados o de malos humores que no ayudan nunca en nada a hacer mejor las cosas, y eso en este país todavía hay demasiada inclinación por parte de directores y directoras a creer que la neurosis, el enfado o la antipatía generan buenas funciones, a ver si se destierra eso de una vez. El mal genio no ayuda en nada, y este hombre es una clara demostración de que con buen humor, ternura, cuidado y mimo se puede hacer mucho mejor una obra de teatro.

Hablando de teatro, has trabajado en musicales y en obras clásicas, ¿en qué obras te sientes más cómodo?
En las que son buenas. He hecho solo un musical, 'Billy Elliot', y dos zarzuelas en las que también cantaba, pero tengo debilidad por el género musical, me gustaría trabajar más, me parece que es el pack completo de la puesta en escena. Pasa lo mismo cuando nos plantean la disyuntiva entre cine o teatro, la respuesta siempre es que sea bueno, he hecho bodrios enormes en teatro, es muy duro notar que el público percibe a los cinco minutos que la obra es un rollazo. Me importa mucho que la historia que contemos sea interesante, el formato me da un poco más igual.

Sobre otras experiencias profesionales, si te digo el nombre de Rodrigo Sorogoyen, ¿qué es lo primero que te viene a la cabeza?
Exigencia máxima. Sorogoyen es un animal del cine o la televisión, de lo que le toque, es una barbaridad, exige mucho pero para nada cruel, es un director muy listo que ve perfectamente por dónde le puedes ayudar a lo que quiere contar, y lo que no le vale, ambas cosas. No para hasta que lo consigue. El casting más largo que he hecho en mi vida fue con Sorogoyen, duró unas tres horas y te juro que por única vez en mi vida estuve a punto de tirar la toalla.

En 2023 recibiste un Premio Feroz como mejor actor de reparto por tu trabajo en 'No me gusta conducir'. ¿Ayudan estos reconocimientos a la hora de tener nuevas oportunidades o la gente de la industria valora el talento por encima de los premios?
Creo que me ayudó bastante, no soy un actor demasiado conocido, me cuesta mucho reconocerme y ver que tengo un bagaje, sinceramente, llevo treinta años en esto pero siento que no he hecho nada, en la vida en general. Es curioso porque el trabajo de 'No me gusta conducir' no fue muy visto a nivel de espectadores porque las plataformas no tienen esa divulgación, en contraposición a '4 estrellas' que sí me ha llevado a que la gente me pare por la calle. 'No me gusta conducir' es una serie que dentro de la profesión ha sido muy valorada. Si cuadro fechas, creo que voy a participar en la próxima película de Amenábar, y el otro día, en una reunión, este director me dijo que me había llamado precisamente por el papel en esa serie. Sí que me ha servido para ubicarme más a nivel profesional.

Precisamente a raíz de tu papel en esa serie se publicó una entrevista en el que te definían como "el secundario orgulloso". ¿Te molesta esta acepción?
No, me siento muy cómodo, soy un gregario que me gusta mucho trabajar integrado en un equipo, me siento más cómodo de segundo de a bordo que de primero, es algo que me tengo que mirar. Evidentemente cualquier actor que se precie quiere hacer papeles protagonistas, pero considero que hay más personajes secundarios interesantes que protagonistas, siempre me he sentido más atraído, como espectador, por actores y actrices que llevan toda la vida. En general creo que eso permite más juego actoral, más cambio, me gusta desaparecer detrás del personaje, mi trabajo me lo tomo como una labor de camuflaje, meterme en el vestido del personaje y que no se me vea, esa sería mi fantasía. En teatro muchas veces se valora más al actor, el nombre que va en cabeza de cartel, pero eso a mí en no me gusta.

Un mensaje para los espectadores potenciales de 'Los amigos de ellos dos'.
El mensaje más claro es que, si les gusta el teatro no se lo pueden perder, es puro teatro lo que hacemos, es un ejercicio en el que el público se lo pasa muy bien. Tiene todos los mimbres: es interesante el trabajo actoral que hacemos, el público se divierte y que el gran entendimiento que tiene Veronese se deja notar en la puesta en escena. Para colmo, el espectador no solo sale con la certeza de haberse divertido sino con ciertas preguntas sobre las relaciones de pareja y de uno mismo con las relaciones sociales que te rodean.

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