Gente digital

Con un largo puente a la vuelta de la esquina, la de este 1 de diciembre es una fecha marcada en rojo para las salas de cine. Por eso no es extraño que uno de los estrenos más sonados, ‘Ocho apellidos marroquís', llegue justo este viernes a la cartelera de nuestro país. En el reparto de esta comedia aparece Hamza Zaidi, un claro ejemplo de un actor que, lejos de esperar a que le llegaran las oportunidades, acabó buscándolas él mismo.

Este 1 de diciembre se estrena ‘Ocho apellidos marroquís'. ¿Cómo viviste el rodaje de esta película?
Fue muy bien. Me tocó grabar en San Vicente de la Barquera, que es donde está rodado el 80% de la película. El equipo fue muy guay, ya les conocía por haber trabajado juntos en otros proyectos, no hay ninguna queja, todo fue como esperábamos, así que con ganas de que se estrenen en los cines y a ver qué tal funciona.

Para alguien que parodiaba en redes las costumbre de ambos países, parecía que estaba escrito que formaras parte de esta película.
Sí, es una de las cosas curiosas. Si no estoy yo en esta película, quién iba a estar. Desde 2015 empecé a hacer vídeos comparando España y Marruecos y parodiándolo, también hablo sobre los estereotipos que se suelen dar para romper con ellos desde el humor. De hecho, me ofrecieron formar parte de esta película a través de una propuesta por correo electrónico, me contactaron por la dirección que aparece en mi perfil de Instagram, así que tenían visto mi perfil y sabían a qué me dedicaba. Pasé un par de castings y ahí acabé.

En agosto se estrenaba en Netflix otra película en la que trabajaste, ‘El club de los lectores criminales'. ¿Estás en un buen momento profesional?
Sí, la verdad es que no me quejo. El año pasado estaba muy contento, no paré, en marzo rodé 'El club de los lectores criminales', en mayo llegó 'Ocho apellidos marroquíes', después, a finales del año estuve en Colombia rodando otra película que se estrenará en breve, se llama 'La hierba del diablo'. A principios de este 2023 grabé 'Al otro barrio', una comedia de Mediaset con Quim Gutiérrez y Sara Sálamo. Justo después no me han vuelto a llamar para un casting. Lo hablaba con gente de mi círculo, ahora mismo no hay producciones donde busquen perfiles así, de gente racializada. Espero y deseo que algún día me llegué una propuesta de un perfil donde no haya ese cliché donde un marroquí haga lo típico. Paralelamente estamos trabajando en guiones con Cayetana Guillén-Cuervo y Ayoub El Hilali, tenemos un largometraje y un corto escritos, dentro de nada vamos a empezar a producir.

¿Cómo llevas esas fases donde hay menos trabajo y, por tanto, más incertidumbre?Empecé con 13 o 14 años en la serie 'El príncipe', fue ahí donde conocí a Ayoub y en el momento en el que tomé esto de forma más profesional. Estaban buscando personas de origen marroquí para hacer de gente ligada a la Yihad y eso me llevó a participar en 'El príncipe, 'La ignorancia de la sangre', 'Anclados', aunque en esta era más de gitanos, o 'Mar de plástico'. Estaban de moda las producciones sobre terrorismo islámico. Llegó un momento, más o menos en 2016, que ya no me llamaban, me sucedía más o menos como ahora, ahí fue cuando me metí en redes sociales. Me di cuenta de que me gustaba interpretar y podía enseñarle al mundo mis creaciones, a falta de trabajo me lo fui creando yo. Lo mismo hago ahora. Sigo con el trabajo de redes sociales, vídeos de comedia o entretenimiento y escribiendo los proyectos que tenemos con Cayetana y Ayoub, tenemos tantas ideas que hay que ir poco a poco. Nos gustaría crear algo con IA (inteligencia artificial) y estrenar algo en 2024 sobre ello, creemos que en breve va a estar la IA en todos los sitios.

Para quien no te conozca, Hamza, lo tuyo no ha sido cuestión de suerte, hay mucho trabajo detrás. Tú no esperaste a la oportunidad, la perseguiste, aunque fuera creando un canal en YouTube.
Eso fue una ventana guay. Ya tenía seguidores en Instagram, que es donde me hice conocido. En 2016 pasé de tener 10.000 seguidores a un millón, literalmente en tres meses, pero fui consciente de ello porque en poco tiempo había un crecimiento exponencial, sabía que si era constante iba a subir unos 20.000 seguidores al día. Cogí ese boom y no lo solté. Es un trabajo que la gente no ve. Había días en los que incluso subía dos vídeos, con la generación de ideas que eso conlleva.

El canal de YouTube, además de interpretar, te ha permitido meterte en otros perfiles, como el de guionista y de cuidar todos los aspectos de una grabación.
Sí, me he dado cuenta de que es algo que me encanta. Lo comenté en otra entrevista, me considero actor pero, sobre todo, creador, y eso engloba todo, incluso he llegado a dirigir pequeños cortos. Poco a poco voy cogiendo tablas en varios ámbitos, experimentar en campos como la producción y la dirección, me encanta lo que hay detrás. Lo principal es mi rol como actor, pero no descarto algún día dirigir un proyecto.

Después de pasar por series de tanto éxito como ‘El príncipe', hiciste teatro, microteatro y estudios de interpretación. ¿Qué te aportaron esas experiencias?
Experiencia, valga la redundancia. De pequeño ya notaba esa naturalidad, pero ahora tengo más experiencia gracias al microteatro. Eso te da tablas, pero delante de una cámara, cuando estés rodando algo, eres tú y tu personaje contra la cámara, no hay más.

Tu influencia en redes también te está permitiendo sacar el máximo partido a ‘Kitipasa', desde un libro hasta una tienda... ¿Cómo va este proyecto?
En 2016, cuando me hago realmente conocido, digo una frase, "qué te pasa", pero con acento árabe, quedando algo así como "ki ti pasa". No me esperaba el 'feedback' que llegó del público, que me pedía más vídeos con el "ki ti pasa". Me di cuenta que podía ser un eslogan, una marca a la que podía sacarle réditos. Mi hermana pequeña me contaba que en el colegio la gente estaba con eso de "ki ti pasa". La frase se hizo viral y hablé con mi hermano para hacer algo más. Una diseñadora nos pasó un logo, hicimos camisetas, sudaderas y gorras, después ampliamos a fundas y algún producto más. Fue un momento muy bonito, fui uno de los primeros creadores de contenido que sacaba una marca en 2016. Las redes todavía no tenían el boom actual, incluso las marcas no invertían tanto como ahora. Mi padre es autónomo, tiene una tienda de cartuchos de tinta, así que cuando la marca se empezó a hacer conocida, él dedicó un espacio a los productos de 'kitipasa'.

Antes comentábamos esos vídeos donde exageras las costumbres de España y Marruecos. ¿Te has topado con alguien a quien le sentaran mal esas bromas?
Sí, obviamente. Al principio había gente marroquí que pensaba que me estaba riendo de mi propia cultura. Yo estudié el primer año de Periodismo, me gustaba informar y comunicar. Cuando vi el auge en redes, se abrió una posibilidad de hablar sobre mis costumbres, las musulmanas, respeto mi cultura y mi religión. Empecé a subir vídeos serios, informativos, en YouTube sobre ramadán, de la fiesta del cordero, y ahí el público marroquí comprobó que tengo dos dedos de frente, que además de hacer humor estaba visibilizando nuestras costumbres. Tengo mucho público marroquí, es el más fiel a la hora de comprar algo o de hacerme caso, pero a la vez también son los primeros que cuando haces algo mal te atacan. Es un arma de doble filo.

Con tres millones de seguidores en Instagram y una buena comunidad en TikTok, ¿tienes que luchar contra ‘haters'?
Sí, claro. En todo momento es algo que me salpica. Cuando tuvieron lugar los atentados de Las Ramblas y Cambrils, yo estaba en Marruecos de vacaciones y me llegaron mensajes acusándome de lo que estaban haciendo mis paisanos. Flipé bastante. Yo no tenía nada que ver con eso. Tuve que hacer un vídeo diciendo que, obviamente, esos locos no nos representan, son extremistas, de hecho en el Islam no puedes matar a gente, significa paz, por eso esta gente lo mancha. De vez en cuando me siguen llegando mensajes racistas y xenófobos, no son la mayoría, pero ahí están.

¿Contra qué otros estereotipos sientes que tienes que pelear en el día a día?
Hay muchos, pero creo que el principal es ese, nos han manchado tanto con atentados como ese que es difícil tener que estar constantemente repitiendo que esa gente no nos representa. Por la calle nos para mucho la policía, incluso una vez me pasó que viniendo de Barcelona, al salir del AVE, me pararon solo a mí delante de todo el mundo cuando éramos un montón de personas las que llegábamos en ese momento. No tengo nada que ocultar, pero no es grato, te hacen pasar por un delincuente. Me ha pasado muchas veces. A través del humor, con vídeos como la madre que te lanza una chancla, me he dado cuenta de que todos hemos tenido una vida muy parecida, hemos vivido cosas muy similares, nos parecemos más de lo que creemos.

Mirando al futuro, ¿hay algún director o proyecto en el que te gustaría trabajar?
Hay muchos directores que me encantan. Estuvimos en el Festival de San Sebastián y pude ver 'La sociedad de la nieve', de Bayona, y me encantó, es un director que me flipa. Almodóvar también está muy bien. Tengo la suerte de que con Cayetana y Ayoub estamos en varios proyectos, hay una productora, Bambú, que ha confiado en nosotros, solo nos queda presentárselo a las plataformas. Quiero ir a eso, no quiero depender de nadie, todo lo que sea trabajo audiovisual es bienvenido.