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Pitingo: "Hay que dar cobertura al flamenco, protegerlo y darle más importancia"

El artista de Ayamonte pone el broche a su gira ‘Soulería de ida y vuelta' con un concierto en el WiZink Center el próximo 15 de noviembre. Su actuación servirá, además, para recaudar fondos para la Fundación Prodis.

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"Cómo alguien como yo, que lucha por el mestizaje, va a ser un fascista"

Francisco Quirós Soriano
10/11/2023 - 00:35

Con la maleta a cuestas, de un lado al otro del Atlántico, Pitingo eligió Madrid para cerrar su gira ‘Soulería de ida y vuelta'. El concierto, que tendrá lugar el próximo día 15 en el WiZink Center, tiene un componente solidario y, además, sirve para que el artista se moje sobre diversas cuestiones, incluida la situación política.

Después de un tiempo girando por Estados Unidos y Latinoamérica, ¿cómo está siendo el reencuentro con el público español?
Maravilloso, como siempre. El primer concierto que hicimos fue en Jerez de la Frontera, y cuando el público empezó a pedir el bis por bulerías me entró una alegría tremenda. Venir a mi tierra siempre es una maravilla, la verdad, a cualquier parte de España. Al fin y al cabo, este público es quien me ha levantado. Cuando me preguntan si me siento profeta en mi tierra, siempre respondo que sí; si no fuera así, no estaría cantando por Latinoamérica y tantos otros sitios.

Este 'Soulería de ida y vuelta'. ¿Ha tenido alguna variación durante la presente gira?
Sí, va teniendo variaciones, es lógico. Aparte, cada vez voy incorporando a más gente. Por ejemplo, aquí en Madrid seremos 37 personas encima del escenario, de todas las partes del mundo: mariachis, cubanos, africanos, afroamericanos, gitanos... Y luego habrá una sorpresa muy grande, además de artistas invitados.

Menciona esa actuación del WiZink Center. Estas últimas semanas ha pasado por el Palau de la Música de Barcelona o el Cartuja Center de Sevilla. ¿Sigue sintiendo nervios al salir a escenarios tan importantes?
Claro que hay nervios, muchísimos. A medida que se acerca el momento se me pone una cosa en el estómago. Que no se pierda nunca eso, si uno no siente nervios por una cosa así, malo. El artista que se sube al escenario sin nervios es porque ha perdido la ilusión o el respeto al público. Da igual que sean 30.000 o 500 personas, siempre hay la misma responsabilidad y los mismos nervios. Subo al escenario y hasta la tercera canción no me relajo, es a partir de ahí cuando comienzo a disfrutar, incluso me cuesta respirar un poco por los nervios. Es a partir de los aplausos, de esa simbiosis entre el artista y el público, cuando te olvidas del mundo.

Además, este concierto de Madrid tiene un lado solidario. ¿Cuándo conoció la labor de la Fundación Prodis?
Hace cuatro o cinco años conocí la fundación. Cuando se pusieron en contacto conmigo, fui a ver las instalaciones y a conocer su labor. El primer día me emocioné porque es increíble lo que hacen. Enseñan a gente con discapacidad intelectual a cómo vivir solos, ser autónomos y a incorporarse a un trabajo. Ya colaboré con ellos en un concierto en el Teatro Real hace unos años. Salió muy bien, quedamos muy contentos. Ahora hemos dado un paso más. Como padrino de la fundación les propuse recaudar más dinero, ya que se les están quedando pequeñas las instalaciones. Al público le digo que, aparte de un concierto maravilloso, con su entrada van a ayudar a muchas familias. Es un dinero muy bien gastado, no por mí, sino por ellos.

Volviendo al show, hace un tributo a grandes canciones latinoamericanas. ¿Es posible hermanar cualquier canción con el flamenco, el soul o el góspel, o hay alguna que se le haya resistido?
Algunas sí, me refiero a aquellas que queden bien en la traducción al español. Por ejemplo, 'I wish', de Stevie Wonder, la grabamos en inglés, porque al hacerla al español perdía ese espíritu canalla. En cambio, las que son de habla hispana se pueden meter por bulerías o por lo que se quiera. En este caso hemos hecho un homenaje a Gloria Estefan, Juan Luis Guerra, Carlos Vives. Jon Secada... Lo mejor de todo es tener su beneplácito y darles ese homenaje en vida. 'I just called to say I love you' y 'Killing me softly with his song' las versioné cuando sus autores estaban vivos, si no, no las hubiera hecho, pedí permiso directamente a su autor. Me gusta siempre reinventar. Por eso y por estar siempre de Latinoamérica a España, de ida y vuelta, decidí llamar así al espectáculo: 'Soulería de ida y vuelta'. La gente debe tener claro que las canciones, si no se cantan, se olvidan, la gente más joven tenemos que recuperar esos temas, se puede acertar o no con la versión, mejorarlas es imposible.

Menciona el 'Killing me softly with his song'. ¿Es la canción que le puso en otra dimensión?
Por supuesto. Tenemos una canción que nos persigue toda la vida. 'Killing me softly with his song' me dio a conocer en medio mundo. Empezaron a llamarme artistas de todas las partes del mundo, al principio no me lo creía. Que se pusieran en contacto conmigo Roger Waters, de Pink Floyd, Phil Collins, Eric Clapton o Alicia Keys fue increíble. Ahora hasta tengo relación con muchos de ellos. Le debo mucho a esta canción, es más, aunque esté presentando disco nuevo, cada concierto tengo que acabar con ella, la gente sabe que cuando la canto se aproxima el final.

Ha dicho en algunas ocasiones que su deseo es que los latinos acaben bailando bulerías. ¿Cómo lleva ese propósito?
Ya he conseguido que alguno de mi banda lo baile. Además, cogen el ritmo muy rápido. Siempre digo que los cubanos y los gitanos nos parecemos mucho, de las penas hacemos alegrías y todas ellas las cantamos. También tengo en la banda de ascendencia africana que bailan por bulerías que te puede dar algo, como pasa con Deborah Ayo, que cuando sale a bailar quita el sentido. Casi todos los ritmos musicales del mundo tienen algo de África, el flamenco no es una excepción, tiene mucho de África, le pese a quien le pese. No soy un cantaor al uso, pero me gustaría que mi país le diera un poco más de importancia al flamenco, sobre todo por los artistas de este género, que no tienen medios donde exponer su trabajo. Yo, que llevo muchos años viajando por el mundo entero, veo que hay países como México, Cuba, México o Puerto Rico donde protegen mucho a su música. ¿Qué pasa aquí con el flamenco? ¿Por qué? Cara al mundo la música más importante que tenemos aquí es el flamenco, los artistas más importantes cuando vienen aquí no preguntan por nadie de reguetón ni nada parecido. Cuando venían los Rolling preguntaban por Camarón o Paco de Lucía; cuando nos visita Beyoncé pregunta por Farruquito... Todos los artistas que tienen un poco de sensibilidad vienen buscando una de las artes más grandes que hay en el mundo, que es el flamenco, así que deberíamos darle más importancia. Soy partidario de que se enseñe, por ejemplo, en los colegios. Soy un defensor de que el flamenco tradicional no se puede perder, hay que darle más cobertura.

El pasado mes de junio lanzaba un comunicado en redes explicando por qué iba a dejar de hablar de política. ¿Teme que esas polémicas alejen al público de su música?
No, no temo nada, no me arrepiento de nada, simplemente me cansé. Para qué seguir con ello, a los políticos no les importa nada, me dedico a vivir mi vida, con mi mujer, mi hijo y mi cante, y que sea lo que Dios quiera. Punto. Unas veces votaré a uno y otras otra, depende de los intereses de cada uno, porque sí, miramos por todos, pero luego cada uno defiende lo suyo. Además, ahora veo a la gente muy enfrentada, eso ya da miedo, lo que hay que hacer es justo lo contrario, aunque tengamos diferentes pensamientos; yo no he visto lo que hay ahora en los 42 años que tengo. Ahora se acusa rápidamente a alguien de fascista o de comunista. Creo que la gente no es consciente a veces de lo que dice. Cómo un gitano mestizo como yo, que llevo toda la vida luchando por la igualdad y el mestizaje, va a ser fascista. Es importante que los políticos dejen de enfrentarnos, y dejar fuera los fanatismos, que son muy malos. Hay que hacer más el amor, comer bien y relacionarse, lo bonito es que haya pensamientos diferentes, si no, no se avanza. Yo me equivoco, pero no me arrepiento, sí que aprendo.

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