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Aunque llega a nuestra entrevista con nuevo disco bajo el brazo, insiste en mirar más al futuro que al presente. Carlos Tarque vuelve a "regodearse" en el rock para presentar 'Volumen 2', un álbum sin concesiones en el que deja de nuevo patente (aunque él lo niegue) que es la gran voz del rock en español, entre otras cosas.

Viernes, 20 de octubre, fecha marcada en rojo por el lanzamiento de este 'Volumen 2'. ¿Podemos definirlo como un exponente de rock en pleno siglo XXI?
Sí, así es. Aunque tampoco tengo la responsabilidad de exponer o de llevar ninguna bandera, a veces parece que esto es una cuestión de militancia. Simplemente he hecho una continuación del primer disco, del proyecto Tarque que empezamos en el 2019 con Carlos Raya para, básicamente, regodearnos en la música que nos gusta y con la que crecimos, en un lenguaje que entendemos muy bien. Tiene un gran resultado en directo, creo que hay mucho público que lo quiere escuchar, es decir, no solo vivir de lo que había en el pasado, sino una continuidad en el estilo.

Sobre esa militancia de la que hablas, ¿es más difícil defender al rock en estos tiempos de dictadura de la música urbana?
No pertenezco a esa generación, pero entiendo absolutamente que la música muta, evoluciona, y que las generaciones tienen que encontrar su propio lenguaje, no va a estar todo todo el mundo escuchando a los Beatles toda la vida, sería preocupante. Está bien que les escuchen, pero también que existen cosas nuevas. Para mí no es una dificultad porque es mi naturaleza. Desde los 10 años escucho rock, no es nada por lo que tenga que hacer un esfuerzo ni que sea impostado. Tampoco considero militar en una cosa, simplemente es un sentimiento, tal y como podría decir un hincha argentino de un equipo.

¿Qué te permite explorar a nivel musical esta faceta como Tarque diferente de M-Clan?
El rock más duro, sonidos más urgentes y potentes. Con M-Clan hemos hecho mucho rock fuerte también y poderoso pero sin llegar a ser tan afilado, tan hard rock y eso es algo que me gusta mucho a nivel de sonido, me parece que es un vehículo muy poderoso. Es verdad que un disco de hard rock entero, voy a ser muy sincero, pueda agotar al oído, sobre todo cuando tienes una edad, pero creo que tiene tal energía y las canciones por separado tienen tal poder, que es más fácil que lleguen esos mensajes a través de esa contundencia, es algo que te penetra. Creo que no ha nacido una música que tenga el mismo calado o que llegue de una manera tan potente a la gente como el rock, quizás el soul, el flamenco o el blues, pero el rock ha llegado a la sociedad, a la juventud y a la gente en general de una manera que ninguna otra música llegaba, ni siquiera el hip-hop, aunque fue una gran revolución.

Tu compañero de viaje en este precio es Carlos Raya, coautor de los temas de este álbum. ¿Cómo es trabajar codo a codo con un guitarrista tan potente y un productor tan bueno?

Y con un músico tan excepcional, porque ya no hablo solo como guitarrista y productor, sino de cómo entiende la música. Es como estar estudiando medicina y estar trabajando con un Premio Nobel; parece que estoy exagerando, pero es así. Es un tipo muy especial en el tratamiento de la música, ve cosas antes que los demás, tiene una percepción especial. Para mí es un regalo, aprendo mucho. A la vez hay una hermandad casi barrial, los dos venimos desde aquel lenguaje, el del hard rock y el heavy.

Hablabas de esta continuidad respecto al disco anterior de Tarque en solitario. El primer corte del álbum es 'He vuelto para veros arder', ¿crees que hay una reminiscencia de los primeros trabajos de M-Clan, como 'Coliseum' y temas como 'Maxi ha vuelto'?
Sí, no lo había pensado, la verdad. En este caso me gustaba hacer una especie de parodia, en realidad no es una canción seria, no sé si lo he conseguido o no, habla de un psicópata que está medio acabado, es como un personaje de Woody Allen. Quería conseguir esa ironía. La canción es como cinematográfica, habla de un personaje que no existe, de película casi.

Echando un vistazo a las entrevistas previas en estos días promo, casi todos los medios han coincidido en preguntarte por esa coincidencia de 'Bombas en son de paz' con los tiempos que corren. Yo quiero ir más al origen, a la composición, ¿cómo surgió?

Primero surgió la música, es una de las primeras canciones que hicimos para este disco, como en el año 2020. Veíamos ese punto mecánico, casi industrial que nunca habíamos explorado con M-Clan. A mí me llevaba algo así, frío, como mecánico, y me hizo pensar en este mundo en el que se originó la letra de la canción, distópico, de guerra. De repente la guerra de Ucrania me empujó un poco a pensar en esto de "las bombas en son de paz". No es un alegato antibelicista, es más un paisaje distópico que ahora es real. La verdad es que tengo una sensación extraña, por supuesto no hay ningún oportunismo, lo último que sería en mi vida es oportunista con una guerra, pero se me ha empañado un poco. Preferiría, evidentemente, que no hubiera pasado nada y que la canción hubiera salido sola, a pesar de que denuncia eso precisamente. No me gusta nada lo que está sucediendo, es algo terrible y desalentador, es muy triste, hace la vida terrible a los que están allí y también a nosotros, porque es aceptar una mierda que no sabemos solucionar.

Sobre crítica, el séptimo corte del álbum es 'Piel de toro'. ¿Querías hacer una radiografía social de cómo está este país?
Esa canción era un descarte del disco anterior, nos quedó muy dura, muy cañera. La letra tiene 6 o 7 años. Es verdad que ahora mismo la corrupción no es la primera noticia en este país, pero la sigue habiendo, seguro, seguimos con ello. Luego está el intento de juego con los refranes, que es algo tan español. Por eso aparecen frases como "en las redes ya no queda un pez", o "a río revuelto, ganancia de pescadores", un intento de dar la vuelta a ciertas frases hechas. Cada uno tiene que hacer su lectura, porque es muy sutil. Yo no quiero decir nombres y apellidos, no soy un tipo que vaya insultar a nadie, pero vas dejando cosas caer y que cada uno haga su lectura. Todos sabemos lo que hay.

Parafraseando a otro de los adelantos del álbum, ¿es posible, como compositor, escapar del amor?
Desde luego, si no fuera por el amor, a ver de qué hablábamos en el 80% de la música del mundo. Al final te das cuenta que las canciones, en un 80%, hablan de amor, es la hostia. Lo que quería era usar una figura literaria, en realidad es una mentira, no hay que escapar del amor porque es maravilloso. Aunque te va que te va a hacer daño, nadie en realidad nadie quiere escapar del amor, todo el mundo lo quiere amor. Es una canción de un animal herido, está hecha desde su punto.

Otro de los temas destacados es 'Credo'. En una canción tan redonda, ¿qué fue primero, el huevo o la gallina, la música o la letra?
La música. Siempre hacemos la música antes, yo casi siempre tengo ideas escritas, aunque muchas veces no sean para canciones. La canción es que no tiene gran desarrollo instrumental, un principio y un final muy marcado, me sugería como las oraciones católicas que nos querían inculcar de pequeño. Me gusta esa analogía, yo tuve una infancia en la que me querían inculcar el catolicismo, lo tengo muy presente. 'Credo' es en realidad una canción de amor a la que puse el título por esa oración. Habla de un amor incondicional, como el que puede sentir una madre por un hijo, no es de una relación sentimental, es otro tipo de amor que me gusta que se trate en una canción.

El concepto de hard rock está presente en casi todo el disco, pero 'Lluvia de abril' evoca más al blues.
Hay dos: 'Mar de whisky', un blues con acordes menores, y esta 'Lluvia de abril'. Sobre esta última dudamos sobre meterla, se nos quedaba un poco fuera, pero pensé que era un buen cierre para el disco, es una canción muy reflexiva, puede estar cerca de lo que hemos hecho con M-Clan, tipo 'Miedo'. La letra es muy nostálgica, me encanta regodearme en la nostalgia, es algo que te empieza a pasar con una edad.

A lo largo de tu carrera has recibido muchos elogios. Algunos como Alejo Stivel apuntan a que eres la mejor voz del rock de habla hispana. ¿Cómo se convive con esas etiquetas? Alejo es mi amigo, qué va a decir (entre risas), miente. Cuando me preguntan sobre ello, siempre digo lo mismo: no lo hago caso, no me interesa, no lo digo desde la pedantería, sino porque no quiero tener esa responsabilidad. Además, no lo creo, hay mucha gente que canta muy bien, muchas artistas que cantan de puta madre, es una apreciación de alguna personas.

Ya hay fechas programadas para la gira de presentación del álbum, casi todas en salas. ¿Crees que son recintos acordes para transmitir la energía de este disco, o te gustaría que hubiese, más de cara al buen tiempo, grandes estadios?
Me gustan las dos cosas. A mí la sala de conciertos es el lugar donde más me gusta tocar, es verdad que luego un gran concierto con mucho público también, a quién no le gusta tener 20.000 personas delante de ti. Pero esa energía de la cercanía, cuando te puede caer el sudor del cantante es tremendo, es más real, es más humano. Estoy encantado, me apetece mucho. Además, el invierno es una estación para el rock, chupas de cuero, cerveza, se hace de noche antes.... El verano es más de anuncio de cerveza, tiene otra connotación más frívola.