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Roberto Santiago: "Hay heridas comunes en cualquier ser humano, más allá del dinero que tengas"

El escritor madrileño vuelve a sumergirse en la novela negra con ‘La rebelión de los buenos' (editorial Planeta), una obra que le ha valido el Premio Fernando Lara.

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Roberto Santiago

Roberto Santiago · FOTO: JAVIER OCAÑA

"Rebelarse es muy saludable, nos faltan más rebeliones en esta sociedad"

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Francisco Quirós Soriano
15/9/2023 - 00:40

El nombre de Roberto Santiago es asociado por muchos lectores al exitoso fenómeno de ‘Los futbolísimos'. Sin embargo, el escritor madrileño ya demostró con una novela anterior, ‘Ana', que también se mueve bien en otros terrenos de juego. Ahora vuelve a meter otro gol con ‘La rebelión de los buenos', un libro que ya ha recibido el reconocimiento del Premio Fernando Lara.

Esta nueva novela tiene una pequeña conexión con la anterior: protagonizada por unos abogados, perteneciente al género de la novela negra... ¿Te llevó el éxito de 'Ana' a dar luz a 'La rebelión de los buenos'?
No voy planificando mi carrera, me guío un poco por la intuición, lo he hecho así desde el principio y voy saltando de un género y de un formato a otro. Es verdad que 'Ana' fue una novela a la que le dediqué mucho tiempo. El 'thriller' es mi género favorito como lector, así que le tenía mucho respeto, por eso he tardado tanto en publicar mi primera novela negra, que fue 'Ana'. Cuando la terminé, acabé tan exhausto que pensé "no sé si volveré a meterme en un en un jardín tan grande como este". El caso es que enseguida empecé con ello. A través de un amigo periodista, me llegó un informe sobre farmacéuticas y vi una historia que me atraía mucho. El formato adecuado era este, el de la novela negra por un lado y también es del 'thriller judicial', que es algo que a mí me apasiona como lector.

'Ana' fue adaptada a varios idiomas, también como serie de televisión. Esta nueva novela también ha nacido con un premio bajo el brazo. Es difícil tener más éxito con las dos primeras novelas para adultos.
Sí. La verdad es que estoy muy feliz, solo puedo dar las gracias. En el caso de 'La rebelión de los buenos' que salga ya con el premio Fernando Lara hace que pueda llegar a más lectores, que es el objetivo tenemos todos los escritores. Encima en el jurado hay algunos escritores, como Clara Sánchez, a los que admiro muchísimo. Estoy un poco abrumado.

"Para que el mal triunfe solo es necesario que los buenos no hagan nada". Al principio del libro aparece esta cita de Edmund Burke. ¿Estuvo siempre presente durante la creación de la novela?
Esa cita ha iluminado toda la escritura. No tenía claro si la iba a poner en el libro pero sí sabía que era consustancial a la propia historia. Quiénes son buenos y quiénes malos es algo muy relativo; además, la historia va de un puñado de personas que son buenas y deciden ponerse en pie, dejar de mirar para otro lado. Es algo muy saludable. Muchas veces, en esta sociedad, por resolver lo urgente, como llegar a final de mes, no nos preocupamos por cosas importantes y pensar cómo podemos cambiar el sistema. 

Al frente de ese grupo de personas buenas está Jeremías Abi. ¿Has querido huir del maniqueísmo habitual sobre buenos y malos?
Una de las principales características de la novela negra, en mi opinión, es justo esa: ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos; se mueve entre los grises. Ahí es donde me siento cómodo. Jeremías Abi es un tipo que tiene la justicia en las venas, quiere que los que salten la ley paguen por ello, pero al mismo tiempo es una persona violenta, que también se salta las normas aunque sea en pos de la justicia, es una persona herida, que no ha superado el amor de su primer matrimonio, está divorciado pero se vuelve a casar, no tanto por por amor como por cariño... Así que sí, es un personaje bueno, pero con muchas cosas más que dudosas.

Su despacho está ubicado en el barrio madrileño de Carabanchel. Parece muy fiel a la realidad.
Cuando me vino la idea de que fuera abogado y detective privado, indagué sobre ello y vi que no es muy habitual en España: solo hay algo más de 100 personas que lo compaginan. Su despacho está ubicado en Carabanchel, que es mi barrio, tenía muchas ganas de que una historia que habla de personas de clase media ocurriera en un lugar que conozco muy bien. Como sucede con el local de Jeremías Abi, al lado hay un locutorio e inmediatamente después un local de apuestas. No está basado en un local concreto, pero sí en un barrio que conozco muy bien y al que quiero mucho.

Otra de las patas imprescindibles de la historia la compone el personaje de Fátima Montero, quien llega al despacho de Jeremías por un asunto matrimonial. ¿Es el amor y el desamor dos de las pocas cosas que unen a la gente de diferentes clases sociales?
Justamente Jeremías y Fátima son dos personas diría opuestas en muchas cosas, una es una triunfadora otro es un superviviente, pero de repente se reconocen en esas heridas del amor. Creo que hay muchas cosas, y esta es una de ellas, en las que da igual la cantidad de dinero que tengas, hay heridas que son comunes a todos los seres humanos, independientemente de su posición social o de sus orígenes. Esto me interesaba mucho, ver cómo dos personas tan diferentes, de repente, se podían reconocer y se podían atraer, más que por amor, por una atracción un poco perversa.

Respecto a otro de los personajes, Trinidad, he leído una comparación con Lisbeth Salander. ¿Estás de acuerdo?

No lo había pensado así, pero cuando me hablan de esa comparación creo que es acertada. Trinidad es una luchadora, a diferencia de Jeremías no viene de familia de abogados, para nada, sino que es una mujer hecha a sí misma, que ha pasado tiempo entre rejas, que ya se sacó el título de Derecho en defensa propia. Sobre todo es una guerrera. Quiero a todos los personajes, pero si me tuviera que quedar con uno, creo que me quedaría con ella, me gustaría tener una Trinidad cerca, la admiro mucho. Además, me ha permitido entrar en otro de los temas que me interesaban, el de la salud mental, concretamente el de la ansiedad que te incapacita. La novela negra prioriza los personajes frente a la trama, que el lector ame, odie o se identifique con cada uno de ellos.

¿Puede ayudar una novela negra a visibilizar asuntos como este de la ansiedad?

Ojalá que sí. Creo que la ficción también tiene esa labor de iluminar una parte de nuestra realidad. Los temas de la ansiedad y la depresión los conozco muy bien, a fondo, además de que he contado con psicólogos para elaborar esta historia. Sólo me atrevo a hablar de estos temas si de verdad los conozco muy a fondo. Espero que ayude, primero porque la gente se sienta reconocida y reconfortada al ver que es algo que afecta a muchas personas; cuando lo ves en una historia y en un personaje tan potente como Trinidad puede haber un reconocimiento.

También aparece un narcotraficante, Poupiño Fajardo. ¿Está basado en algún caso real?

Popupiño Fajardo es traficante de armas, un tipo con un código deontológico dudoso, vamos a decirlo así. Es mexicano, pero tiene también origen iraní, jefe de un gran clan. No está basado en una persona concreta, he leído mucho tanto ficción como artículos periodísticos sobre ciertos traficantes y a raíz de ahí he sacado un perfil psicológico en el que me basado en distintas personas, pero no en uno en concreto. 



Fátima Montero representa a la industria farmacéutica. ¿Entiendes que alguien de este ámbito económico se puede sentir aludido?
La novela no la escribo ni para gustar ni para molestar a la industria farmacéutica. Hago un retrato de ciertas prácticas y abusos que hace esta industria porque otro de los factores de la novela negra es la denuncia social. La industria farmacéutica ha hecho grandes aportes para que la humanidad avance en muchos aspectos, pero también está en manos de un pequeño puñado de multinacionales, lo que hace que abusen. En mi caso más que denunciar esas prácticas lo que hago es señalarlas; si eso ayuda a que esté en el debate público, mejor que mejor. Esta novela no va dirigida contra nadie, sino va a favor de todos nosotros, de la sociedad, para iluminar una parte de la realidad que está ahí, que es real. De los 6 años que he estado escribiendo esta novela, 5 han sido puramente de trabajo de documentación, casi todo relacionado con las farmacéuticas. La semilla fue la cantidad creciente de demandas en Europa y en España contra farmacéuticas y la cantidad de sentencias que no se llegan a ejecutar por acuerdos extrajudiciales. Me puse a investigar sobre ello. Esto es ficción, es una novela, quiero que quede clarísimo, pero todos los datos y hechos que se cuentan están basados en datos y hechos reales.

El despacho de Jeremías tiene una situación económica muy delicada y, en un momento dado, se les presenta un caramelo, surgiendo un debate ético...
Es difícil, es un dilema que ojalá se planteen muchos lectores qué harían en un caso así. El abogado de Fátima Montero cree que todo el mundo, sin excepción, tiene un precio. Yo no sé si todo el mundo tiene un precio o no, pero lo que sí creo todos, en un momento determinado de nuestras vidas y en ciertas circunstancias, sí se plantearía la posibilidad de "venderse". A veces no es cuestión de una cifra económica, por ejemplo, puede suceder que tu familia esté en una situación delicada y para ayudarles tú a cambio tienes que taparte la nariz y mirar para otro lado. Creo que creo que dilemas morales como este, que a mí me interesa mucho, es lo que hace que una novela de verdad tenga interés y te pueda atrapar.

A tu juicio, ¿por qué no hay más rebeliones de los buenos?
Antes te decía que estamos demasiado preocupados por lo urgente, por llegar a fin de mes, que es lógico, se trata de sobrevivir. Nos olvidamos de mirar para arriba y poner en duda cosas más sistémicas. Rebelarse es muy saludable, nos faltan más rebeliones en la sociedad, de verdad lo creo. Aprovechando que la novela habla de las farmacéuticas, y esto también tiene que ver, hace poco salió un informe sobre la cantidad de millones de ansiolíticos y antidepresivos que tomamos en España. La Organización Mundial de la Salud dice que el 80% de los ansiolíticos y antidepresivos que tomamos en la sociedad occidental son innecesarios, es sobremedicacion. Quizá estamos un poquito anestesiados y, tal vez, a mucha gente les interesa que estemos así de dormidos. La literatura también tiene esa misión de agitar. Ojalá.

¿Cómo ha sido trabajo de documentación para dar una visión tan fidedigna sobre el mundo de la abogacía?
Desde hace años me parece apasionante el 'thriller' judicial, he leído muchos y, sin embargo, en España es un género que casi no existe. Como en 'Ana' he vuelto a vivir juicios desde dentro, tomando notas. Doy las gracias a fiscales, jueces y abogados, que me han abierto las puertas de su despacho y también de su corazón, me han contado cómo viven ellos a nivel personal muchos casos. Ha sido un trabajo de investigación y documentación muy intenso, pero que disfruto mucho, es de las partes que más me gusta y de las que más aprendo. Detrás de cada juicio hay una historia. Cuando imparto talleres recomiendo que, si no se te ocurre nada, vayas a ver un juicio.

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