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Maite R. Ochotorena: "Cada vez que le damos la oportunidad, la naturaleza nos devuelve el favor"

La escritora donostiarra publica ‘Un desierto de hielo' (editorial Planeta). A través de esta novela invita a la reflexión sobre la explotación de los recursos naturales.

Archivado en: entrevistas, cultura, literatura, Maite R Ochotorena

Foto: Carlos Ruiz B. K.

"Es una novela que roza los límites todo el tiempo, te lleva al precipicio"

F. Q. Soriano
23/6/2023 - 00:21

Después del reconocimiento que obtuvo con su anterior novela, ‘La mensajera del bosque', Maite R. Ochotorena está de vuelta. La escritora donostiarra firma una apasionante y vibrante historia en ‘Un desierto de hielo', una trama para la que se ha apoyado en una extensa documentación sobre la Antártida. "No he estado nunca allí, ojalá pudiera, porque debe ser fascinante. Tuve la suerte de tener un contacto, una persona de mi pueblo que ha sido guía de científicos. Él se encargaba de organizar las salidas que hacían para tomar muestras, prepara las rutas, que es algo peligroso, ya que debe estudiar el terreno y saber si hay posibilidad de que se abran grietas en los glaciares. Me ha contado cómo funcionan las bases, cómo es el día a día, qué necesitan... Todo. He tenido esa suerte y, aparte, me he documentado a conciencia. Hay mucha información, por lo que ha sido un placer y un trabajo muy interesante", reconoce.

Para esta nueva novela, también de la mano de la editorial Planeta, Maite R. Ochotorena vuelve a tirar de un género particular que ha sido bautizado como ‘eco thriller' que tiene como punto de partida la aparición del cadáver de un geólogo noruego. "La novela habla sobre la vida, especialmente, como un bien precioso que tenemos que cuidar y preservar. Del océano no conocemos más que una pequeña gota y, sin embargo, cada vez estamos más dispuestos a explorar sus profundidades con intereses comerciales. Quería reflexionar sobre qué estamos haciendo y hasta dónde vamos a ser capaces de llegar", expone antes de hablar de la moraleja que le gustaría dejar en el lector: "Cada vez que das la oportunidad, la naturaleza revive y devuelve el favor al mil por mil; en cambio, al contrario se vuelve despiadada, sobre todo a través de sequías, inundaciones o incendios, situaciones que no podemos controlar. Se vio con la pandemia, en cuanto nos metimos en casa y contaminamos mucho menos, se limpiaron las calles de CO2 y dio paso a un contexto increíble. También hay que ser positivos: se pueden hacer muchas cosas", reflexiona.

CONTEXTO CLAVE
Como comentábamos anteriormente, la escritora donostiarra se ha basado, a la hora de ambientar la novela, en el testimonio de una persona que conoce a la perfección la zona. Eso sí, con algunos matices: "Cuando estuve pensando la novela, la persona a la que consulté trabaja en la Isla de Livingston, cuyo entorno no es tan hostil como puede ser en el centro del continente, así que la trasladé".

A partir de ahí, Maite R- Ochotorena va dibujando una trama claustrofóbica, "es una novela que roza los límites todo el tiempo, te lleva el precipicio", todo ello con una maestría que le ha generado mucho goce: "Es un baile que he hecho con toda la consciencia", defiende. Para la autora, "esas temperaturas brutales brindaban un entorno inmejorable para tener a los personajes aislados en una base, incomunicados, con un monstruo dentro". Una trama que, además, permite conocer un poco más sobre la vida en esas bases: "Hay que estar muy preparado psicológicamente, son muchos meses aislados, sin tener contacto con tu familia, muchas veces no puedes ni salir de allí", define. Con estos ingredientes ha logrado componer una historia que no tiene nada que envidiar a la halagada literatura nórdica.

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El peso de las expectativas:

Preguntada por cuánto tiempo le ha llevado escribir esta novela, Maite R. Ochotorena tira de sinceridad: “Mucho tiempo. Escribí una primera versión espantosa. Me dio mucho vértigo escribir una nueva novela, además ya con la editorial Planeta, notas una responsabilidad que tienes para con tus lectores de hacer algo que, como mínimo, llegue a la altura de sus expectativas. Eso hizo que me bloqueara y no disfruté. Escribí algo para desechar y olvidar, así que volví a empezar de cero”, reconoce..

Una vez superadas esas dudas iniciales, la autora desvela que “por un momento perdí de vista que si escribo es para disfrutar, no puedes olvidarte de eso. Si tú no disfrutas, el lector tampoco lo va a hacer, porque eso se transmite en las páginas”.

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