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Alonso Caparrós: "Nos están vendiendo un concepto de la felicidad que es peligroso y falso"

El presentador habla de su proceso de crecimiento personal en ‘Empieza de cero', un testimonio en primera persona sobre cómo reconstruyó una vida deshecha.

Archivado en: entrevistas, cultura, literatura, Alonso Caparrós

Foto: Javier Ocaña

"No podemos manejar las circunstancias, la felicidad no es sólo cuestión de voluntad"

Francisco Quirós Soriano
19/5/2023 - 00:37

Bastan cinco minutos de charla con Alonso Caparrós para comprobar que todo lo que propugnaba en ‘Un trozo de cielo azul', su primer libro, no es mera fachada. Su proceso de transformación personal, asentado en la búsqueda de la felicidad y la paz interior, encuentra otro escaparate en ‘Empieza de cero' (editorial Planeta), su nueva obra y la excusa para volver a compartir otra conversación con él.

En una entrevista anterior, con motivo de 'Un trozo de cielo azul', me comentabas que tu único propósito era el de tratar de ayudar a la gente. ¿Se mantiene esa esencia en este nuevo libro?
Esa es la idea, sugerir consejos, mostrar el camino que yo recorrí para superar un momento tan complicado a aquellas personas que estén en una situación similar. O no, porque lo que propongo, con aspectos como hacer retiros, leer, hacer un voluntariado, intentar cuidar los vínculos con los tuyos... Son cosas que nos interesan a todos, al margen de que puedas estar hundido en la miseria. Todos deberíamos llevarlas a cabo, en mayor o menor medida.

En la portada se puede leer "transforma tu interior y consigue una vida nueva". Aunque parezca una frase típica del mundo del 'coaching', este libro no versa sobre ello...
Para nada. Es un libro muy humilde basado, totalmente, en mi experiencia. Cuidado, eso de transformar tu interior y vivir una vida nueva no significa que vayas levitando por la vida y no tengas temores ni problemas. No. Soy una persona absolutamente normal que conseguí dar un giro radical a mi vida, no solamente a lo que se refiere a trabajo o a cuidar vínculos, sino en la manera de pensar y de ver las cosas.

Prácticamente en la primera página abordas el concepto de felicidad, pero huyendo de aspectos fugaces. ¿Crees que tenemos una concepción equivocada?
Hay una realidad: desde hace unas décadas se nos está vendiendo un concepto de la felicidad que no sólo no es verdad sino que, además, es muy peligroso. Nos quieren hacer creer, y eso además está financiado y forma parte de las campañas políticas, que conseguir la felicidad es una cuestión de voluntad, de decisión. Es mentira. Nosotros no podemos manejar todas las circunstancias de la vida y hay gente que ni siquiera se puede plantear ser feliz por la situación que tenga, como por ejemplo alguien que nace en una favela; hay casos donde conseguir la felicidad no está garantizado, ni muchísimo menos, por el hecho de tener voluntad. Yo procuro ir con mucho cuidado con esa palabra, no quiero que la gente crea que este libro va de dar claves de la felicidad, no es ninguna varita mágica. Apuesto más por las palabras paz y calma, es una idea muy budista, se trata de mantener la compostura ante un Universo que hace lo que le sale de las narices.

Además de tratar de ayudar a la gente, ¿hasta qué punto te ayuda la escritura de estos libros para valorar todo el camino que has recorrido?
Escribir, para mí, no es sólo contar una historia sino, además, descubrirse a sí mismo, analizarte y desnudarte. Es algo que me gusta mucho. Al margen de que se publique o no, el ejercicio de escribir, y hacerlo además a mano, que te ayuda a ir a otra velocidad, es sano para todo el mundo.

Una de las partes que conecta con el libro anterior, es tu pareja, Angélica. Entre sus cualidades destacas mucho la bondad. Hacen falta más Angélicas en el mundo.
Las hay. En el primer libro hablaba mucho de ella, en este también lo hago pero para darme paso a presentar otras personas que estuvieron y/o están en mi vida y que han sembrado en mí unas semillas de bondad. Creo que todos tenemos personas así. Hablo de un antiguo profesor, del portero del edificio en el que vivía de pequeño... Todos a lo largo de nuestra vida hemos tenido a alguien al lado que nos ha dado afecto, protección y amor, y no tienen por qué ser necesariamente nuestros padres. Los recuerdos tienen un poder latente, así que, aunque estas situaciones se hayan dado hace muchos años, se pueden rescatar y te pueden servir. Queda siempre la pena de no haberles dado las gracias. Es normal porque cuando eres niño no eres consciente de ello, pero aunque sea a nivel mental está bien decir gracias.

Hay otra parte emotiva en la que hablas de la reconciliación con tus hijos. ¿Han podido leer ya el libro?
No, están en una edad en la que pasan mucho de mí (entre risas), tienen 24 y 20 años. Se lo leerán seguramente más adelante. Pero sí, esa era una parte muy importante de este libro y de mi vida; sin rescatarlos a ellos, no podía seguir adelante.

¿Es quizás esa una de las mejores partes que te llevas de tu proceso de transformación personal?
Lo mejor del proceso es todo, en general. Estoy tan sorprendido, satisfecho y contento con ese nuevo Alonso, que creo que todo lo que me ha pasado, incluida por supuesto la reconciliación con mis hijos, tienen un valor muy especial. Lo que tengo ahora lo considero muy valioso, por ejemplo, valorar cada minuto que paso con mis padres, que ya están muy mayores, valorar cada minuto con mis hijos, después de haberme perdido tanto de ellos.... Todo ha adquirido un sentido muy especial.

También hablas de la muerte en algunos pasajes, especialmente cómo aprendiste a "convivir con ella para hacer la vida más llevadera".
Me está sorprendido mucho, y perdón por la redundancia, la sorpresa de la gente por el hecho de que mencione mucho en el libro a la muerte. Joder, es lo más importante en nuestra vida, nuestro destino final, lo que nos inquieta, es la muerte. Es el enigma, el misterio y el gran temor del ser humano. No digo que haya que tenerla presente todo el rato, pero empezar a acostumbrarte a ella es fundamental porque todos nos vamos a encontrar en ese trance. El otro día me encontré a un amigo a un amigo que estuve un par de meses en coma. Me dijo una cosa muy interesante, sentía que iba a morir y que, aunque está claro que es bueno tener a gente cerca, es algo que pasas solo.

¿Por qué crees, en tu opinión, que sorprende tanto esto a la gente?
Porque acojona mucho, es el fin, no sabemos qué pasa después. De lo que no cabe duda es que es el gran temor, lo que hace que nos volvamos absolutamente loco es la idea, la realidad de la muerte.

Hablando de miedos y de retos, ¿te has perdonado a ti mismo?
Por supuesto. Pero además tengo que hacerlo cada día. Sea felicidad o paz, cuando la encuentras no la tienes para toda la vida, esto se consigue y al día siguiente se va al traste, porque pasan muchas cosas, somos imperfectos. Lo que quiero transmitir en el libro es que eso tiene que ser una constante, estar cada día pendiente, de una manera casi automática, de lo que es verdaderamente importante.

En estos dos libros has hecho gala de una gran sinceridad respecto a ti mismo. ¿Cómo de importante es esa actitud en un proceso de transformación personal?
Estamos hablando de perdonarse a uno mismo, de valorar las cosas importantes, y eso no puede hacerse sin ponerse delante un espejo. Es algo que se consigue, por ejemplo, con el voluntariado, porque es un espejo de tu propia mortalidad. Otra práctica que ayuda mucho en este sentido son los retiros. En los primeros días no, pero a medida que se diluye el ruido que arrastras del exterior, te vas escuchando a ti mismo. Tampoco cuesta tanto ser sincero con uno mismo, siempre y cuando se entienda que somos muy imperfectos. Está bien reconocer que somos vulnerables y frágiles, eso te da libertad para arrepentirte y pedir disculpas.

Hay unos protagonistas indirectos en 'Empieza de cero': los libros. ¿Hay algún título, además de los que aparecen en este libro, que quieras recomendar?
Ahora me estoy leyendo 'Hacia rutas salvajes', que habla de soledad y naturaleza; y 'Desobediencia civil', de Thoreau, que me alivia mucho. Thoreau, además de ser muy inteligente, fue un visionario, en aquella época, aunque no existían los problemas actuales, ya los vio venir.

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