Gente digital

Autenticidad. Esa quizás sea la palabra que mejor defina a Miguel Campello. El artista ilicitano publica este viernes 3 de febrero su nuevo disco, ‘Noche y día, un doble álbum compuesto por 20 canciones donde se aprecia su sello personal. Esa creatividad para componer se deja notar en cualquier conversación, donde es capaz de hablar de música y acabar ligándolo con reflexiones profundas. Pasen y lean.

Este viernes se publica tu nuevo álbum, 'Noche y día', un doble disco con 20 temas. ¿Cómo lo definirías?
Es una necesidad de no dejar canciones fuera. Siempre me han gustado los conceptos que unen disco, como sucede aquí con la noche y el día, aunque yo lo veo más como un amanecer. Para mí las letras de cada disco son un desahogo, todo surge de una manera que hace que no tenga una explicación lógica, incluso a veces varias canciones son para mí la misma, como si dentro de ese día  una canción diera pie a otra. Es ese concepto de reunir todo lo que vives incluso lo que sueñas. Más que escribir, me dedico a guardar recuerdos. Estoy buscando una expresión porque no me considero escritor, en verdad me dedico a recopilar esos recuerdos de cosas que vivimos, que creo que es algo que, en mayor o menor medida, hacemos todos. Hay gente que tiene el poder de sentarse e inventar un mundo, yo en cambio tengo que vivirlo, aunque luego lo reinvente.

Desde hace unos meses ha habido varios adelantos del álbum. ¿Qué valoraciones te están llegando de estos temas nuevos?
Desde hace un tiempo estoy tranquilo en ese sentido, por decirlo de alguna manera es como si el público y yo nos conociéramos. Con ese nerviosismo habitual, sé que la canción que a mí llena y me hace sentir también le generará lo mismo a otra persona. Mis canciones es darle vueltas a cosas sobre las que llevo pensando mucho tiempo, como ese investigador que lleva detrás del mismo caso 15 años. En el fondo todos somos lo mismo: buscamos lo que nadie ha hecho, aunque realmente ya está todo inventado, las palabras ya existen, es la forma de conjugarlas lo que lo hace diferente.

Una de las cosas que llama la atención es el hecho de que sea un doble álbum con 20 canciones, justo en un momento en el que muchos artistas aseguran que la industria no apuesta por los discos.
No siento que vaya a contracorriente. Yo soy partícipe también de que hago una canción y me gustaría que mi público la escuchara inmediatamente, siempre he soñado con esta inmediatez de la que nos quejamos pero que realmente la hemos buscado. Soy muy nervioso desde niño, aunque en ese tiempo no se diagnosticara la hiperactividad, siento que se está igualando el tiempo a la velocidad en mi manera de ver las cosas. Vengo de la escuela anterior, cuando no existía ninguna red social, nuestros vídeos los poníamos en una web y era todo muy loco. Ahora hemos pasado a un mundo del 5G en el que si algo tarda un segundo ya nos estamos quejando. Una de dos, o te subes al carro o te quedas fuera. Sigo haciendo ejercicios para poder llevar ese carro, porque si no te toca bajarte.

¿Cómo valoras, entonces, la situación actual respecto al consumo cultural?
No sé si alguien tiene el tiempo suficiente para escuchar mi disco, sin embargo hay gente que se sienta y se ve de una tacada la temporada entera de una serie, yo no me meto en eso, que cada uno haga lo que dé la gana, al final parece que todo es una guerra y no estoy para eso. Pasa con la piratería, pero a mí me da igual, me gusta crear y por eso voy a seguir creando. Parece que si no pones tu disco en Spotify o YouTube no existes, es absurdo renegar de todo ello cuando quiero que mis canciones lleguen a la gente y compartirla con ellos. De esas plataformas, los artistas apenas ganamos nada, al final tienes que hacer tus conciertos. Siempre he confiado en el amor al arte, por eso seguiré escribiendo, doy gracias a Dios que haya ese escaparate, vivo de lo que me gusta. Creo que, sobre todo, lo que nos molesta a los músicos es que no sepamos quién es el jefe de Spotify, que no nos invite a la cena de empresa; si hiciésemos esto un poco más familiar, funcionaría de otro modo. Al final quienes manejan el cotarro también son esclavos de ello. Todo es bastante más sencillo de lo que lo hacemos. Yo prefiero tener pocos seguidores y saber quiénes son a tener un millón y que sea mentira; hace poco he descubierto, era muy ignorante en esto, que se pueden comprar los seguidores en redes sociales, hay gente que prefiere engañarse a sí misma con la numerología, para mí ha perdido toda la gracia. Vivimos en un Matrix. Los números afectan a todo: hay gente a la que le hacen entrevistas por haber llegado a un número concreto de seguidores, si eso lo hubiéramos dicho hace años pensaríamos que estamos locos, que es propio de 'Regreso al futuro'. Qué más da cómo cantes si hay un aparato que te hace cantar bien. Hemos aceptado muchas cosas como válidas. Artísticamente, aunque una canción lo vaya a petar, si a ti no te llena, la vas a aborrecer. Yo no he aborrecido nunca ninguna canción mía, y en todos los conciertos toco temas que llevo muchos años interpretando. Cómo las voy a aborrecer si esas canciones me han dado lo que soy a día de hoy, no voy a renegar de un pasado del que estoy orgulloso.

¿Cuándo se inspira más Miguel Campello para componer, en la noche o en el día?
Suelo vivir muchos amaneceres, ese punto en el que se te ha hecho tarde porque estás escribiendo, pintando o simplemente viendo una serie y ves por la ventana que está amaneciendo. Ahí lo apago todo y disfruto de esa transición. Creo que el ser humano no percibimos cosas que son brutales y que solo apreciamos cuando las vemos en los documentales, el universo está ahí y somos parte de él. He vivido siempre en el campo, así que he tenido siempre todo eso al alcance y he tenido claro que lo mágico que tiene todo esto es que no llegaremos a entender las incertidumbres que tenemos, como saber si el hombre llegó a la Luna. La razón es muy compleja de entender. De lo que no sé intento no hablar, y de lo que sé trato de hablar en las canciones, pero no como algo que quiera imponer a los demás, sino expresando mis pensamientos. Cada uno interpreta las cosas a su manera, por eso da miedo que algo pueda sentar mal a alguien. Caemos en la autocensura por si acaso. Por ejemplo, en este disco había una canción en la que decía "hoy me siento el Rey de España", que es una expresión que yo he oído mucho en mi casa cuando se está a gusto. Lo acabé cambiando por si alguien lo atribuía a la Monarquía y le sentaba mal.

Uno de los adelantos del álbum es 'De fiesta con Lola Flores'. ¿Qué significa para ti esta artista?
Tengo una historia muy curiosa. Nada más sacarme el carné de conducir un amigo me dijo que si le traía a Madrid me pagaba la gasolina. Trabajábamos juntos en un bar en Elche, nos vinimos para acá y nos perdimos en la M-30. Veíamos las indicaciones del cementerio de La Almudena y acabamos llegando allí porque están enterrados Lola y Antonio Flores. En mi casa se quiso mucho a Lola, para mí era como ir a visitar a un familiar, he sido un niño de cementerio, de ir los viernes por la tarde con mi madre a cambiar las flores a nuestros antepasados. Esa visita tuvo como algo mágico. Con el tiempo, cuando empezamos con ElBicho, hubo mucha gente que me decía que tenía algo de ella. Otra anécdota graciosa es que mi tía Carmen me decía que, cuando llegara a Madrid, tenía que ser novio de Rosario Flores para hacerme famoso. De Lola Flores siempre me llamó la atención esa cercanía y espontaneidad, se metió en todas las casas, formaba parte de muchos hogares. Para mí esta canción es una dedicatoria. Soy muy de pensar en cuando no estemos, quiero crear obra para luego ser recordado, hay muchos artistas a los que seguimos viviendo porque han dejado su huella; es más importante dejar esa huella y seguir viviendo eternamente por ese legado. Ese sería el mejor premio, nada de un Grammy.

Ahora llega una gira de presentación con fechas ya confirmadas en ciudades como Barcelona, Málaga, Sevilla o Madrid. ¿Cómo va a ser el repertorio de estas actuaciones?
En este caso vamos a hacer el disco. No tiene sentido hacer una presentación del álbum para acabar tocando solo cinco canciones de él y 15 de las antiguas. De hecho hay canciones que aún no tengo claro si me las sé, tengo que interiorizarlas, son 20 canciones que han sido grabadas, mezcladas, que en algunos casos tienen videoclip... Hay una parte de locura. Con el paso de los conciertos se irá asentando todo, que haya esa comunión con la banda, hasta que no te subes al escenario con público hay cosas que son imposible ensayarlas.

En 2020 comentabas en otra entrevista en GENTE esa necesidad de estar en contacto con la naturaleza. ¿Es ese el secreto para tanta creatividad musical?
He vivido en Madrid durante 11 años y veía que mi espacio se reducía al sitio en el que vivía, se expandía hacia eso. Cuando tienes un espacio grande, como el campo o el mar, esa expansión es infinita, no hay paredes, hay un punto material, con tanto ruido y estímulos tu cabeza no puede parar. Por eso algunas veces todos necesitamos irnos a ese silencio absoluto. Es complejo de explicar. La comparación la hago como esos peces que crecen en función del tamaño del estanque en el que viven; si eres pintor y vives en una nave muy grande vas a crear cuadros gigantes. Nada es mejor ni peor. Me he criado desde pequeño en el campo, por eso entiendo que la gente que haya crecido en la ciudad no lo vea igual, no hay una única manera de ver las cosas, cada uno debe buscar la suya, aunque a veces tendemos a hacer lo mismo que le ha funcionado al vecino.