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Jota Linares: "El corazón, cuando se rompe, suena igual ahora que en el año 2000"

El director de cine presenta su primera novela, ‘El último verano antes de todo', una trama con tintes autobiográficos y que ha tenido un punto terapéutico.

Archivado en: entrevistas, cultura, literatura, Jota Linares

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Jota Linares

Foto: Carlos Ruiz B. K.

"De joven tenía un mapa mental para no pasar por ciertas calles de mi pueblo"

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F. Q. Soriano
11/11/2022 - 00:40

Gracias a producciones como ‘Las niñas de cristal', Jota Linares está considerado uno de los directores más prometedores del cine español. Pero, lejos de conformarse con esa etiqueta, el gaditano ha decidido explorar nuevos horizontes creativos de la mano de su primera novela, ‘El último verano antes de todo'.

Es su debut literario. ¿Qué semejanzas y qué diferencias tiene respecto a la creación de una película?
Muy diferentes, opuestos por completo. Algo que me fascina del cine es la cantidad de gente que se necesita para hacer una obra, es un trabajo muy colectivo, de equipo, hay unos vínculos muy fuertes porque todos remamos en una misma dirección; el trabajo de creación de una novela es muy solitario, de pasar mucho tiempo a solas con tus ideas y personajes. Son procesos que yo he vivido completamente opuestos, pero ambos son maravillosos. El proceso de escribir una novela es muy libre, cuando haces una película, sobre todo dentro de los estándares del cine español, tú mismo sabes que hay cosas que no puedes hacer.

Al leer la sinopsis, parece complicado no creer que la novela tiene mucho de autobiográfica. ¿Qué tiene el protagonista, Ismael, de Jota Linares?
Tiene mucho, me divido en dos personajes, en Ismael y en Raúl, porque así me resultaba más fácil hablar de determinados temas sin tabúes y sin miedos, me daba mucho pudor que los personajes fueran planos, quería que tuvieran luces y sombras. Como era una historia muy personal y bastante autobiográfica, para que la trama mereciera la pena tenía que mirar a los fallos y a las virtudes de los personajes. Eso ha sido un proceso complicado.

Ismael es un director de cine traumatizado por las críticas negativas de su primera película. ¿Cómo lleva esa parte de la industria?
Ahora bien. Hay un paralelismo muy claro con mi primera película, que fue un gran fracaso de taquilla. Ismael adapta 'Romeo y Julieta' de Shakespeare, y yo lo hice con 'Casa de muñecas' de Ibsen. En aquel instante te pilla muy vulnerable, es como si fuera tu primer hijo. Además te da mucho miedo de que sea el fin de tu carrera, y eso te paraliza por completo. Ahora, cuando ya estás en la rueda y te das cuenta de que esto tiene subidas y bajadas y de saber gestionar ambas, aprendes a llevarlo y entras en una estabilidad de trabajo. A nivel personal, la que creía que iba a ser la muerte metafórica de mi carrera coincidió con la muerte real de mi madre.

¿Ha habido un proceso de duelo en la creación de esta novela?
Sí, he cerrado heridas. El día que escribí la palabra 'Fin' en mi primer manuscrito, antes de enviarlo a mi editora, recuerdo que estaba solo en casa y me permití llorar. Fue como el final de la película 'Verano 1993' cuando la niña se rompe, lloré todo lo que no había llorado, pero no me asusté, sentí que necesitaba soltarlo. Sí, fue un proceso muy sanador, muy curativo, crear una obra artística a partir de las cenizas de un dolor tan grande.

¿Representan Raúl y Natalia a todos esos sueños de juventud que a los que se acaban renunciando?

Sí, están basados en muchas historias que yo conocí en aquel verano del año 2000. Simbolizan a una pandilla, la familia que realmente eliges, algunos se parecen a Ismael en el sentido de que los sueños se pueden convertir en otra cosa. Por ejemplo, para mí era clave que Raúl fuese muy luminoso, vitalista, que todos los sueños que tenía en el verano del 2000 se convierten en otra cosa, pero hace oro de esos nuevos sueños. Natalia tiene sueños tan pequeñitos como abrazar a sus padres y lo ve imposible. Quería plasmar que cada persona tiene sus propios sueños y todos son válidos.

Otro de los personajes es El Maño. Afortunadamente se va hablando más de ello, pero el 'bullying' siempre ha estado ahí.

Siempre ha estado ahí y ha estado muy legitimado, que era el miedo que yo tenía. Me sucedía como al personaje de Raúl, tenía un mapa mental de las calles de mi pueblo por las que sabía que no podía pasar a determinadas horas porque saldría escaldado. Las generaciones posteriores han sufrido 'bullying' con teléfonos móviles, que es terrible, es un acoso que no termina nunca. Cuando a la gente de nuestra generación nos insultaban, los adultos de los años 90 nos decían que no pasaba nada, no se daban cuenta de las fracturas que generaban en nosotros. Me interesaba mucho crear esa figura de El Maño, que es el monstruo que todos hemos tenido en los pueblos, y quería darles a esas personas que han sufrido el acoso de ver que los verdugos se convierten, con el paso del tiempo, en otra cosa, dejan de dar tanto miedo.

¿Cree que un verano para un joven de 18 años, en este momento, difiere mucho del verano que vive Ismael en el año 2000?
Hay muchas diferencias en determinados aspectos, luego enamorarte, equivocarte, perder la virginidad... son emociones primarias que se viven exactamente igual. Creo que han cambiado las formas de comunicarse, especialmente por la tecnología. Los veranos ahora se viven de una forma diferente, no sé si fuimos una generación más tardía o si descubrimos las cosas en su momento correcto. Ahora todo es inmediato, todo tiene que ser ya y ahora, pero las emociones siguen siendo las mismas: suena igual el corazón cuando te lo rompen ahora que en el año 2000.

¿Qué poso le gustaría que dejara el libro en el lector?
Primero que tenga una sensación de vida, de haber hecho un viaje emocional y que incluso en la oscuridad más profunda siempre acaba llegando la luz. Más allá de que la muerte marca tanto a los personajes de la novela, el camino que emprenden es hacia la vitalidad, hacia el optimismo. No es una novela pesimista, hay cosas dolorosas de las que creo que no se habla suficiente, como la enfermedad y la muerte, pero detrás de todo eso hay muchas ganas de sobrevivir.

Ahora que ha descorchado esta faceta, ¿ve compatible ampliar la trayectoria literaria mientras crea nuevas películas?

El año pasado fue muy complicado, porque tuve el estreno de 'Las niñas de cristal', luego empecé a dirigir 'Días mejores' para Amazon, a la vez tuve que entregar el manuscrito final de la novela... Fue una locura, pero merece mucho la pena. Tengo una profesión en la que, afortunadamente, el trabajo no es trabajo, es un disfrute, con sus momentos malos, que también los tiene, y sus momentos buenos, poder dedicarte a contar historias es un lujo y un honor, así que lo veo muy compatible. De hecho, mi próxima película se rodará en 2023 y tengo ya ideas para una segunda novela.

Para acabar, una pregunta muy poco orginal, ¿ve la posibilidad de llevar esta novela como serie o película?

Lo veo como una miniserie. Sé que cuesta creerlo, pero durante el proceso de escritura no he pensado en ello, quería que la novela fuera eso mismo y que si pensara en términos cinematográficos le estaría siendo infiel y no hubiera salido bien. Si pensara en ello, habría empezado a cambiar cosas, de hecho tener que adaptar esta novela es un tarea complicada, hay mucho diálogo interior de los personajes, muchos saltos de tiempo.  

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