La XII edición de este certamen reúne a artistas como Sara Correia o Katia Guerreiro en los escenarios de Caixaforum y Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío. Habrá actividades paralelas, como exposiciones o proyecciones de cine.
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F. Q. Soriano
24/6/2022 - 00:40
En su esencia, el fado es toda una seña de identidad de Portugal, pero lejos de encerrarse en el país vecino, este género musical sigue ganando adeptos fuera de esas fronteras. Sirva como muestra de ello el Festival de Fado de Madrid, un evento que, de cara a esta XII edición, recupera la normalidad, arrancando este sábado 25 (18 horas) con una conferencia en Filmoteca Española y la proyección de la película ‘Fado', de Sofia de Portugal y Aurélio Vasques.
Sin embargo, el plato fuerte llegará con los conciertos. El mismo sábado (20 horas), Sara Correia comparecerá en CaixaForum Madrid para demostrar por qué esta considerada, hoy por hoy, como una de las certezas más vitales del género. Al día siguiente, el domingo 26, el epicentro se traslada al Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío, donde, a partir de las 17 horas actuará Katia Guerreiro, protagonista de esta entrevista:
Actúa este domingo 26 en el Festival de Fado de Madrid- ¿Qué se siente al salir a un escenario fuera de Portugal para representar a un género como el fado?
Es una gran responsabilidad y un honor ser una especie de embajadora de nuestra cultura y nuestra lengua; cuando el fado se canta en otra lengua diferente al portugués, no tiene nada que ver. Cantar fado es una condición, una forma de vivir, el objetivo principal es compartir emociones, una intensidad de sentimientos que no se hace en nuestro día a día. Cuando subimos al escenario es como si abriéramos el corazón y ayudáramos al público a meter la llave en la puerta y abrir sus emociones. Se convierte en una fiesta de vida; la vida tiene los colores: tristeza, nostalgia, ganas de vivir, alegría, euforia. Todo eso se canta en fado, es quizás el género más completo a nivel de emociones, no tiene comparación, es único. Vivimos de una forma muy rápida y cuando se escucha el fado en un concierto, las luces se apagan y el corazón se abre, nos quedamos muy cercanos a nuestra intimidad.
Aquí en España asociamos el fado a la 'saudade', la nostalgia. En cambio, usted defiende que este género también tiene un componente alegre.
Sí, saudade no es sentimiento triste, es una mezcla de cosas, una sensación de alegría porque tienes oportunidad de conocer a alguien o de estar en un lugar que nos hace bien, pero que al tiempo añoras algo. Son cosas difíciles cosas de explicar. Amália Rodrigues decía que la saudade, como el fado, es un misterio.
¿Cambia mucho un concierto en función de si está enmarcado en un festival?
Vengo al festival como si fuera un concierto mío. En este festival hay eventos alrededor, como conferencias o exposiciones, pero cuando subo al escenario soy yo, voy a cantar mis canciones, no tengo una preparación diferente. El objetivo del festival es que los artistas se presenten por sí mismos, identificándose, no soy funcionaria del festival, sino una artista, tengo una identidad propia y vengo a presentar mi último disco, 'Sempre', como si fuera un concierto de una gira.
La temática de este año del festival es el fado y el mar, dos elementos muy presentes en su infancia en las Azores.
Es especial para mí. Crecí con el mar alrededor, mirando al Atlántico profundo. Suelo decir que el mar en las Azores es diferente en el resto del mundo. Crecí imaginando qué estaría detrás, tenía todo un mundo para descubrir. Creo que tal vez el secreto del misterio de mis emociones está ahí: crecí siendo una niña diferente, con emociones muy distintas de los demás, era muy intenso. Cuando crecí llegué a la conclusión de que no soy diferente, solo tengo una forma distinta de vivir mis emociones, intensamente, los otros las guardan hasta que descubren el fado y las sacan afuera.
Ha ayudado, entonces, el fado a esa sensibilidad especial.
Sin duda. Cuando descubrí el fado comprendí todo lo que soy. Hasta entonces creía que sería muy difícil con lo que yo soy, era muy doloroso, pero el fado me ayudó.
Gracias también a artistas como Sara Correia o Carminho, el fado vuelve a estar vigente a nivel internacional. ¿Estamos ante una nueva etapa dorada?
Creo que está muy bien representado. Claro que si miramos de forma general hay artistas que ahora cantan el fado de una forma más moderna, con otros instrumentos y sonoridades, andamos de gira por todo el mundo y tenemos influencia de otros géneros, es normal, es una música viva. Es natural que los artistas quieran innovar, aunque yo no siento mucha esa necesidad. Para mí el fado en su esencia tradicional es suficiente, no necesito de artificios, es muy intenso, sencillo pero con una complejidad enorme porque nos da el espacio para poner todo lo que queremos. Con muchos elementos, restamos espacio para las emociones. La voz y la guitarra portuguesa son los maestros de un concierto de fado, todo lo que se ponga alrededor de eso puede desvirtuar un poco lo que es la esencia del fado. No es una crítica. Mi forma de presentarme y lo que me hace feliz es así. Estamos en un periodo increíble, se habla de fado en muchos lugares del mundo.
Antes mencionaba a Amália Rodrigues, ¿qué supone para usted?
Es la referencia máxima. Ella fue la gran innovadora del fado, tuvo el coraje de salir de los barrios tradicionales para atraer a los nuevos compositores. Fue muy criticada, pero conquistó a todo el mundo y era muy seria haciendo su trabajo. Tenía un sentido de responsabilidad sobre lo que representaba, todo el mundo miraba a Amália como una diva y la embajadora de Portugal.
Como licenciada en Medicina, ahora cura, pero de otra manera, con la música.
Ahora no ejerzo, pero como se suele decir en Francia durante el día sano el cuerpo de la gente y por la noche sano su mente, creo que es muy bonito. Si el fado cura mi alma y mi vida y lo comparto, creo que puedo sanar la vida de los demás. Es una misión.
En 2018 tuvo una incursión en el cine con 'Alfama em si'. ¿Le gustaría repetir experiencia?
Aprendí una cosa con esto de dejarme llevar por el fado: aprovechar las oportunidades. No quiero ser actriz pero si llegara una invitación creo que sí podría hacerlo. Hice teatro en la escuela y en la Universidad. El productor de mi último disco me decía que un fadista es actor de teatro, es una persona que absorbe todo y tiene que ofrecer la verdad, más que los actores de cine o de televisión. Un actor de teatro, como un fadista, se tiene que mostrar entero delante de la gente, no puede cometer errores.
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