El cantautor vasco lanza 'Hollywood es solo una palabra', un disco en el que realiza un viaje por toda la enfermedad, desde el diagnóstico hasta el paso por el quirófano. Además, el documental 'Junio en Galápagos'
Archivado en: entrevistas, música, cultura, Patricio
Francisco Quirós
11/4/2022 - 17:18
Con dos discos bajo el brazo, la carrera musical de Patricio avanzaba con paso firme. Sin embargo, en el camino del cantautor bilbaíno se cruzó un obstáculo tan inesperado como difícil. En 2015 le diagnosticaron Parkinson juvenil, una enfermedad que limitó su actividad física y artística. Una operación compleja que le ha devuelto la autonomía y la ilusión. Todo ese viaje queda plasmado en un disco, 'Hollywood es solo una palabra', y un documental, 'Junio en Galápagos', de los que nos habla en esta entrevista.
Un disco y un documental. Se puede decir que es un regreso por todo lo alto.
Sí, totalmente, hemos tirado la casa por la ventana. El disco sale el 22 de abril y el documental se publicó el viernes 8 en la plataforma Filmin.
Son dos proyectos complementarios, pero, ¿te hace especial ilusión alguno de los dos?
El disco sin lugar a dudas, ha sido un proceso muy largo, muy personal, volqué mi vida en ello. Además, representa un fase de mi vida que nunca voy a olvidar. Por eso me hace mucha ilusión. Es una cosa íntima, personal... En fin, es muy especial para mí.
Se ha convertido en una frase un tanto manida aquello de "es algo que me ha salido de dentro", pero en este caso adquiere más sentido si cabe.
Se puede decir siempre, pero creo que en este caso es realmente así. Ahora, cuando miro atrás, lo veo más fácil, pero cuando estás mal no es evidente sentarte a hacer una cosa así. El premio es que también se enriquece tu temática, dices cosas diferentes, crece tu mundo interior. Es un regalo para la gente, además de para mí, por supuesto. De repente dejas de lado las cosas de las que hablabas antes, desde otro prisma, es enriquecedor.
En una entrevista reciente decías que para ti la enfermedad ha supuesto un viaje. ¿Qué momento fue más duro, cuando te dieron el diagnóstico o cuando asimilaste que padecías Parkinson?
El peor es momento es cuando no sabes qué te pasa. Estuve tres años mal, sin diagnóstico. Tienes muchas preguntas, no sabes si vas a morir o si es simplemente una lesión. Es algo constante, no es un problema en la pierna que después de unos meses te vas recuperando. Es una enfermedad multisistémica, afecta al sueño, al humor, a la movilidad, a la motricidad, a la elasticidad... En cada cosa que haces te está recordando que tienes eso, para la cabeza es muy duro. Sin diagnóstico es frustrante. Luego, cuando te dicen lo que tienes, es duro, pero ya sabes el nombre, es diferente.
¿En qué momento te plantean la posibilidad de operarte?
Como dos o tres años antes de la operación. Te lo dicen y necesitas un tiempo para asimilarlo, es un proceso, tratas de entenderlo y de hacerte a la idea de que es la mejor opción. En todos los sentidos, tanto para el diagnóstico como para la aceptación, necesitas tiempo para encajarlo todo. Al principio ves la operación como algo lejano, pero luego ves que es lo que toca, te convences de que saldrá bien, pero no es fácil.
Había un peaje físico, de limitarte a la hora de hacer música, pero entiendo que a nivel anímico también habrán sido momentos duros.
Hay una falta de autonomía y de movilidad importante, que fluctúa, hay días mejores y otros peores. A mí me pasaba que estaba como más triste. No quiero decir la palabra depresión, porque creo que, gracias a Dios, no soy depresivo, pero sí que tenía sensaciones químicas de apagarme, de que se me acababan las pilas. No es es sencillo gestionar esto, debes tomar las cosas con calma. Es muy importante el sueño, un día que duermes mal se te hace todo más cuesta arriba. El equilibrio es necesario, no dramatizar, todo lo que digo es como mensajes de tazas de autoayuda, pero realmente es así.
A nivel profesional, en muchas ocasiones, nos marcamos metas y hablamos de éxito. ¿Toda este proceso ha hecho que te replantees las expectativas que pudieras tener en este sentido?
Sí y no. Siendo sinceros, obviamente sí quiero que mi carrera evolucione, como cualquier persona, creo que eso es humano. También es cierto que, donde antes valían muchas cosas, ahora ya no vale todo. Me refiero a nivel artístico, no olvidar que la razón por la que empecé a hacer esto era porque me gustaba y porque sentía cosas muy bonitas. No quiero que esto se convierta en una máquina de hacer salchichas, que cada canción y cada disco tengan una intención. Cuando eres un adolescente, vuelves de clase, haces una educación, te sientes bien, se la enseñas a un amigo y flipas. No quiero perder eso. La música es tan vocacional que haría una analogía con la religión, ser músico es como ser cura, atiendes a una llamada que para los de fuera no tiene sentido. Son profesiones muy inciertas, hay momentos buenos y malos, quizás más malos que buenos, pero si pierdes de vista lo bien que te lo pasabas con 13 años tocando en tu habitación, apaga y vámonos.
Ahora llega la parte bonita de presentar el álbum en directo, con conciertos como el del 5 de mayo en la Sala Galileo Galilei de Madrid. ¿Hay más nervios o ilusión por hacer esta gira?
Hay ilusión y miedo. Hay mucha ilusión porque, aunque está mal que lo diga, es un discazo, es así; tengo ganas de enseñar las canciones, de tocar solo y con la banda, de ver cómo las canciones van entrando en el público, cómo reacciona. Pero, claro, físicamente es algo que va a requerir de mí todavía más disciplina de horarios, de comidas y de dormir. Soy abstemio desde hace mucho tiempo, pero menos horas de sueño, actualmente, me rompen el invento, entonces tengo cierto respeto.
En el disco hay colaboraciones como las de Diana Navarro y Depedro. ¿Te impacta aún más escuchar unas letras que hablan tanto de ti en la boca de otros artistas?
Sí, eso es increíble, es muy bonito. Además, Depedro la hizo muy emocional, muy suya. Cuando estuvimos en el estudio me dijo: "¡Vaya canción!". Son como regalos que me da el camino.
En el trailer del documental aparece un frase: "Un escritor de canciones que quería encontrar la canción perfecta". ¿Cómo va esa búsqueda, has encontrado la canción perfecta?
Como decía Joaquín Sabina, la canción perfecta no la encuentras jamás, así que sigo en la búsqueda. Espero seguir por mucho tiempo.
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