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Les Luthiers: "La mascarilla es una barrera para las risas, pero también para el virus"

El grupo humorístico-musical está de vuelta a los escenarios con su espectáculo ‘Viejos Hazmerreíres'. Hace parada en Madrid este viernes 4 y el sábado 5.

Archivado en: entrevistas, cultura, Les Luthiers

"La pandemia no debería habernos quitado las ganas de reír"

F. Q. Soriano
03/2/2022 - 00:07

Todo principio tiene su fin, y el de ‘Viejos Hazmerreíres' no es una excepción. Eso sí, lejos de caer en la nostalgia y la melancolía, Les Luthiers vuelve a apelar a la risa, tan necesaria después de casi dos años conviviendo con el coronavirus.

La gira de ‘Viejos Hazmerreíres' se tuvo que suspender en 2020 por la llegada de la pandemia. ¿Afrontan con más ganas este regreso a los escenarios?
Más que ganas: con desesperación. Estamos como fieras enjauladas, ansiando el momento de retornar a nuestras correrías.

Han sido casi dos años de paréntesis, ¿han introducido alguna modificación en este espectáculo respecto a lo que hacían en 2020?
Apenas pequeñas modificaciones, nada esencial. Lo perfecto no debe ser retocado. Nuestro espectáculo sí, pero no se nos ocurrió cómo.

En esta gira por España han incluido ciudades que no visitaban desde hace muchos años, como Albacete o Alicante. ¿Hay algún motivo especial para ese regreso?
Sí, abrimos una guía turística de España y empezamos por orden alfabético. Ahora en serio: tenemos la fortuna de ser queridos y esperados en muchos lados. Creemos justo retornar a esas plazas en las cuales, por diferentes circunstancias, hace mucho que no visitamos.

Madrid también está incluida en la programación. ¿Cómo es la conexión con el público de la capital?
Utilizamos la M-11. Nos da una conexión muy rápida.

¿Hay alguna anécdota de sus numerosas actuaciones en España que recuerden con especial cariño?
Hace trece o catorce años comenzábamos una función de Los Premios Mastropiero en el Palacio Municipal del Ifema. Mientras Marcos y Daniel presentaban la "entrega de premios", en el otro extremo del escenario Jorge y yo esperábamos a oscuras. En esa condición podíamos entrever al público de las primeras filas.
Le dije a Jorge -mira, en la punta de la fila tres hay un hombre joven, con jersey de cuello alto, muy parecido al príncipe Felipe.
-Jorge trató de ver en la penumbra, pero no estuvo de acuerdo.
-No, no es él.
-Sí, Jorge- le respondí, es el príncipe. Entonces intentó una vez más y muy sensatamente, casi admonitoriamente, me dijo:
-No, Carlos, ¿qué podría estar haciendo allí el príncipe?
Cuando entramos, al final de la escena, nos confirmaron que, efectivamente, eran el príncipe Felipe y Doña Letizia, algo que -por seguridad- no nos habían informado por anticipado.
Al final vinieron a saludarnos. Fueron encantadores, cordiales y muy simpáticos. Para nosotros una inolvidable sorpresa y nuestro primer encuentro con el futuro rey, quien años después nos entregaría el Princesa de Asturias.

Para un evento donde la risa es un elemento fundamental, ¿suponen una barrera extra las mascarillas?
No hemos tenido aún la experiencia. Imaginamos que sí, pero esa barrera extra por fortuna también lo será para el SARS-COV2.

En líneas generales, ¿nos ha quitado la pandemia las ganas de reír?
La pandemia es/ha sido una calamidad universal. Sin duda, deja una estela de mucho dolor. Pero por esto mismo imagino que no debería habernos quitado las ganas de reír, sino todo lo contrario. Como fuere: a mí no me ha quitado las ganas de hacer reír. Ya veremos quién gana, si el virus o yo.

A través de un hilo conductor han recuperado piezas como Las majas del bergantín o Quién mató a Tom McCoffee. ¿Cómo ha sido ese proceso de selección dentro de un repertorio tan extenso como el que tienen?
Tenemos un repertorio muy grande; como para armar antologías varias. Cada vez que diseñamos una, partimos de una primera selección gruesa, un listado de obras que deben parecernos muy reideras o, si no, que tengan algún especial peso musical o de diseño. Luego, a partir de la larga lista resultante vamos refinando el repertorio definitivo, intentando que ofrezca variedad de géneros y variedad de situaciones dramáticas, adecuada combinación entre música académica y popular y variedad de protagonismos. El paso siguiente es el orden de las piezas, que -según unas cuantas variables- organiza el devenir del espectáculo para hacerlo tener buenas transiciones escénicas, sus clímax en ciertos puntos y sus remansos en otros.

El remate llega con Receta Postrera. Con el confinamiento muchos españoles nos metimos en la cocina para matar el tiempo, ustedes le han dado un nuevo uso a las sartenes y las ollas.
Es una escena tierna. Son dos ancianitas, amantes de la música y la cocina, que ofrecen una receta cantada. Se valen para ello, en efecto, de un instrumento inefable construido con ollas, sartenes y cucharas de madera. Como son tercas y competitivas cada una de ellas prefiere su receta a la de su compañera. Así que terminan ofreciendo las dos recetas en simultáneo mientras se corrigen mutuamente. Dudo que alguien en la pandemia haya desarrollado las dos virtudes, la de la cocina y la de la música. Las dos ancianitas tampoco.

Para terminar, el tiempo pasa para todos, y en 2017 Les Luthiers cumplía 50 años. ¿Hay algún halago mejor que llegar a viejo manteniendo la esencia de un hazmerreír?
No lo sé, cuando llegue a viejo te respondo.

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