La escritora madrileña fue reconocida como finalista del Premio Planeta gracias a ‘Últimos días en Berlín'. Con esta novela refleja el horror que se vivió tanto en la Rusia de Stalin como en la Alemania de Hitler.
Archivado en: entrevistas, cultura, literatura, Paloma Sánchez Garnica, Premio Planeta
Francisco Quirós Soriano
19/11/2021 - 00:30
Explica que su trayectoria literaria se ha ido forjando lentamente, que ha ido paso a paso. Sin embargo, eso no significa que Paloma Sánchez-Garnica fuera una desconocida cuando su nombre apareció como finalista del Premio Planeta. Su firma aparece en títulos como ‘Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido', galardonada con el Fernando Lara de novela en 2016; o ‘La sonata del silencio', adaptada a la pequeña pantalla por TVE.
Asegura que ha disfrutado mucho con la creación de esta última novela y espera que "igual que yo he aprendido a la hora de escribirlo y de documentarlo, ojalá haya podido reflejar en la vida de los personajes esa época y cualquier lector pueda llegar a entender qué ocurrió para estar más alerta".
Ahora que ya han pasado unos días desde la gala del Premio Planeta, ¿cómo lo valoras?
Estoy en un estado de disfrute consciente, agradecida a todo lo que me está pasando, no solamente por el premio, ser finalista del Planeta es un reconocimiento a mi trabajo y a todo lo que he hecho hasta ahora. El dinero está muy bien, pero sobre todo el caudal de cariño que he recibido me está resultando muy abrumador. Eso es lo bueno de la edad, no quiero perderme nada y disfrutar de cada momento.
'Últimos días en Berlín', antes 'La sospecha de Sofía'; has decidido no moverte, en el ámbito literario, de Alemania.
Es Berlín y la otra de la cara de la moneda que es Moscú con el stalinismo. Surgió la idea de esta historia por varias lecturas que me cayeron en verano hace dos años. Por una parte tenía mucho interés en cómo ocurrió aquello en Alemania, no meterme en las trincheras ni en el horror de los campos de concentración, sino cómo un país llega a esa situación, qué pasó desde el año 1933 hasta el 1939 para que una sociedad como la alemana permitiera eso, que un personaje como Hitler y el nazismo prendieran así. Luego cayeron en mis manos libros el terror stalinista y me interesó muchísimo ese miedo latente que se instaló desde el año 1929 cuando Stalin asume el poder, cómo esa ideología transformó a gente buena en monstruos.
"Tal vez no ocurran tragedias de la misma forma, pero sí con los mismos resultados" |
Yuri, que es el protagonista, viaja desde San Petersburgo a Moscú y posteriormente a Berlín. ¿Había una intención de mostrar de que los extremismos, independientemente de su ideología, no son buenos?
Yuri es un poco los ojos a través de los cuales el lector va observando y será testigo de cómo la vida cotidiana se va transformando por los totalitarismos. Yuri nace en la Rusia zarista, en una familia feliz, su padre es español y su madre rusa. Llega la Revolución Rusa y después la brutalidad de la Guerra Civil entre bolcheviques y mencheviques y al final su vida, tal y como él la había disfrutado, queda destrozada. En Berlín, diez años después, ya siendo un adulto, llega con la obsesión de volver a Rusia para buscar a su madre y a su hermano, y se da cuenta de que ese veneno letal, otra vez una locura colectiva, en esta ocasión el nazismo, va prendiendo poco a poco en la sociedad muy lentamente.
Otro de los personajes, Claudia, se ve obligada a elegir entre lo que le dicta el corazón y la ideología imperante en su entorno.
Claudia es el ejemplo de muchos alemanes de a pie. Es una mujer que está de acuerdo con la ideología nazi, comparte ese entusiasmo por todo lo que propone Hitler porque es hija de nazis y la esposa de un comandante de las SS. Conoce a Yuri y empieza a dudar de cosas. Ambos deben alejarse para protegerse y después surge un triángulo amoroso con una mujer que es la contraria a Claudia, otra alemana con unos principios totalmente diferentes, para acabar convirtiéndose en rivales por el amor de un hombre. Las dos irán evolucionando a medida que cambia el contexto en el que viven.
Uno de los temas que plantea la novela es los abusos sexuales a mujeres y niñas durante periodos bélicos. Llama poderosamente la atención que cuando se estudia la Historia apenas se denuncia esta atrocidad, ¿a qué crees que se debe?
Porque las mujeres guardan silencio. En los hechos de guerra las mujeres no hablan porque son las que mantienen la estructura de la familia. En este caso, los aliados no contemplaron a los alemanes como víctimas, que también lo fueron. El ejército ruso cuando entró en Alemania tomó a las mujeres como botín de guerra, las usaron como el saco sobre el que volcar su afán de venganza, su odio, su brutalidad, su deshumanización; no hay que olvidar que los soldados rusos salieron de diferentes lugares en el verano de 1941 y no regresaron hasta muchos años después, en contraposición a los soldados británicos o alemanes, que de vez en cuando disfrutaban de permisos para resetearse un poco. No justifico sus hechos. Fueron las mujeres las que sufrieron ese sablazo de la deshumanización de aquellos hombres. Luego se silenció por parte de las propias mujeres porque tenían que recibir a los hombres vencidos, fueron ellas las que les reconstruyeron las calles y sus hogares. Tenían que callar, por tabúes, por vergüenza o por miedo a ser rechazados por sus propios hombres, quienes habían ido a la guerra y habían cometido brutalidades similares. Esas semanas desde el 20 de abril de 1945 hasta el mes de junio, cuando se retiraron las tropas rusas, fue un auténtico infierno para las mujeres alemanas de todas las edades.
En una entrevista anterior comentabas que el ser humano siempre acaba repitiendo los mismos errores a lo largo de la historia. ¿Temes que pudiera suceder algo parecido, una especie de III Guerra Mundial?
Una guerra así, tal y como se vivieron las dos anteriores, no creo que se dé porque con apretar un botón desaparecemos absolutamente todos. Como dice Primo Levi sobre el terror del Holocausto que él mismo vivió, ocurrió y por lo tanto puede volver a ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar. El peligro siempre existe y no deberíamos bajar los brazos. Tendemos a pensar que las tragedias y los males del pasado no nos ocurrirán a nosotros porque somos una sociedad democrática, bien estructurada y avanzada, pero nos equivocamos porque eso seguramente pensaron los alemanes en el año 1933 y posteriormente cuando Hitler ya estaba ejerciendo su poder. Deberíamos estar alerta para no cometer errores similares. Tal vez no ocurran estas tragedias de la misma forma, pero sí con los mismos resultados y que de hecho se viven en otros lugares del mundo, no todo es la sociedad occidental, se nos olvidan puntos como Afganistán que viven auténticas tragedias.
"El protagonista, Yuri, viene inspirado por ‘Doctor Zhivago', de Boris Pasternak" |
Como licenciada en Geografía e Historia, imagino que el trabajo de documentación será muy estimulante.
Sí, porque en la documentación tú eliges las lecturas. No solamente leo ensayos, también muchas novelas de autores contemporáneos, he podido encontrar diarios de gente anónima que contaba sus sensaciones, ya fuera un nazi convencido, uno que lo es por circunstancias o la médico judía que se considera alemana y está casada con ario. Para mí es entrar en ese mundo que me interesa contar. En el lado de Rusia también hay cosas muy interesantes, Nadezhda Mandelshtam cuenta cómo buscan a su marido, cómo se lo llevan, esa sensación de miedo e incertidumbre; la vida de Boris Pasternak... Todo ello te enriquece como escritor y como persona, porque al final es como un diálogo con el pasado, comprendes y entiendes mucho mejor el mundo en el que vivimos. La documentación me resulta muy placentera y, además, tengo la tendencia de seguir mirando después de haber escrito la novela.
He leído una comparación de 'Últimos días en Berlín' con 'Doctor Zhivago'. No sé si esto da vértigo.
Es verdad que leí 'Doctor Zhivago' hace muchos años, me pareció muy espesa de lectura, he visto varias veces de la película, pero tiene cosas que no encajan con el texto de Pasternak. Después la releí y el personaje de Yuri viene inspirado por esa novela, un hombre de principios en una época muy convulsa donde era muy complicado mantenerlos. Y luego el triángulo amoroso, que también es reflejo de la vida de Boris Pasternak.
Sobre tu trayectoria literaria, en 2016 ganaste el Fernando Lara de novela y hora finalista del Premio Planeta. ¿Tienen peso estos reconocimientos a la hora de pensar en trabajos futuros?
Peso no, es lo que tiene la edad, que asimilas muy bien las cosas. Me ha costado mucho llegar hasta aquí, he llegado muy despacio, paso a paso, ganándome casi lector a lector. Pero esa paciencia que he tenido que ir aprendiendo me da la seguridad de estar pisando un terreno muy firme. Ahora estoy viviendo esto, en mi cabeza ya hay una nueva historia, ni siquiera bullendo, burbujea, pero está; esos personajes es como si estuvieran esperando tranquilamente en el rellano de mi casa porque saben que no es el momento de llamar a la puerta. ¿El futuro? Ya veremos, iremos caminando y habrá otra novela, pero ahora mismo lo que me interesa es esto que estamos haciendo ahora mismo.
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