La artista israelí regresa a Madrid el jueves 22 con motivo de la segunda edición del festival Jazz Palacio Real. Allí presentará su nuevo álbum, ‘Afterallogy', celebrando sus 30 años de carrera.
Archivado en: entrevistas, música, cultura, Noa
Francisco Quirós Soriano
16/7/2021 - 00:54
Con 30 años de trayectoria artística, parece difícil encontrar un rincón del mundo donde no se conozca la música de Noa. La cantante israelí visita Madrid el próximo jueves 22 de julio para dar un concierto en el marco de la segunda edición del festival ‘Jazz Palacio Real', donde presentará ‘Afterallogy', un disco en el que recoge 12 grandes temas de la historia del jazz. A una semana vista de esa actuación, Noa repasa en GENTE parte de su carrera.
Si te digo Festival de Jazz de Tel Aviv de 1990, ¿qué recuerdos te evoca?
Fue una noche increíble, inolvidable, solo tenía 20 años. Fue mi primer concierto, era muy inexperta así que en lugar de ir al 'backstage' me senté en la primera fila. Fue una noche mágica, realmente cambió mi vida. Al día siguiente uno de los críticos más duros de Tel Aviv escribió una crónica maravillosa, diciendo que nunca había escuchado algo tan bello. De hecho, aunque él está mayor y ahora va en silla de ruedas sigue viniendo a todos mis conciertos, asegura que aquella crítica que escribió la sigue suscribiendo por completo.
Qué mejor manera de cerrar el círculo que con un disco de jazz en el que participa Gil Dor. ¿Cómo ha sido el proceso de creación de este álbum?
Sí, en cierto modo se cierra un círculo. Se puede decir que es un proyecto surgido por el coronavirus, durante el confinamiento. Estábamos en casa, relajados, mientras todo el mundo se había convertido en un caos, no se sabía lo que iba a pasar, así que no tenía mucho sentido pensar en grandes proyectos con una banda de muchos miembros, lo cual además es bastante caro. Era complicado saber si después del confinamiento iba a haber conciertos, cuándo iban a poder celebrarse y de qué tipo. Por eso tenía sentido volver a un concierto íntimo, donde conectes con tu autenticidad. No conecto con el mundo comercial del pop, no lo entiendo, mi aproximación a la música es totalmente diferente. Intento aportar luz en algún lugar, desde mi verdad. Desde esta manera íntima de crear se comenzó a gestar este disco. Siento que estos tiempos de pandemia son buenos, primero, para conectar con la buena música, el repertorio de 'Afterallogy' está lleno de maravillosas canciones, y segundo para volver a actuar. Puede que la gente tenga miedo de ir a eventos, de estar en grandes aglomeraciones, por eso este proyecto es perfecto, permite reunirse en pequeños grupos, es un espectáculo íntimo, no está pensado para grandes estadios de fútbol. El disco es genial por varios motivos: 30 años de carrera, conectar con la verdad, íntimo, con posibilidad para conectar con la gente cercana...
"Me siento muy conectada con España y, sobre todo, con Madrid" |
El disco lo componen doce canciones como 'My funny Valentine' o 'Anything goes'. ¿Cuál es el secreto de estas canciones para sobrevivir al paso del tiempo y escapar de cualquier moda?
Estas canciones son atemporales porque los mensajes que contienen pueden estar de actualidad ahora. Investigué sobre 'Anything goes' para saber más antes de enfrentarme a ella. Fue una canción escrita en los años 30 de la que artistas como Frank Sinatra solo han cantado algunas líneas, que en realidad contiene unos 20 versos, aunque muchos de ellos no son conocidos y no consigues entender de qué hablan. Gracias a Google he sabido que se refieren a cosas de la época, concretamente escándalos. Por ejemplo, un productor de Hollywood que se trajo a una joven de 20 años de Ucrania que se convirtió en su amante y luego desapareció misteriosamente, o una actriz que resultó ser una espía rusa, o un grupo de nudistas de Hollywood que protagonizaban orgías... Por eso he decidido que sería interesante añadir unos versos de mi cosecha que conecten con nuestro tiempo. Puede que la gente no lo descifre, pero he escrito algunos versos sobre Donald Trump, Benjamin Netanyahu o el coronavirus, aunque de manera muy sutil, no es obvio. La traducción de uno de los versos sería algo así como que "pensar no es contagioso, piensa en lo que nos conecta, todo es posible".
Respecto a 'My funny Valentine', es de absoluta relevancia en este momento, ya que habla del amor incondicional, de la belleza imperfecta. Es un momento en el que, especialmente en el mundo de las mujeres, se potencia mucho lo artificial, ponerse bótox, aumentos de pecho... Siento que ese es un lugar de miseria, me dan mucha pena las mujeres que se someten a sí mismas a una tortura tan fuerte solo para ajustarse a un estándar de belleza con el que no conecto para nada. 'My funny Valentine' habla exactamente de eso, de amar la imperfección.
Pudimos verte actuar en Madrid en enero de 2020, cuando no sabíamos lo que se nos venía encima. Ahora regresas a esta ciudad. ¿Qué sientes al actuar aquí?
Para mí siempre es un placer venir a Madrid y a España, un país con el que estoy muy conectada. De hecho hice varios conciertos desde mi casa durante el confinamiento para los lugares donde más actúo: Francia, Italia, Israel y España. Este último fue para Madrid, ya que la pandemia os tocó muy fuerte, quise hacerlo de corazón, así que personalmente me sirvió de medicina, sanó mi alma. El objetivo de ese concierto fue recaudar fondos para los servicios hospitalarios. Venir aquí siempre es un placer y un honor, más en el contexto en el que aún estamos. Me sigo poniendo nerviosa antes de cada concierto, mi marido me pregunta que si todavía no me he acostumbrado a ello y le respondo que el día que lo haga cambiaré de trabajo.
"Me emociono cuando mi música toca en lo más profundo el corazón de alguien" |
Treinta años en el mundo de la música dan para muchas vivencias. Si te tuvieras que quedar con un momento de tu trayectoria, ¿cuál sería?
Muchos, me siento muy afortunada. Puedo nombrar fácilmente diez momentos que destacaría, por ejemplo, cantar para el Papa, trabajar con Quincy Jones y Roberto Benigni o cantar con el ídolo de mi adolescencia, Sting, del que tenía un póster en mi habitación. Cuando fui a cantar con él 'Fields of gold' estaba muy nerviosa, solo había un micrófono en el escenario, así que pedí otro para mí. Entonces Sting me dijo que no, que íbamos a compartirlo, se dio cuenta de que yo era muy fan y bromeó con el hecho de que tenía miedo de cantar a su lado. Fue un momentazo, pero los más importantes son cuando tu música está tocando el corazón de alguien en lo más profundo y le ayuda a superar una situación difícil como una pérdida o una enfermedad. Cada vez que esto sucede, me emociono y doy las gracias por poder hacer esto.
Tus mensajes y tus canciones desprenden paz y amor, pero en estos tiempos de 'haters' en redes sociales también te llegan muchos mensajes de odio. ¿Cómo lo encajas?
Como todos los seres humanos, tengo mi complejidad. Me considero muy luchadora, sobre todo en cuanto a la política estoy muy comprometida. No puedo ver injusticias y estar parada. No me paro a pensar en que si mando un determinado mensaje mis discos se van a vender menos. Yo, sin embargo, sigo a mis ideas, creo que eso también es ser un artista, como han demostrado a lo largo de la historia nombres que han pagado el precio del exilio por ello, como Picasso. Gabriel García Márquez, uno de mis escritores favoritos, cuando recibió el Premio Noble dijo que un artista está ahí para elevar a la gente, no para fijarse en sus vidas pequeñas. Cuando comprendes el conflicto entre Israel y Palestina, a muchos artistas de mi país les aconsejan no hablar de política porque es peligroso, pierdes fans enseguida y recibes ataques. Sin embargo, pienso que si el precio de hablar es alto, el de callar es aún más alto. Por eso actúo de esta manera, no soy un persona diplomática, hablo desde el estómago, sigo a mi corazón, a mis ideas. No es una cuestión personal, es sobre humanidad, sobre igualdad de derechos y tratar a los demás como a ti te gustaría que te trataran. La gente dice que soy antipatriota y no es cierto, adoro Israel, expreso mis ideas, mi verdad y quiero que Israel sea una nación grande, pero eso no va a suceder hasta que no haya paz. En un conflicto tan complejo como el de Israel y Palestina es fundamental que la gente se mire cara a cara, se respete, se entienda y haya una armonía. Tengo un compromiso con la política y admiro a los artistas que están en el mismo lugar.
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