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Alfonso Basallo: "Hay un punto de injusticia respecto a muchos de los protagonistas de Annual"

El periodista zaragozano aborda la gesta de su abuelo, el sargento Francisco Basallo, en ‘El prisionero de Annual', enfocando este episodio desde otro punto de vista.

Archivado en: entrevistas, literatura, Alfonso Basallo

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F. Q. Soriano
25/6/2021 - 10:10

La Historia se escribe a grandes rasgos en los libros, sin entrar en demasiados detalles, alimentando un bagaje académico con el que cualquier alumno puede acabar el Bachillerato sabiendo qué sucedió en Annual a comienzos del siglo XX, pero ignorando que, además del manido desastre, hubo muchas vivencias personales que se movieron el terreno de la heroicidad.

Un claro ejemplo de ello es el sargento Francisco Basallo, uno de los supervivientes del desastre de Annual y que protagonizó una gesta que ahora rescata uno de sus nietos, Alfonso Basallo, en ‘El prisionero de Annual' (editorial Planeta).

Al ser un libro que tiene un claro vínculo familiar imagino que el proceso de creación habrá tenido un punto más emotivo que el de anteriores obras.

Tuve la suerte enorme de conocer a mi abuelo, el sargento Basallo, porque murió a los 92 años, con lo cual le traté mucho tiempo. He oído las historias del cautiverio, así que, de alguna manera, era una deuda pendiente que tenía con él. Mi abuelo publicó unas memorias nada más salir del cautiverio, pero son muy escuetas porque, al ser un tema muy turbio por los errores de los altos mandos, estaba siendo investigado por la justicia militar. Mi abuelo no se metió en charcos. Por ejemplo, una matanza en la que fallecieron 900 españoles y de la que mi abuelo logró salir vivo, se debió a un error de un alto mando. Las memorias fueron el punto de partida, pero sobre todo lo que he hecho ha sido investigar por mi cuenta: memorias de otros prisioneros liberados, diarios inéditos... Internet ha sido una fuente maravillosa, porque en los últimos años han surgido muchos testimonios, cartas y fotografías de descendientes. De ahí he tirado, además de la bibliografía general del tema, como '18 meses de cautiverio: de Annual a Monte Arruit', del teniente coronel Pérez Ortiz. Con todo ese material he reconstruido la odisea de los prisioneros. Evidentemente es un tema muy personal, conocí a mi abuelo, lo que me ha permitido escribirlo en mi persona, sé cómo reaccionaría él a los sucesos a los que tuvo que enfrentarse en el cautiverio.

 

¿Ha tenido la ocasión de leer el libro algún familiar?

Acabarlo nadie, aún no han tenido tiempo porque el libro acaba de salir. Las impresiones han sido muy buenas, sobre todo han generado sorpresa, porque no conocían ciertos detalles. He tratado de transmitir que mi abuelo era un héroe por accidente: hizo el servicio militar y aunque llegó a sargento, no era un militar de carrera, le sorprendió el desastre de Annual. Organizó un equipo de sanitarios para atender a enfermos de tifus y heridos, pero sin ser médico. Acudió al oficial médico porque una bala le había rozado el hombro y le molestaba, pero al ver a tantos heridos y enfermos de tifus y paludismo le entró la vergüenza y se convirtió en sanitario. Hizo una gran labor humanitaria, salvó a gente, aunque a otros no pudo porque no tenía conocimientos de Medicina, pero se enfrentó al peligro del contagio del tifus, por el que sí murieron varios compañeros suyos. Esto sí les ha llamado la atención a mis familiares. En contra de su carácter, tuvo que dar la cara ante guardianes rifeños que maltrataban a españoles, enfrentarse a Abd el-Krim, el cabecilla de la rebelión rifeña, enviar información en clave a través de cartas al mando español exponiéndose a que se las interceptaran, como luego le pasó, y sufrir una paliza con cuerdas mojadas, dejándole la espalda negra. A todo eso se enfrentó siendo una persona muy tranquila, todo por el sentido del deber.

"Conocía a mi abuelo; de alguna manera era una deuda pendiente" 

Francisco Basallo era una persona con cierto reconocimiento entre sus contemporáneos, como demuestra el hecho de ser mencionado por Valle-Inclán. Con el paso de los años, ese y otros nombres han quedado en el olvido. ¿A qué crees que se debe?

Para empezar, han pasado cien años. Además, el tema de África era muy delicado, porque los generales estaban siendo investigados por negligencias y errores, lo que lo convierte en un asunto controvertido. La dictadura de Primo de Rivera evita que vayan a prisión muchos de los implicados, y con el Franquismo apenas se toca ese tema. Eso explica que muchos personajes hayan caído en el olvido durante todo este tiempo, pero creo que merece la pena rescatar sus historias porque en este desastre hubo muchas sombras, pero también muchas luces y actos heroicos, como reflejo en el libro. Hablo de mi abuelo, pero no solo de él. Respecto a 'Luces de Bohemia' es un poco irónico, mi abuelo publica esas memorias y Valle-Inclán, de forma humorística, propone al sargento Basallo para sustituir, nada menos, que a Benito Pérez Galdós. Evidentemente era una broma, pero refleja la popularidad que en esos años tuvo mi abuelo. Luego se retiró de la vida militar, llevó una trayectoria discreta y se fue olvidando.

 

Como comentas, durante mucho tiempo se ha mirado con reticencias al desastre de Annual, pero con el paso de los años nos ha faltado arrojar luz y, además de hacer crítica, reconocer a aquellas personas que cumplieron con el deber. ¿Crees que hay un punto de injusticia?
Sí. Por ejemplo, hay un caso clarísimo: una de las acciones más heroicas fue la del regimiento de caballería de Alcántara, que cubrió la retirada del desastre de Annual y salvó bastantes vidas. Ese regimiento quedó diezmado, muchos de sus integrantes murieron y otros fueron hechos prisioneros. La gesta de Alcántara no ha tenido el reconocimiento hasta el 2012 de la laureada póstuma, 90 años más tarde. Ha habido más casos. Por ejemplo, el teniente Luis Casado, único superviviente de Igueriben, la colina de la muerte, donde por falta de agua los soldados llegaron a beber orines, se quedó sin la laureda y, además, por razones políticas fue perseguido y fusilado al comienzo de la Guerra Civil. También hubo oficiales que combatieron juntos en Marruecos y que fueron fusilados por el bando contrario.

"El sargento Basallo ejerció como militar y médico por accidente" 

Tu abuelo llegó a ser, de una forma un poco rocambolesca, militar primero y médico después. De tus conversaciones con él, ¿dónde lo pasó peor, en el campo de batalla o a la hora de tratar enfermos?

Diría que las dos cosas. En el campo de batalla desde luego, pasó miedo también en una fuga con nueve soldados tratando de llegar al Peñón de Alhucemas, pero el mal estado del mar no pueden coger la embarcación y fueron traicionados por una de las personas que les ayudaron a escapar. Ahí temió ser fusilado. Respecto a los enfermos, tenía miedo por su escasa preparación. Él actúa siguiendo los consejos a distancia de un teniente médico que está en otro campamento de prisioneros. Gracias a eso va ayudando, desde problemas con una muela hasta amputaciones. Temía que la gente se muriera y, cuando ayudaba a rifeños, que la cosa saliera mal y no tuvieran piedad con él. Afortunadamente, amputó el brazo al hijo de un militar rifeño, salvándole la vida, y le estuvo eternamente agradecido. Eso él lo reflejaba en sus memorias: los rifeños te podían jurar odio eterno o, por el contrario, gratitud para siempre.

 

¿Ha habido algo nuevo que te haya llamado la atención especialmente durante este proceso de documentación?
Hay dos temas que conocía pero que he podido profundizar en ellos. Por un lado, la brigada de enterradores que creó para enterrar nada menos que a 600 cadáveres de españoles desperdigados por Annual o Igueriben. Lograron identificar algunos de los cuerpos y enviaron cartas a las familias explicando su paradero, muchas de ellas no sabían nada de esos militares durante mucho tiempo. Por otro lado, me ha llamado la atención cómo mi abuelo defendió a mujeres y a niños. Hubo prisioneros civiles, casi todos trabajadores de las minas. Los rifeños iban rápidamente a por ellos. Hubo un caso, el de Carmencita Úbeda, a la que un cabecilla rifeño quería vender en un zoco. El sargento Basallo y otros se pusieron de acuerdo para comprarla y evitar que fuera a un zoco.

"Esta vivencia dejó un poso en mi abuelo de ser muy comprensivo" 

Tu abuelo disfrutó de cierta longevidad y pudiste hablar con él en numerosas ocasiones sobre estas experiencias. Desde tu punto de vista, ¿qué poso le dejaron todas estas situaciones, muchas de ellas traumáticas?

Diría que le dejó, por un lado, el poso de ser una persona muy comprensiva con los demás por todo lo que había sufrido y, por otro, para mí siempre quedará como un caballero, por cómo se comportó con las mujeres y los niños, cumpliendo con su deber. Al mismo tiempo, he de decir que él tampoco quería hablar demasiado de toda esa etapa, había que sacarle las palabras con sacacorchos, luego me he enterado que pasaba con otros supervivientes, eran muy parcos en palabras, debió de ser una experiencia muy fuerte. Además, hay una anécdota curiosa: tras ejercer como médico improvisado, mi abuelo nunca más volvió a hacer una cura, pero curiosamente su hijo mayor, mi padre, fue médico, un gran cardiólogo.

 

¿Por qué se ha tardado tanto en aportar al desastre de Annual la versión, tan necesaria, de los prisioneros que allí estuvieron?
Como he dicho antes, ha sido un tema delicado durante mucho tiempo, tampoco ha habido demasiado información. Han sido decisivas una serie de investigaciones que se han hecho en los últimos 20 años, como un libro de Juan Pando, 'Historia secreta de Annual', del que he sacado muchísima documentación; y la aparición de Internet, se han creado varias páginas web donde los descendientes han aportado documentos, fotos, testimonios... Un material que ha permitido cruzar datos y conocer muchas más cosas. Sin Internet hubiera sido más difícil investigar sobre ello.

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