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A comienzos de la década de los 90, el nombre de Amistades Peligrosas sonaba con fuerza en el panorama musical español. Ahora, después de un largo paréntesis, este grupo regresa a los escenarios con un motivo tan destacado como elogiable: el 30 aniversario de su formación. El single ‘Alto el fuego' fue el aperitivo de una gira que este viernes 25 hace parada en el Teatro Rialto de Madrid. Hablamos de ello con Cristina del Valle.

El pasado mes de mayo lanzabais el single 'Alto el fuego', una canción con un título y una letra que dejan muy claras vuestras intenciones. ¿Cómo se gestó el regreso de Amistades Peligrosas?

Se gestó a los 3 meses del estado de alarma, que fueron muy duros. A partir de junio, cuando parecía que la cosa iba un poco mejor, se hicieron algunos conciertos. En Madrid, en IFEMA, hubo uno de Mastodonte, de Asier Etxeandia y Enrico Barbaro, que es mi cuñado. Fui con mi familia y a Alberto le invitó uno de los músicos, concretamente el batería, que había estado con Amistades Peligrosas. Nos convocaron por separado, nos encontramos en el concierto, nos sentamos y nos pusimos a conversar. No paramos de hablar y la gente de alrededor nos pedía silencio. Estuvimos muchas horas recomponiendo y reinterpretando lo que había sucedido, por qué las heridas y ahí se planteó la celebración del 30 aniversario del grupo y todo lo que ello conllevaba. Era un momento en el que estábamos con las emociones a flor de piel, así que decidimos firmar ese alto el fuego, acabar con esa guerra de los 30 años e iniciar un camino en la música de la mano de nuestra amistad y para convertir la palabra éxito en disfrute, disfrutar de aquello que más amamos los dos, lo que nos ha unido siempre, aunque la relación empezara siendo de amor, lo que mezclado con el éxito hizo un cóctel explosivo. Hemos vuelto en el momento más complejo del mundo, pero cuando es más necesario. La vacuna emocional es tan importante como la de la Covid, y Amistades Peligrosas vuelve cuando el mundo está al revés y necesitamos empezar de cero en muchas cosas.

¿Este alto el fuego es temporal o el armisticio va a durar más tiempo?

Cuando firmas la paz, obviamente, pones todos los cimientos para que esa paz tenga unas bases sólidas. Más allá de la frivolidad y el humor, la madurez sirve para mucho, todo lo vivido también nos ha enseñado mucho. Lo que estamos viviendo en los meses que llevamos trabajando está creando esos cimientos sólidos donde la amistad, las risas y el disfrute de las cosas están forjando un principio de un proyecto que queremos que sea a largo plazo. Nuestro lugar natural son los escenarios; esto no es una profesión, es una vocación, es lo que más amamos. Creo que Amistades Peligrosas tiene mucho que decir, fuimos un grupo que nos adelantamos a nuestros tiempos y seguramente seguiremos adelantándonos a unos tiempos oscuros y difíciles. Tendremos Amistades para largo.

Un single, una gira... No sé si hay planificado un disco nuevo.

Por supuesto. Soy de las que creo que, en los periodos de crisis, es cuando uno tiene que sacar lo mejor de sí mismo. De las crisis uno sale reforzado si aprende. En nuestro caso, creo que ha servido para volver con más fuerza que nunca. Amistades Peligrosas ha sacado este single en un momento difícil, es fundamental dar buenas noticias, transmitir buen rollo a la gente, hablar en positivo, hay tanta crispación, odio y lenguaje ofensivo que necesitamos empatía y amor. En poco tiempo habrá un Grandes Éxitos con lo mejor de Amistades Peligrosas, con colaboraciones de gente estupenda que va a aportar mucho. Hay que apostar por los buenos tiempos y las celebraciones, y así lo vamos a hacer en Madrid este viernes 25 de junio con un gran concierto en el Teatro Rialto, en plena Gran Vía, con muchos artistas invitados y desde luego con una llamada clarísima a recuperar la alegría, a que la cultura juegue un papel fundamental, a llenar la Gran Vía de mucho amor, de magia y de energía positiva, por supuesto, con el respeto absoluto a las medidas de seguridad.

No sé si hay más ganas de reencontrarse con el público por este largo paréntesis de Amistades Peligrosas o por la pandemia en sí misma.
Se junta todo. Nosotros vivimos y nos alimentamos de las emociones del público. Dar un concierto por el 30 aniversario ya es fuerte, si lo unes con una situación tan brutal, donde estamos en una especie de shock post traumático, con la gente necesitando sanar, la energía que se va a crear es brutal. Ya en más de una ocasión, durante la promoción que estamos haciendo, los dos ya nos hemos emocionado por el hecho estar en este 30 aniversario, el otro día cerramos nuestra aparición en la televisión gallega llorando a lágrima viva, nos emocionamos después de casi tres horas grabando, de pronto fue un impacto para los dos por volver a estar juntos en el escenario, ver la magia que desprende nuestra historia y la respuesta de la gente. Está todo a flor de piel. Lo difícil es mantener a la gente sentada, hay muchas ganas de desahogar emociones. Todo lo que se está haciendo en la cultura es espectacular. Me va a costar mucho no hacer el llamado al público para que se pongan en pie, estaré con las energías controladas, pero sin duda alguna va a ser muy emocionante.

Hemos hablando del presente y del futuro. Te invito a mirar al pasado. Hay canciones que fueron icónicas para varias generaciones. Por ejemplo, 'Estoy por ti', con la frase "te voy a meter mano". ¿Cómo vivisteis ese boom?

El primer lugar donde tuvo mucho tirón la canción, según nos decían los padres, era en los recreos, incluso en los patios de los colegios de monjas. Recuerdo conciertos donde las primeras filas eran críos y crías cantando esa canción. Por otro lado había mucha gente escandalizada. Para nosotros era algo absolutamente natural, hay que tener en cuenta que Alberto venía de un grupo como Semen Up, con canciones censuradas. Cuando empezó con este proyecto, me comentó que no quería saber nada del 'porno pop', porque estaba muy quemado de tanta censura. Le dije que no, que él era un artista de pies a cabeza y que, como tal, debía hacer lo que él deseara. La censura venía de fuera, no podía tener cabida dentro del grupo. Esa canción fue una transgresión y hoy lo sigue siendo. La diferencia respecto al reguetón es que nosotros hablábamos de la sexualidad desde el punto de vista de la libertad, con respeto e igualdad, no hablábamos de cosificación; hay letras de reguetón que van de progre y resulta que hablan de lograr el placer por encima de la otra persona, como hace la pornografía, desarrolla el machismo con un lenguaje misógino, repugnante y humillante para las mujeres. No está reñida la transgresión con la elegancia. Por ejemplo, 'Africanos en Madrid' es una bofetada a todas las políticas europeas migratorias, a toda la indignidad de tantos políticos que han hecho de sus países espacios para la muerte y para la permisividad con la connivencia respecto a la trata de seres humanos. Además, hay mucha inmoralidad en un continente que cierra sus fronteras a los movimientos migratorios, pero, a la vez, permite la trata y el tráfico de drogas, armas y de seres humanos. Está muy claro que Amistades Peligrosas seguirá siendo un grupo transgresor, no solo en la sexualidad, sino en el ámbito social con canciones que son una bofetada de realidad, que nos hacen mirar dónde hemos estado y hacia dónde hemos evolucionado. Ha habido temas como 'Eloi Eloi', sobre la eutanasia, una conquista reciente en nuestro país, pero que nosotros ya hablábamos en conciertos en el año 1991 de elegir el derecho a la calidad de nuestra muerte, parte de los textos de la canción salen de la Biblia. En 'Lágrimas de metal' hablábamos del derecho al aborto, un debate vivo y que nos ha costado mucho que saliera adelante en España.

Esta faceta reivindicativa sigue presente en el grupo. ¿Qué otros aspectos continúan desde el inicio hasta ahora?
Sigue todo. En nuestro directo van a estar todos nuestros grandes éxitos y este nuevo single que es muy de Amistades Peligrosas, un grupo transparente, que cala en la gente porque hablamos de lo que vive todo el mundo, de cómo vivimos las relaciones humanas sin la parte bucólica; hablamos de gente que tocamos el suelo cada día, que sufrimos, que vivimos y que tenemos conflictos, que venimos curtidos de una historia de vida. Cuando tú cuentas cosas que no dicen nada porque no hay historia que las avale, puedes jugar al mercado y a estar en las listas de éxito, pero al final las trayectorias se consolidan no por lo bien que se cante, sino por una historia que cale en la vida de la gente, que el público sienta que esas canciones formaron parte de momentos de amor, de desamor, de determinados contextos históricos, de situaciones de una generación... Eso da poso y es el aval que nos da a Amistades Peligrosas para subirnos a un escenario.

Has mencionado muchas canciones que son grandes éxitos de Amistades Peligrosas. En tu caso, ¿hay alguna canción de vuestro repertorio con la que te quedes y que quizás no coincida tanto con el gusto del público?
En general, todos los singles eran elegidos por nosotros, Alberto y yo éramos personas muy curtidas cuando llegamos a esto y con una gran capacidad de decisión, no éramos fácilmente manipulables; elegíamos nuestros proyectos, hacíamos nuestros equipos y, en ese sentido, los temas que más sonaron fueron los que más nos gustaban a ambos. Otra cosa es el directo. Hemos dividido los conciertos en partes propias, es bueno mantener esa individualidad, cada uno hace sus cuatro o cinco temas que ha escogido. Por ejemplo, yo elijo 'Luka', una canción de Suzanne Vega, que toca el tema de un niño que sufre maltrato; o 'Amor que entiende', sobre los derechos LGTBi. Somos muy independientes y eso siempre enriquece el proyecto.

Antes hablábamos de 'Estoy por ti', una canción en la que se veía a Cristina del Valle como una mujer empoderada. ¿Te sentías una adelantada a tu tiempo?
Siempre he dicho que soy feminista desde niña. Cuando fui reconocida por Amistades Peligrosas, vi necesario dar voz a una realidad que permanecía oculta: la violencia contra las mujeres. Yo lo sufrí en mi hogar cuando era pequeña. Desde que tengo uso de razón soy feminista, cuando era niña le preguntaba al mundo por qué los hombres tienen un carné VIP para entrar en todos los sitios, mientras las mujeres llegamos al mundo con menos derechos. Tomé conciencia de esa realidad y, poco a poco, fui trabajando con movimientos feministas. Mi madre fue y es mi heroína, ha sido feminista, mi casa fue de acogida para mujeres que tenían que vivir escondidas, no solo estaban protegidas, sino que además estaban estigmatizadas. Traigo detrás el bagaje de la herencia de mujeres valientes de las que me he alimentado y me he construido. No fui una adelantada a mi tiempo, a mi tiempo se adelantaron miles de mujeres que dieron su vida, su prestigio y su trabajo para que yo pudiera subir a un escenario para cantar, ser escuchada y hacer lo que yo deseaba. Eso se lo debo a todas las mujeres que llevan luchando tantos años en el silencio y en la lucha cotidiana por los derechos de todas. Solamente me siento una mujer más, construida por otras a las que quiero y admiro, de las que llevo un legado del que me siento responsable para seguir luchando desde cualquier espacio, para dejar un mundo, a través de mis canciones y acciones, en el que las niñas del futuro de todo el mundo no tengan que sufrir lo mismo.