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Marwan: "El amor pasional genera insomnio, pero también momentos de gloria"

Fiel a su filosofía de intercalar discos y libros, el autor madrileño publica ‘Una mujer en la garganta', un poemario que él mismo califica de "rebelde".

Archivado en: entrevistas, Marwan, literatura

Francisco Quirós
21/5/2021 - 00:58

Poeta, músico, pero sobre todo comunicador. Marwan vuelve a ponerse al servicio de la palabra en ‘Una mujer en la garganta' (editorial Planeta), un poemario en el que aborda numerosos temas, desde el amor entendido de una forma muy intensa hasta la maldita Covid-19, pasando por un pequeño tributo a Joaquín Sabina. Todo ello desde un prisma tan personal que acaba pellizcando muchas emociones.

Después de tres años sin publicar libro, ¿cómo lleva ese paréntesis un autor tan prolífico como tú?
Bien. Entre medias he tenido la suerte de hace un álbum, voy alternando discos y libros. He creado mucho, aunque haya tardado un poco en publicar este libro: en diez años he sacado cuatro. Ese tiempo siempre sirve para hacer otras cosas, he estado escribiendo en periódicos, preparando muchas cosas, así que no he sentido que parara. Siempre ha habido cosas alrededor. También está del tema de las giras que hago, que son brutales. Quitando el año pasado, por la pandemia, estoy todo el día enfrascado.

He leído que es tu poemario más rebelde. No sé si estás de acuerdo con esa calificación.
Sí, de hecho la dije yo. Me cuesta mucho catalogar mis libros, porque suelo escribir obras muy extensas, con muchas temáticas. Pero me puse a mirar el hilo de este libro y me di cuenta de que me rebelo en muchos aspectos: hablo de los amores pasionales que escapan de las reglas, del inconformismo, de la necesidad de no seguir al rebaño... Sí, siento que opto por ser un apátrida en muchos aspectos y no seguir los caminos establecidos, que a veces me parece que cercenan esa libertad.

El amor está muy presente en algunos de los poemas, además entendido como algo muy pasional. Cantaba Rocío Jurado aquello de "se nos rompió el amor de tanto usarlo". ¿Crees que esa intensidad puede acabar rompiéndolo?
En el libro anterior hablaba de los amores pasionales desde el punto de vista negativo, porque no soy idiota, he sufrido las consecuencias de esa pasión, cuando eres su siervo, la pasión hace contigo lo que quiere y puedes acabar muy magullado, muy dolorido, porque el fuego por el fuego no te asegura que la relación vaya a ir bien. El amor se rompe de tanto usarlo, pero ese tiempo que lo has disfrutado es lo que te llevas. Soy consciente de que las relaciones muy pasionales nos brindan muchas noches de insomnio, pero también momentos de absoluta gloria. Para alguien como yo, al que le gusta vivir las emociones de forma exagerada, me gusta mucho disfrutar de ello, aunque también he huido cuando he salido escaldado, como es normal.

"Los amantes ahora somos de quita y pon, un producto para el reciclaje"

Lo que queda claro es que en este libro aparece ese espíritu íntimo. ¿Se puede escribir sobre un sentimiento sin haberlo vivido en primera persona?
Yo creo que sí. Casi todos los seres humanos transitamos por las mismas emociones o por cosas muy similares, luego los traumas que tiene uno u otro son distintos, aunque nos generen la misma culpa. Los paisajes emocionales son muy similares. Por ejemplo, soy heterosexual, pero tengo amigos gais que me han hablado de sus sentimientos y quizás pueda escribir algo sobre ello, aunque no con tanta fidelidad. Fijate cómo expresan muchos escritores el horror de los guerras, o muchos cineastas, sin haberlas visitado. Se puede hablar de muchas cosas siempre que uno se empape bien.

En un amor no correspondido, ¿qué duele más, tener a una mujer en la garganta o tenerla continuamente en la cabeza?
Tenerla en la cabeza todo depende de qué manera está, si daña o no; tenerla en la garganta es tenerla atravesada sí o sí. En la cabeza nos da el 50% de opciones de que no haya mucho apego y, aunque esté presente, quizás se puede sobrellevarlo bien. En la garganta no.

Parece que estamos en una época de cambio climático, no solo a nivel medioambiental, sino también emocional. ¿Cómo crees que ha influido esa cultura del usar y tirar para las relaciones tipo Tinder?
En Tinder también hay gente que encuentra el amor y relaciones bonitas, pero es verdad que no deja de haber un mercadeo de la carne y una cierta superficialidad, que si la gente lo hace a gusto es estupendo, pero hay gente que también sale muy escaldada de ese tipo de situaciones. Esto lo decía Zymunt Bauman cuando hablaba de la sociedad líquida, cómo ha proliferado en las relaciones todo lo relacionado con el capitalismo, ese consumismo exacerbado de esta época se ha extendido a las relaciones amorosas y se acaban convirtiendo en algo de quita y pon, los amantes nos volvemos productos sobrantes, de reciclaje. Siento que se lucha un poco menos por las cosas, seguramente influenciado por el tiempo que nos ha tocado vivir.

Hay un poema en el libro, 'Sesentaydiez', que está dedicado a Joaquín Sabina. ¿Qué significa para ti este artista?
Es uno de mis dioses. Joaquín Sabina tiene una influencia absolutamente infinita en mi obra, en mi vida y en mi educación sentimental. Lo amo por encima de todo.

Otro de los temas que tocas en el libro es la Covid-19. Llama la atención que no solo reflejas las emociones que nos puede hacer sentir la pandemia sino que también hay un ajuste de cuentas generacional.
Sí, lo hay porque siempre ha habido un reproche a los jóvenes después de la dictadura sobre que no han vivido ciertas cosas. Quizás es un poco anecdótico el poema, pero me parece justo hacerlo. Los jóvenes tienen unas esperanzas laborales patéticas y paupérrimas, un futuro muy oscuro, han vivido dos crisis y ahora, encima, una pandemia: ya podemos decir que hemos vivido nuestra guerra. A los jóvenes se les niega la entrada en el sistema y encima los alquileres son una locura. Es muy difícil independizarse en esta sociedad, que los jóvenes puedan tener trabajo, está la cosa muy complicada.

"Tras varias crisis y una pandemia, los jóvenes hemos vivido nuestra guerra"

Semanas atrás, en otra entrevista para este periódico, Rayden nos decía que cuando se había adentrado en el terreno de la literatura los más puristas le habían criticado. Tú que también convives en las dos facetas, literatura y música, ¿has vivido algo similar?
Generalmente lo he llevado bien, pero hay ciertas cosas que son desagradables, como muchas críticas o seguidas o cuando de repente ves en un periódico que alguien ha dicho algo muy feo sobre ti te preguntas qué necesidad hay. Uno se revuelve y a veces apetece soltar lo que uno opina en un poema, porque está cansado de que le metan el dedo en el ojo. Un bofetón en forma de poema no viene mal.

Como madrileño, ¿qué rincones te inspiran para componer?
Me parece una maravilla el Templo de Debod, por las palmeras, por el propio templo, que es una rareza en sí mismo, un templo egipcio en pleno centro de Madrid, pero que además tiene un mirador apuntando a la sierra con esos atardeceres mágicos. Es un sitio al que voy mucho con Luis Ramiro. Vamos con la guitarra a componer. También me gustan mucho algunas zonas de Chueca, íbamos años atrás a la plaza del Rey a tocar. El Retiro, la plaza de las Letras... Hay muchos lugares, Madrid es infinito, de hecho hay un poema en el que hablo de todo eso.

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