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Miguel Poveda: "No se puede vivir con miedo en el arte"

El artista barcelonés regresa a los escenarios con un espectáculo que hará parada en Madrid en el mes de abril. Nos cuenta cómo se ha adaptado a la pandemia y las metas profesionales que le quedan por delante.

Archivado en: entrevistas, cultura, música, Miguel Poveda

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"No pierdo la esperanza de hacer carrera fuera de nuestras fronteras"

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Francisco Quirós
18/3/2021 - 13:12

Lo que algunos ven como un freno, para otros es un estímulo. Lejos de quedarse cruzado de brazos esperando que amaine el temporal, Miguel Poveda ha decidido adaptarse a la situación y programar una gira en la que se vuelve a poner el acento en algo incuestionable: su talento artístico. Y el público madrileño tendrá la oportunidad de disfrutarlo por partida doble, los días 9 y 10 de abril en el Teatro Coliseum.

Más de treinta años ya en el mundo de la música, pero no sé si estás ante una de las giras más especiales de toda tu trayectoria.

La gira más curiosa fue la del año pasado, porque tuvimos que adaptarnos a otra circunstancia. Cuando se proclamó el estado de alarma se suspendieron todos los conciertos, todos los planes que teníamos me decían que se retrasarían al menos a un año vista. Fue un poco devastador a nivel anímico. Cuando fue mejorando la situación, Cabaret Festival y otros promotores tomaron la decisión de reactivar la música en un formato más reducido, en escenarios más pequeños, con cachés más bajos, el equipo más reducido... Me preguntaron si me apetecía, y respondí sí. Por todo ello fue la más curiosa. Tenía una sensación muy extraña cuando llegaba a los teatros o a los recintos, pero con la alegría de hacer lo que me gustaba, sentirme realizado con la música. Este año va a ser un poco en esa misma onda, si pensáramos que la pandemia se va a acabar ya, estaríamos celebrándolo (ríe). Acostumbrándonos un poco a este nuevo formato, desde luego no significa que estemos paralizados, yo no pienso quedarme quieto, necesito comunicarme, que la música esté viva, no solo a nivel económico, para quien está acostumbrado a comunicarse en los escenarios, es muy frustrante que te priven de ello.

 

Uno de los primeros conciertos de la gira es en Santa Coloma, donde ya está todo vendido desde hace varias semanas. ¿Qué expectativas tienes para la actuación del 9 de abril en el Teatro Coliseum de Madrid?

La Gran Vía me emociona sobremanera, porque la hemos vivido llena de actividad cultural y de gente, y de repente la vimos vacía, sin teatro ni musicales; era otra Gran Vía. Ahora por lo menos, ver que se vuelve a reactivar y que regresa la vida a la Gran Vía como lugar que hierve, me da mucha alegría porque me recuerda a todos esos tiempos a los que venía a cantar al Teatro Phillips y al Coliseum, una época en la que vivíamos de manera normal.

 

Has comentado que ya te has expuesto a hacer conciertos en plena pandemia. ¿Da vértigo programar una gira entre tanta incertidumbre?
A mí no me da vértigo, porque lo que me gusta es cantar y sentirme vivo a través de la música. Me da cierto temor, como todos, por ver las noticias y desear que ni tú ni tu entorno se contagien a un nivel de tener que ser hospitalizado. De hecho, cuando voy al teatro se ríen de mí porque voy siempre con mi spray. Un poco de psicosis sí que me ha salpicado, pero las ganas de cantar y de volver a ser el que uno que era hacen que todo eso quede en un segundo plano. Todo es más leve.

 

Te criaste en Badalona, tu padre de Murcia, tu madre de Puertollano, hijo predilecto de ciudades como Barcelona y Sevilla... ¿Cuál es la receta para hacerse querer en diferentes sitios?
Pues no lo sé, la verdad, todo esto todavía me emociona. Los gestos de hospitalidad y de reconocimientos en tu tierra, en estos tiempos en los que todo lo que te llega son peleas y desencuentros, sentir que otros pueblos que no son los tuyos te tienen en cuenta es volver a creer en el ser humano. Es muy reconfortante. El secreto no lo sé, pero creo que tiene que ver que me muevo con amor, sin pensar de dónde es cada uno ni la raza, ni cuestiones políticas o religiosas. Amo al ser humano por encima de todo.

 

A pesar todo, ¿tiene ‘haters' Miguel Poveda?
No quiero llamarles, pero diría que son un 1 o un 2%. Hay cuestiones en mi vida que molestan a algún sector y que me afectó en su momento, pero ahora trato de que no lo haga. Ahora siento lástima hacia esa persona por vivir con ese sentimiento, me compadezco de él y me limito a bloquearlo o silenciarlo. Creo que esto lo sufren más los políticos o gente que está tratando cuestiones más controvertidas. Lo único que hago es cantar y meterme en pocas cosas. O eso intento.

 

Volviendo a tu faceta artística, ¿qué sueños te quedan por cumplir?
Muchos, porque me siento siempre como un niño pequeño que empieza, con ilusión, con mis metas. Uno de los sueños era hacer carrera en el extranjero; la pandemia nos cortó, ya que habíamos empezado a hacer promoción en Estados Unidos, México, Argentina... Ya teníamos expectativas de futuro en estos lugares, y eso me generaba la ilusión de conquistar a nuevos públicos. Eso se ha cortado, pero no pierdo la esperanza de que vuelva a ocurrir, me gustaría hacer carrera fuera de nuestras fronteras cuando esto aminore un poco.

 

Dentro del ámbito del flamenco ha habido históricamente ciertas reticencias a lo nuevo. ¿Has tenido el temor, en alguna ocasión, de que alguno de tus trabajos fuera recibido con escepticismo?

No. Siempre he tratado que entendieran que he crecido en diversidad y que mi amor por el flamenco no tiene límites, pero también mi amor por la música y por la vida, no puedo sentirme maniatado a una determinada música, soy capaz de ponerme otros trajes, algunos me sentarán mejor que otros. He crecido en un barrio de Badalona en el que mi padre escuchaba Pink Floyd y mi madre a Mari Fe de Triana, donde había andaluces, catalanes o extremeños y que cuando me fui a vivir a Barcelona coincidí con músicos de todas las disciplinas, me gustaba el cine, la literatura, viajar, he sido curioso; al final me he movido con libertad: he hecho un disco en catalán, otro de versos de Rafael Alberti, uno de Lorca, otros de copla y flamenco, y todos ellos los he hecho sin miedo. Está claro que cuando a uno le critican no le gusta, pero eso ya lo he superado. No se puede vivir con miedo en el arte, hay que ir con respeto, cautela y teniendo en la conciencia que te puedes equivocar; si eres aventurero, en la aventura puedes equivocarte. Asumo ese riesgo.

 

En 2018 publicaste ‘El tiempo pasa volando'. ¿Para cuándo un nuevo trabajo?
He empezado ya la grabación, durante este tiempo he estado como pregrabando, que no lo había hecho hasta ahora; con el confinamiento he podido trabajar a fondo en el disco para llevarlo al estudio solamente ya para grabar. La idea es que después del verano empiece a asomar la patita este nuevo trabajo.

 

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