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Vanesa Lorenzo: "Ser padre no significa que sepas todo para ser un buen educador"

La modelo barcelonesa publica ‘Crecer juntos', un libro que entiende como "una ayuda en la relación con los hijos". Aúna la disciplina positiva con el yoga, siempre bajo la legitimación de profesionales en ambas áreas.

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F. Q. Soriano
06/11/2020 - 00:19

Uno de los mayores retos a los que se enfrenta cualquier adulto es el de educar a un hijo. Las expectativas generadas, el legado de un modelo que se ha repetido durante décadas y el estrés que genera la vorágine laboral pueden generar un resultado insatisfactorio. Afortunadamente, siempre hay alguien a quien recurrir para pedir ayuda. En este caso llega en forma de libro, ‘Crecer juntos' (editorial Planeta), donde Vanesa Lorenzo mezcla las bondades de la disciplina positiva y el yoga para convertir esa relación entre padres e hijos en un ámbito alejado de los conflictos habituales.

Con ‘Crecer juntos', tu segundo libro, vuelves a poner de manifiesto que el yoga no es solo una actividad, sino toda una filosofía de vida.
Absolutamente, yo la siento así y ya no concibo la vida sin esta práctica.

Además de la base teórica, el libro también tiene mucha parte práctica. Alguien que te siga en redes sociales podrá comprobar que predicas con el ejemplo.
Como madre, quería que este libro fuera muy práctico, con los niños las cosas tienen que ser sencillas. Este libro aporta herramientas para luego ponerlas en práctica, donde he hecho mucho hincapié, además de la parte de la filosofía, que también hay que explicarla, hay mucha carga práctica para poder usar esas herramientas en los retos que surgen cada día.

Explicas que durante el confinamiento ha sido básico para ti el yoga. ¿Ha sido fácil mantener la calma interior en todo momento?
Claro que ha habido momentos de mucho estrés, de incertidumbre y eso provoca ansiedad. Pero el yoga me lleva mucho al aquí y al ahora, a intentar sobrellevar la situación, dentro de que era un privilegio que estuviéramos todos sanos y en unas circunstancias cómodas, que desgraciadamente hay mucha población que no ha podido estar así. No me puedo quejar en ninguno de los casos.

Sobre la disciplina positiva, aseguras que hay que establecer una relación horizontal con los niños, ¿por qué es tan fácil caer en el modelo autoritario?
Creo que es fácil y porque nos sale de forma automática; el modelo educativo que conocemos es aquel en el que el padre y la madre deciden y los hijos obedecen. Nuestra sociedad también era muy jerárquica. Ahora las cosas están cambiando, también a nivel familiar, por ejemplo, en las empresas comienza a haber una filosofía de trabajo en equipo más que un rol de orden y otro de obediencia. Las cosas cambian, evolucionan y merece la pena revisarnos para mejorar. Yo estoy en esa búsqueda, en ese deseo y te das cuenta como madre de que no tienes herramientas, necesitas que te ayuden, porque ser padre no significa ser un buen educador, para eso tenemos que informarnos. Se supone que por ser padre ya tienes que saber educar y eso no es cierto, nadie nos ha enseñado. Ese método educativo más conductista es lo que nos sale, decir a los niños que esto es así "porque yo lo digo". Cada vez me doy más cuenta de que eso no funciona, que tengo que buscar otra línea educativa.

Cuando empecé a interesarme por la disciplina positiva, me creó un poco de ansiedad, pensaba que lo hacía muy mal como madre. Quiero dar el mensaje de que la gente no sienta frustración, en ningún caso este libro quiere ser una carga, sino una ayuda. Es un proceso largo, hay que ir poco a poco.

"Al final del día es complicado tener la paciencia necesaria con los hijos" 

¿Crees que también contribuye ese estrés diario que nos impide tener la dosis necesaria de paciencia para tratar con los niños?
Paciencia es lo que más se necesita cuando eres madre o padre. Al final del día todos llegamos cansados y pecas de no tener paciencia, estás mucho más irascible y acabas sacando unas malas formas que el niño no se merece. Además, se crea una energía que va y viene. La disciplina positiva te da una base para saber cómo afrontar esos retos, y el yoga te da esas herramientas propias para aprender a calmarte más rápido, creo que por eso son tan interesantes, porque son complementarias. Qué maravilla poder introducir a los niños a través del juego en una práctica que para mí es valiosísima. Como adultos, el yoga te hace sentirte mejor contigo mismo y, por tanto, con los demás.

Después de este libro y de ‘Yoga un estilo de vida', ¿te has planteado dar otro paso más en el mundo editorial y sacar una obra autobiográfica sobre tu trayectoria profesional como modelo?
Creo que no tendría interés. Desde mi ángulo lo veo así, pero tendría que explorarlo. Con estos dos libros me da un poco de pudor, porque no soy escritora y siempre me ha gustado acompañarme de profesionales para tener la certeza de que el contenido que estoy compartiendo está contrastado y se sustenta por personas que tienen legitimidad para hablar de ello. En este libro hay una psicóloga formada en disciplina positiva, una experta en yoga infantil con la que he trabajado y he estado un año y medio en sus clases, no con mis hijas, para tener de primera mano esa experiencia.

En ‘Crecer juntos' abordas la compatibilidad del teletrabajo con la educación de los hijos, una situación nueva para muchos. ¿Qué consejo les darías a los padres que se estén enfrentando a este doble desafío?

Toda la parte de redacción la hice durante el confinamiento. A medida que iba acabando los capítulos, ponía en funcionamiento las herramientas que estaba contando el libro, porque estaba con mis hijas 24 horas, 7 días a la semana. Hay un aspecto en la disciplina positiva en el que se hace mucho hincapié: es básico prevenir. Al final el adulto tiene capacidad para adelantarse, por ejemplo, si se está pasando la hora de cenar, debes saber de antemano que el niño va a estar más cansado e irascible, cualquier cosa le va a molestar. Desde ese prisma te tienes que enfrentar a la situación más tranquilo si cabe, entendiendo que el niño no quiere una confrontación, simplemente es que está cansado. Luego es muy interesante hacer al niño partícipe de las tareas del hogar para que no lo tome como una orden, sino que es colaborador. Eso favorece mucho con el teletrabajo, pero requiere adelantarse a ello. Por ejemplo, cuando me pongo delante del ordenador, les informo a mis hijas de ello y les digo que si necesitan que les atienda que me llamen a la puerta, por favor. Hay unas pautas, que a lo mejor son muy sencillas, pero en el día a día no son fáciles de recordar.

Por ejemplo, cada mañana se generan situaciones de estrés en una casa: tienes que levantarte y preparar a los niños el desayuno, que se lo tomen, que se laven, que preparen la mochila del colegio... Te ves todos los días repitiendo lo mismo. Si invitas al niño en que sea él quien piense qué tiene que hacer, todo se vuelve un poco más sencillo, porque ya no es una orden, ha construido él algo, es mucho más amable y se siente mucho más útil. Es mejor para todas las partes pero, claro, requiere de tiempo y a veces no lo tenemos.

"Es importante que los miembros de la pareja entiendan que van en el mismo barco" 

Algunos rumores apuntan a un nuevo confinamiento dentro de poco. Si alguien elige el yoga para sobrellevar esa situación, ¿qué le dirías a alguien que se inicia en ello?
Primero, que es lo mejor que puede hacer para su persona, es un regalo maravilloso. Es una práctica que te la puedes llevar donde sea, solo necesitas una esterilla, así que necesitas poco espacio. Sí que es cierto que lo conveniente es que haya una buena base dirigida por un profesor y luego continuar solo, pero en un asunto de confinamiento es una de las prácticas que te puede ayudar a tener un bienestar físico y mental estupendo, primero porque es fácil y requiere poco espacio y después porque te ayuda en aspectos como el sistema inmunitario, hay muchos beneficios a nivel de salud.

Otro tema que abordas es el de la carga mental femenina. ¿Qué se puede hacer, si no para erradicarlo, al menos para aliviarlo?

Creo que tenemos que estar todos muy atentos, es importante que entendamos que estamos todos en el mismo barco, no somos dos grupos donde uno pide al otro que cambie porque es una injusticia: todos somos víctimas de esta situación. Es cierto que el género masculino está más favorecido por estos patrones que hemos creado, pero también vive cosas muy negativas en ello. Lo primero es cambiar el chip. Tenemos que hablarlo, pero desde la tranquilidad, no desde una guerra. Ver qué se puede hacer para estar mejor, qué molesta a ambas partes y llegar a un consenso, porque en pareja nos salen solas ciertas cosas a la hora de educar a los hijos. Ayuda poner por escrito todo lo que haces, porque incluso ni tú mismo eres consciente de ello y desde luego la pareja tampoco, no es una cuestión de que no quiera ‘ayudar', fíjate, hasta en el léxico caemos en errores. Nuestros padres lo hicieron un poquito mejor de lo que lo hicieron nuestros abuelos con ellos, así que nosotros tenemos que intentar dar más pasos hacia esa meta.

 

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