La pandemia interrumpió ‘Es mi palabra contra la mía', pero con la nueva realidad el gallego regresa a los Cines Callao. En este espectáculo juega con el lenguaje para refrendar lo que mejor sabe hacer: provocar risas.
Archivado en: entrevistas, teatro, Luis Piedrahita
Francisco Quirós Soriano
25/9/2020 - 00:59
Trucos de magia, colaboraciones en televisión y monólogos. Tres en uno, pero siempre con un denominador común: la risa. Luis Piedrahita vuelve a hacer gala de ello en su espectáculo ‘Es mi palabra contra la mía', que permanecerá en la cartelera de los Cines Callao todos los viernes y sábados de los meses de octubre, noviembre y diciembre.
‘Es mi palabra contra la mía' supone tu regreso a los Cines Callao, ¿cómo te sientes?
Lo afronto con muchísimas ganas. Ten en cuenta que es un espectáculo que siempre he dicho que es el mejor que he escrito en mi vida, un texto que me encanta, que me fascina desde el principio. Lo estrenamos en octubre del año pasado, luego se tuvo que parar por la pandemia y ahora regresamos, pero a una realidad distinta a la que dejamos, que es como volver a un lugar en el que nunca has estado. Es extraño. Todo mi humor siempre está muy pegado al costumbrismo, a lo cotidiano, y lo cotidiano ha cambiado, entonces este espectáculo, en su esencia, la tesis se ve reforzada todavía más que antes. Hablaba de que nadie está contento con lo que le ha tocado, y hoy más que nunca es así. Sin embargo, y es de lo que habla todo el espectáculo y la versión original, o sea que casi no ha habido que tocarlo, trata de algunas pequeñas malas noticias que tiene la vida, que son inevitables, que siempre están ahí, y una solución para desactivarlas, para que la vida siga mereciendo la pena, una de ellas es que el humor es de las pocas cosas que hacen la vida soportable y la gente lo experimenta en el show. Y creo que hoy, más que nunca, ese mensaje es necesario, que nos van a caer chuzos como este e incluso peores, y que solamente aprendiendo a sonreírle a estos envites, y no es fácil, uno puede salir adelante, si no, nos vamos a quedar estancados.
A partir de estas reflexiones, ¿por qué nadie estamos contentos con lo que nos ha tocado, somos muy quejicas?
Viene de serie en el ser humano, e incluso diría que es imprescindible para la mejora. Hay que tener en cuenta que el acomodamiento te para, solamente el descontento es el motor que te ayuda a mejorar, aunque es cierto que es molesto, es necesario. Ahora estamos todos muy cabreados, bueno, pues de ahí va a salir una energía súper positiva para mejorar.
"Al salir al escenario siempre tengo ese miedo de que el show no guste" |
Aunque sea un tema muy manido, tú eres una de las personas que ha pasado la etapa del confinamiento trabajando. No sé si eso te ha dado una perspectiva diferente de lo que estamos viviendo.
Me ha dado una perspectiva diría que privilegiada, porque pude ver un Madrid que no vio nadie: atravesar la capital sin coches, todos los locales cerrados, de vez en cuando algún control policial, e ir a hacer ‘El Hormiguero' en aquella época. Para mí, y creo que para mucha gente, fue una tabla de salvación, era el único rincón de la televisión donde no se hablaba de contagios, muertos y curvas...Esa horita de televisión le sirvió a mucha gente para pensar que algún día volveríamos a la normalidad porque esto todavía permanece.
Otros monólogos tuyos, como ‘El español es un idioma muy loable, lo hable quien lo hable', o tu libro ‘Cambiando muy poco algo pasa de estar bien escrito a estar mal escroto', ya demuestras tu pasión por los juegos de palabras, ¿de dónde viene esta afición por los trabalenguas?
El lenguaje y las palabras siempre me han encantado, porque son la herramienta que uno tiene para intercambiar lo más valioso que posee, que son sentimientos, ideas y pensamientos. Uno piensa en palabras, no en otra cosa. Si tú tienes diez palabras solamente, tus pensamientos van a estar pixelados, porque no los puedes compartir, no los puedes matizar y concretar, y la resolución es muchísimo menor. Cuantas más tengas más nítida va a ser la imagen que puedas plantear. Jugar con las palabras es jugar con las ideas y es uno de los sitios más interesantes para hacer humor. Hay muchos tipos de humor, pero el de concepto y el de las palabras es uno más, y uno de los más interesantes para mí.
Imagina que este 2020, del que ya no podemos descartar nada, te limitara solo a ser monologuista, mago o colaborador de televisión. ¿Qué elegirías?
Creo, ya no pensando en mí sino en la gente, lo que más necesita ahora es reír, necesita recordar cómo su cara cuando eran felices, sonreír otra vez, volver a pasarlo bien, que no se les olvide lo que es que te duela cuerpo de ser muy feliz. Eso nos pasaba en febrero de este 2020 y ahora mi intención con este espectáculo es que esto lo recuperemos, hemos estado mucho tiempo parados, las circunstancias nos lo han impuesto y había que estar allí, que tener cerrados los teatros, pero ahora, con estas medidas, con estas restricciones para que el teatro sea un lugar seguro y la gente pueda estar tranquila a la hora de disfrutar de un espectáculo, que eso es necesario. La gente lo que necesita ahora es reír y yo trato de que no se olvide de sonreír.
Decía un día Pablo Motos, a través de su experiencia en ‘El club de la comedia', que uno de los grandes miedos que tiene alguien cuando va a salir a hacer un monólogo es que el que está enfrente no sonría, no se divierta. No sé si tú, que tienes bastante experiencia a la hora de salir al escenario, todavía sigues teniendo ese miedo.
Lo tienes siempre, hasta que escuchas la primera risa ese terror está ahí. Piensas, bueno, estadísticamente siempre que he dicho esta concatenación de palabras con esta cadencia, la gente se ha reído, por lo tanto no tiene por qué fallar. Pero hasta que no lo dices y la gente se empieza a reír, estás aterrorizado.
Ante cualquier noticia importante, incluida el reciente confinamiento, mucha gente responde con ‘memes'. ¿Crees que nos iría mejor como país si usáramos todo ese ingenio para algo más provechoso?
La risa es de verdad importante y el ingenio lo utiliza cada uno para lo que puede. Yo solo lo puedo usar para hacer reír, porque es lo único que puedo hacer, y seguramente el que hace los memes es porque no sabe hacer otra cosa. Hay memes que están bien y otros que no están tan bien. Me gusta entender el humor como un arma de construcción masiva, como algo que construya, no que destruya. Si todo ese ingenio, toda esa inteligencia llevada a la lúdica, sí, puede que esté bien, pero yo la dejaría ahí, de verdad.
"Lo que más necesita ahora la gente es volver a reír" |
Parece que ha pasado un mundo, pero antes de la pandemia uno de los temas recurrentes de debate es sobre si había que poner límites al humor. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Creo que los límites del humor son el talento del humorista. El humor aspira a hacer la vida soportable, cuando el chiste hace la vida peor, ha ayudado muy poco. Entonces, ¿qué sucede? Que es el talento del humorista el que hace que se pueda meter en un jardín grande o no, porque hay temas sobre los que es más difícil hacer humor que otros, yo estoy en los más fáciles de todos, hablo de los bolígrafos, de los tapones de las botellas y de la muerte, que es de lo más sencillo. Por ejemplo, ¿se puede hacer humor sobre el Holocausto judío? Puedes pensar que es delicado, pues Tonino Guerra, que fue guionista de películas como ‘Amarcord' o ‘Blowup', estuvo en un campo de concentración en Alemania, y cuando lo liberaron hizo un chiste: "He estado contento muchas veces, pero la vez que más contento he estado es cuando me liberaron en Alemania, vi una mariposa y la miré sin ganas de comérmela". Nadie se puede ofender por ese chiste, es humor, es un tipo hablando de que tenía tanta hambre que se podía comer un filete de mariposa, pero a la vez habla de cómo a un hombre le han robado la capacidad de ser feliz disfrutando de la belleza y se la han tornado en la necesidad de subsistir. Es un chiste perfecto. Si tienes ese talento, puedes hacer ese chiste, si no, los harás más baratito.
Para acabar, la gente va ahora al teatro y ve un espectáculo de 80 minutos pero, ¿cuánto tiempo y trabajo hay detrás de todo ello?
Preparar este texto me ha llevado como un año, más o menos, pensarlo, y luego unos tres meses escribirlo. Durante un año estoy sin escribir, pero pensando ideas, qué va a pasar, dónde se puede emocionar la gente, cuándo van a tener risas de ternura o de miedo...Lo voy armando, construyo y, cuando tengo los conceptos en la cabeza, me siento a escribirlo. Ahora voy a tener que dedicarle un tiempo a hacerle alguna reparación, porque no puedes subirte al escenario y hacer que no ha pasado nada, hay que incorporar la nueva situación.
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