El periodista acaba de publicar ‘Con el amor bastaba' (Planeta). Ha sentido la soledad durante la primera parte del confinamiento. Ha aprendido que las cosas importantes no están en el trabajo.
Archivado en: entrevistas, literatura, Máximo Huerta
Mamen Crespo
18/6/2020 - 13:48
Ha salido del confinamiento sin programa de televisión (TVE ha decidido prescindir del espacio ‘A partir de hoy' que presentaba), pero con nueva novela en la calle y con una obra de teatro en su mente, que seguirá escribiendo durante la 'nueva normalidad'. Máximo Huerta está de vuelta con las cosas más claras que nunca: de lo único que hay que preocuparse es de la salud, y lo único que duele de verdad es la muerte de un ser querido. De todo lo demás se aprende y nos hace más fuertes como personas. Por ello, hoy, justo dos años después, ya casi no se acuerda de la dimisión como ministro de Cultura en junio de 2018 y solo le queda de aquello algo que no va a cambiar nunca: su lucha por defender a ese sector, que tan mal lo está pasando en la actualidad.
‘Con el amor bastaba'. ¿Para todo en la vida sirve con el amor?
Disfruté mucho escribiéndolo, el título surgió. Es lo que quería que comunicara la novela, que en las peores circunstancias, lo único que reclamamos las personas es amor.
¿Qué papel tiene el amor en tu vida?
Es vital en todo: en el trabajo, en las aficiones... Tienes que ser pasional en casa y fuera. Hay que poner pasión en todo lo que se hace.
¿Y cuando las cosas se ponen difíciles? Acabas de perder el programa de televisión que presentabas, y tuviste que dimitir como ministro hace dos años.
Ninguno de esos dos momentos es comparable a los verdaderos momentos difíciles como es la muerte de un padre. A mí me da absolutamente igual que hayan parado el programa. Llevo trabajando toda la vida y es una decisión de los jefes. Al amor de tus amigos, de tu madre o de tu familia te agarras en momentos muy duros de verdad. Ahí es donde entiendes dónde están los pilares de todo.
Elio, el protagonista de tu novela, era diferente, algo que la sociedad castiga.
Lo maravilloso es que haya medios de comunicación, restaurantes o paisajes diferentes. La gracia de la vida está en la diferencia. En las distintas formas de ser está la belleza. Deberíamos disfrutar de las cosas y las personas que son distintas.
"En momentos como el que hemos vivido te das cuenta de lo poco que eres" |
¿Tú te consideras diferente?
Todos lo somos. He llegado a la conclusión de que todos tenemos una peculiaridad, de que todos somos únicos y de que todos somos raros, aunque busquemos ser iguales para ser aceptados.
He visto un homenaje a los padres en la novela.
Los padres son claves en esta historia. Hacen lo que creen que está mejor, aunque con las mejores intenciones, puedes hacer mucho daño. La familia es fundamental en este libro.
Has escrito la novela entre tu dimisión como ministro de Cultura y la situación tan dura que hemos vivido con la pandemia. ¿Has pensado que nada es tan importante?
El guion de nuestra vida no lo hacemos nosotros y por mucho que nos creamos dueños de nuestro destino, no es así. Nuestro destino ya viene marcado por circunstancias superiores y, en momentos tan graves como el que hemos vivido, te das cuenta de lo poca cosa que eres y de que la salud es lo único a lo que hay que prestar atención en la vida.
El mundo literario te ha vuelto a abrir las puertas de par en par. Quizá es que, a veces, buscamos un sitio donde no está nuestro lugar.
A mí me gusta probar, me divierte, y creo que si te lo puedes permitir, hay que hacerlo, pero es cierto que la literatura es mi refugio, tanto como lector como escritor.
¿Cómo has pasado el confinamiento?
Solo y, además, en una casa sin balcones, con lo cual ha sido muy angustioso. En la última etapa me fui con mi madre porque estaba sola y ha perdido la visión total de un ojo. Necesitaba mi ayuda.
"Los políticos se pelean para la grada, su público es la prensa, no el ciudadano" |
¿Qué has aprendido?
A hablar más, a llamar más. No creo que esto cambie a nadie. Los buenos siguen siéndolo y los malos, también.
¿Qué opinas de las peleas que están protagonizando los políticos?
Los periodistas deberíamos prestarle menos atención. Sus broncas son puro artificio, teatro. Las hacen para la grada y ese público somos los periodistas, no los ciudadanos.
¿Has pensado en algún momento que si no hubieras dimitido estarías al frente de un sector, el de la Cultura, que va a ser de los últimos en salir de esta crisis?
He estado pendiente de la Cultura como escritor y como consumidor, pero no he pensado en si yo hubiera estado allí. Lo que sí he pensado es en las orquestas, en los cantantes, en las librerías, en la gastronomía... La Cultura nos sobrevive, nos moriremos todos y ella quedará y es la que habla de España. La Cultura es España y hay que consumirla.
¿Qué planes tienes?
Lo primero, irme de descanso con amigos al río o a la playa. También me apetece mucho escribir teatro y estoy dándole vueltas a una obra y, además, estoy preparando ya la segunda parte de ‘Una tienda en París'.
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