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TEATRO: NOS COLAMOS EN EL CAMERINO

Santiago Ramos y compañía nos abren las puertas de 'Noviembre', "una obra acelerada"

Acaba la función en el Teatro Bellas Artes de Madrid. Santiago Ramos, Ana Labordeta, Jesús Alcaide y Rodrigo Poisón, actores de 'Noviembre', nos abren las puertas de sus camerinos. ¿Quieres saber qué nos encontramos?

Archivado en: Santiago Ramos, Noviembre, Ana Labordeta, Teatro Bellas Artes

Santiago Ramos es el presidente

gentedigital.es/M. Blanco/P. Costa
02/3/2009 - 14:32

Imagínense la escena: el Despacho Oval de la Casa Blanca en los días previos a las elecciones presidenciales en EE.UU. Piensen en el protagonista: un político en horas bajas. Ahora adornemos esta historia con un consejero asesor, una escritora de discursos lesbiana deseosa de casarse, el responsable de la Asociación Nacional del Pavo, un virus, el mundo televisivo y su repercusión y algo más.

Todo esto es 'Noviembre', una sátira sobre el poder, una obra de David Mamet dirigida ahora por José Pascual, con Santiago Ramos, Ana Labordeta, Cipriano Lodosa, Jesús Alcaide y Rodrigo Poisón.

Termina la función y nos colamos el camerino de Ana Labordeta, en el Teatro Bellas Artes de Madrid. Allí nos encontramos a una inquilina muy especial: peluda, negra, y a punto de cumplir los 17 años. "Se llama Fortuna, y desde cachorra se ha criado en los camerinos", explica la actriz de 'Amar en tiempos revueltos'. "Cuando me voy a la función, se queda dormida, relajada... Pero si entra alguien se convierte en toda una guardiana. Aquí tengo su cena, su agüita, su mantita para que no pase frío y cuidar así su artrosis, que ya es viejita...".

Vamos, delante nuestra teníamos a lo que viene siendo una perra estrella, convertida ahora en la mascota de 'Noviembre'. "Disfruta mucho. Sabe cuál es la hora de venir al teatro y me lleva tirando. Además, los compañeros la tratan divinamente, aunque discuto con ellos para que no le den galletas".

¿Camerino de tele o de teatro?

"Me gustan más los camerinos de teatro, porque tienen una estructura, están en un sitio, aquí por ejemplo detrás de la chacena del teatro. Y sabes que por él ha pasado mucha gente. Los de televisión son más fríos, provisionales, como de obra, menos vividos... Este camerino me encanta porque es la segunda vez que estoy en él. Antes vine con ‘El guía del Hermitage', y la verdad, lo quiero mucho", confiesa Labordeta.

Antes de empezar...

"Escribo los discursos del presi, y enciendo una vela blanca, perfumada... Ahora está todo un poco desastre, de después de función... Aquí está mi amuleto chino, unos caramelos para la voz, una tobillera, un líquido para cuidarse la voz, un bául que me regaló Inma Cuesta... También unas gotas relajantes del día del estreno y dedicatorias varias...".

¿Qué no se ve detrás del escenario?

"Suena a tópico, pero es verdad. Hay muy, muy buen rollo en el equipo, y encima es una comedia. A veces no vienes con el ánimo burbujeante, pero llegas y empezamos a decir tonterías, a reírnos, bailamos, cantamos, decimos paridas una detrás de otra... hacemos un 'pre' para ponernos en estado de comedia. Aunque lo cierto es que el presidente me trata fatal. Es un déspota. Lo consiento porque mi personaje cree en la institución y luego se venga y consigue lo que ella quiere".

Seguimos con nuestra expedición en el Teatro Bellas Artes y llegamos al cuarto mejor blindado, el del presidente, Santiago Ramos, que sobre la mesa tiene la novela 'Estrecho rincón': "Está todo a tu disposición, pase pase, coja si quiere el teléfono rojo para hablar con Moscú, Palestina, Israel...", bromea el actor, que enseguida me presenta a los compañeros: "Él es Rodrigo Posión -el indio-, y él Jesús Alcaide -el presi de la Asociación Nacional del Pavo y Derivados-, y son fundamentals en la obra. Ahora estamos en nuestro momento de relajación después de terminar la función, después de hacer reír a la gente y satisfechos de haberlo hecho".

Los preliminares...

"Yo no como nada antes, solo cuando tenemos doble función. Jesús Alcaide trae música, desde jotas hasta Antony and the Johnsons", explica Santiago.

"Hay que tener muy bien la voz, es una comedia de mucho teléfono, rapidez en las respuestas, muchas entradas y salidas, exige mucha concentración porque es cortante, va a una velocidad de vértigo, pasan miles de cosas de todo tipo (chantajes, justicia, los indios, la escritora de discursos...) es una función acelerada. Los chistes entran y salen, y sólo hacemos una pausa para no machacarlos", matiza Ramos.

Antes de salir a las tablas, "me echo una base para eliminar este blancuzco invernal, laca o gomina y me tomo unas pastillas para la voz", concluye.

¿Cómodo en el Teatro Bellas Artes?

"Esta es la cuarta vez que estoy en este teatro. Estuve primero con un director argentino haciendo ‘Veraneantes', de Gorki; luego ‘Las Bragas', un clásico alemán de la comedia; y ‘La muerte de un viajante' con López Vázquez y José Tamallo. En el camerino de un teatro tienes fotos de tu familia, tus amigos, cosas significativas. Este canalla, Jesús Alcaide, tiene a mujeres absolutamente estimulantes, como Abba Gardner", asegura Santiago.

¿Qué ocurre cuando el público no os ve?

"Creo que nos llevamos bien, nos decimos cosas, pero lo asimilamos", dice Jesús. "La verdad es que no puedo soportar a estos abuelos... Mentira, es una especie de verano azul, me lo paso pipa, son geniales...", confiesa Rodrigo. "Lo malo de lo que cuentas es que yo soy Ferrandis, pero sí, vivimos un invierno azul, sería terrible que nos llevásemos mal, estamos contentos porque nos va bien, tenemos trabajo en plena crisis... Los cómicos necesitamos el cariño de los compañeros, del público, si no sería horrendo", bromea Santiago.

Nos dan las tantas, el personal del teatro quiere macharse a casa. Abandonamos el local por la puerta de atrás, como los famosos, antes de que el presidente se enfade y la función comience de nuevo.

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