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Arturo Fernández: "Los políticos tienen que seducir a los catalanes, que están equivocados"

Desde hace dos semanas está en el Teatro Amaya de Madrid con la obra 'Alta seducción'· Interpreta a un diputado madurito que se enamora de una chica bastante más joven a la que quiere conquistar · No ha pensado nunca en retirarse de los escenarios porque son su pasión.

Archivado en: entrevistas, teatro, Arturo Fernández

Mamen Crespo
06/10/2017 - 09:30

Nos recibe cuando solo quedan unos días para el estreno en Madrid de esta función. Y, a pesar de tener una trayectoria como la suya, se le nota en la mirada un brillo especial, propio de alguien ilusionado con lo que se trae entre manos. Y es que Arturo Fernández no piensa en la palabra retirada, más que nada, porque ama su profesión y porque dice que actuar es lo único que sabe hacer. Somos afortunados por poder disfrutarle sobre el escenario una vez más. Y las que quedan.

¿Cómo definiría 'Alta seducción'?
Creo que he elegido la mejor comedia de mi dilatada vida de actor porque es auténtica. Pertenece a esa alta comedia que ya no se escribe ni se hace. Es realista, auténtica y el espectador puede verse reflejado. Mi personaje es el de un hombre maduro, que hace todo lo indecible, hasta quedar en ridículo, por ocultar su edad ante una mujer joven, algo que pasa muy frecuentemente en la vida real y que en la función produce escenas verdaderamente divertidas y, al mismo tiempo, llenas de ternura.

Me reconocerá, aunque no le guste presumir, que el éxito que tiene es suyo, aunque las obras sean buenas.
He tenido la habilidad o la fortuna de saber elegir los autores. Un actor o actriz sin un autor no es nadie, pero yo todo lo que soy se lo debo al público. Siempre procuro que cada comedia que estreno sea mejor que la anterior. De mis espectáculos nadie sale defraudado, aunque puede no gustar, claro. Vivo exclusivamente para el momento en el que se levanta el telón. Para mí todos los días son de estreno, porque son distintos públicos. Además, en esta función hay muchos cuernos, que gustan mucho, menos cuando le llegan a uno. Es algo que está a la orden del día en la actualidad.

También existían antes.
Ya, pero la gente no se separaba, estaba muy mal visto. La mujer aguantaba carros y carretas con tal de no dejar a su marido. Además, se consideraba un desprestigio estar separado. De todas formas, esta comedia gusta porque tiene moraleja y un final que la gente no se espera. También un decorado elegante y la música no puede ser más bella.

La pasión tan grande por lo que hace no solo no se le ha quitado con el paso del tiempo, sino que ha ido a más. La palabra retirada no está en su vocabulario.
Es mi profesión, no sé hacer otra cosa. No sé jugar a las cartas, ni jugar al golf, y al fútbol ya no puedo. En su día, hasta practiqué boxeo. Vivo exclusivamente para ella y soy muy detallista. Antes de levantar el telón reviso todo. Y no tengo nervios. Creo que eso solo ocurre cuando no te sabes el texto. Lo que sí tengo es mucha responsabilidad.

El protagonista, es un diputado de poca monta. ¿Seducen los políticos hoy día?
Es su obligación, pero ahora lo tienen difícil. Tienen que seducir a los catalanes, que están equivocados... Todo el jaleo que han montado es para quedarse en la poltrona y vivir bien. Están engañando a los ciudadanos. Actualmente tenemos un presidente del Gobierno muy bueno.

¿Piensa que Rajoy está siendo considerado con la cultura española?
La cultura nunca está a gusto con nadie, siempre queremos más. Se basa en las subvenciones, y no acabo de entender por qué hay que subvencionar. Yo vengo de una generación donde no había, lo que existía era la creatividad. Jamás he pedido una, si me dan dinero me convierto en un vago.

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID

PARA ENCONTRARTE	El Café Gijón Donde aprendió "todo lo poco que sé culturalmente". Y es que allí presenció las grandes tertulias que había en aquel entonces. También el parque de El Retiro con sus barcas… Le recordaban al mar Cantábrico. » www.cafegijon.com
PARA PERDERTE	La Estación del Norte Fue allí donde un día llegó con una maleta llena de ilusiones, el 9 de septiembre de 1950. Es un sitio que recuerda mucho. » Paseo de la Florida, 2
PARA NO OLVIDAR	Iglesia de Medinaceli Le confortaba mucho ir al templo cuando estaba vacío. "El silencio de una iglesia es lo único bello que nos queda", señala. » Plaza Jesús, 2 Madrid
PARA COMER O CENAR	Valentín Ya no existe, pero ha querido recordar uno de los restaurantes que más le gustaban cuando llegó a la capital. » Estaba junto al Teatro Madrid

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