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MÚSICA: ENTREVISTA A MIGUEL RÍOS

"Hacer el amor antes no era un pecado, era casi un milagro"

El cuentakilómetros de Miguel Ríos tiene muchos dígitos, en el asiento del copiloto han viajado muchos amigos y en el maletero ha guardado lo mejor de su trayectoria. Ahora publica 'Solo o en compañía de otros', con temas nuevos y canciones que se habían perdido en el limbo.

Archivado en: Miguel Ríos, Solo o en compañía de otros, Memorias de la carretera

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Miguel Ríos

Miguel Ríos·Olmo González

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gentedigital.es/Patricia Costa
26/11/2008 - 10:35

Ya que 'Memorias de la carretera' es uno de los temas inéditos en ‘Solo o en compañía de otros', ¿podrías rescatar alguna de esas historias recorriendo kilometros?

Tengo muchísimas historias de solidaridad, de gente que se ha curtido en las carreteras y que ha hecho su vida en el camino. Hay anécdotas graciosas y otras dramáticas. La más simpática de este periplo es cuando tardábamos tanto en llegar a las provincias, cuando nos salían bolos en los 60, en los principios del rock. Te salía tocar en A Coruña y tú estabas en Málaga. Te llevaba un día y medio, como ahora viajar ida y vuelta a América.

Hicimos una gira con Teddy Bautista y Los Canarios y Teddy llevaba a un teclista francés, un músico fantástico, Matías Meliere, que era como un adelantado a sus tiempos, era vegetariano, tenía una serie de costumbres y le encantaba viajar en su cuatro latas. Se tomaba su tiempo y cuando íbamos nosotros a toda hostia por la carretera, en aquellos coches tan rácanos, de pronto veías a Matías a la salida de la curva, con su infiernillo haciéndose su comida. Nos parecía una especie de 'santón' iluminado en la cuneta deseándonos buen viaje, le tocábamos el cláxon y nos decía adiós con aquella mirada beatífica que tenía. 

Luego también tengo historias de grupis y de chicas. En aquella época era muy difícil hacer el amor, más que un pecado era un milagro. El hecho de encontrarte de pronto con las mismas mujeres que seguían la gira en otros sitios te daba una cierta alegría, la posibilidad de confraternizar con el amigo.

¿Cómo ha cambiado tu guantera?

No tiene nada qué ver. Ahora es limpia, clínica, no tiene ningún elemento subversivo, ningún tipo de aditamento, de tipo psicotrópico, porque ya la edad te impide hacer las cosas que hacías cuando eras más joven. He tenido la suerte de vivir mis edades conforme lo que se supone que son, de una forma más o menos coherente.

Por otro lado, ya no hay cassettes, aquí es donde se nota más el paso del tiempo, tampoco CD's, ahora va todo en un Mp3 y está casi programada la música que vamos a escuchar durante el viaje. Lo único que hay es el seguro del coche y los documentos imprescindibles para, si te para la Guardia Civil, seguir el viaje sin problema.

 

Dice que 'Subsuelo' te recuerda a su época cercana al heavy, ¿cómo fueron aquellos tiempos?

En el disco ‘Extraños en el escaparate' había canciones como 'Banzai', 'Ciudad de Neón'... He transitado por muchos estilos, porque es la praxis del que sobrevive a las modas y va cabalgando entre ellas. Recuerdo esa época como un extra de mucha energía, energía que negociábamos con un volumen brutal y con una forma de entender el rock que era muy directa, con una música que tenía mucho que ver con los barrios, con la periferia de las ciudades.

Algunas de las canciones a las que tengo más devoción de mi propio repertorio tienen que ver con este estilo musical. Hay una balada que se llama ‘Reina de la noche' que está en el 'Rock&Ríos' del 82, que creo que es un paradigma de ese tipo de música, las baladas heavy.

¿Se han quedado muchas colaboraciones fuera en este disco?

Sí, porque he grabado con mucha gente, y tengo la idea de sacarlas a la luz en próximos discos. Pero tienen poco menos que ver con las colaboraciones que he hecho alrededor del rock, con Javier Krahe, Carlos Cano, Luis Pastor... hay mucha gente que estará en discos futuros.

Para quién todavía no tenga un disco tuyo - si es que hay alguien-, ¿cuáles son los 'imprescindibles' de Miguel Ríos, desde 'Mira hacia ti', 'Memorias de un ser humano'...?

Recomendaría los discos del principio, cuando me limitaba a hacer versiones del rock pionero: Elvis, Chuck Berry... Luego remitiría a la época de Hispavox, cuando empecé a grabar temas míos con ‘Memorias de un ser humano'. También haría que pasara por el primer disco que grabé en directo, ‘Los conciertos de rock y amor', la primera grabación que se hace en España en directo de este género. Luego iría a ‘La vuelta atómica', un disco deudor del rock sinfónico, una forma de rock que se empezó a establecer en los 70. Y claro, sin olvidar mi momento más álgido, con ‘Rock&Ríos, ‘ ‘El rock de una noche de verano'... Y para que supiesen que soy un artista multidisciplinar, invitaría a escuchar el disco que hice con una Big Band, el ‘Big Band Rios', y un disco que grabé con Ana Belén sobre la música de Kurt Weill y Bertold Brecht y la orquesta Sinfónica de Granada. Más cercano, el disco de duetos, ‘Miguel Ríos y las estrellas del rock latino' y, por supuesto, algún tema de '60 Mp3' donde rindo tributo al blues.

¿Podrías quedarte con un único disco?

La verdad es que hay un disco que se llama 'Miguel Ríos', el penúltimo que hice para Universal, de 1990, creo, donde grabo con Antonio García de Diego y donde tengo la composición de casi todos los temas. Es un disco importante en mi vida.

¿Con qué no te atreverías nunca a nivel musical?

A cantar flamenco. He tenido la suerte de conocer a muchos grandes del flamenco, por mi ascendencia granadina. Esa sería una de mis asignaturas pendientes, que nunca aprobaré.

Todo el mundo te lo pregunta, y yo también tengo que hacerlo, ¿qué haces para conservarte tan bien? ¿Hay truco?

No soy de esos artistas recauchutados, la silicona no ha sido uno de mis elementos. Se lo debo al rock, porque te obliga a estar en buenas condiciones físicas; al deporte, que he hecho mucho en mi vida; y mi naturaleza, siempre he sido un tipo guapo, he tenido esa suerte. En el momento en el que engordo un par de kilos los suelto en el gimnasio o en el escenario, que es más placentero porque es uno de mis lugares de recreo.

Te gusta escribir, ¿tienes algún proyecto?

Me limito a cumplir los encargos que me hacen, algunos artículos en la prensa del sur, los discos... pero no me atrevo con una obra en serio. Pero me atreveré porque cuando acabe la gira en 2009 me tomaré otro descanso largo y escribiré algo memoralístico. Escribiré algo sobre mi relación con el tiempo que me ha tocado vivir, y con la gente que me he cruzado en la carretera. Me encantaría redactar algo más largo que los 5.000 o 6.000 caracteres sin espacio que me piden para los artículos.

¿Es cierto que los Rolling no se duchan?

Es cierto que Bill Wyman y Brian Jones eran un poco reacios a las grandes duchas, probablemente por solo estuvieron dos días en la casa que les presté en Madrid, y el baño no era lo suficientemente lujoso ni aparatoso, y como no ligaron tampoco pues, ¿para qué se iban a duchar?.

¿A quién nunca le dirías 'Bienvenidos'?

A la intolerancia, a los xenófobos, al sátrapa, al dictador, al impositor de ideas que fuesen en contra de las mías o en contra de la humanidad.

¿Qué hace en sus periodos de retirada?

Colaboro mucho con compañeros, leo, viajo, me gusta ir a las ciudades en las que estuve sin poder visitarlas porque iba a trabajar, me dedico a hacer deporte, si estoy en Granada cojo una bicicleta de montaña... Vamos, lo que hace la gente normal.

Estuviste en Carabanchel por fumar porros, ¿qué te parece su derribo?

Sí, estuve en el hospital de Carabanchel por fumar hachís, la cárcel nunca la he visto, solo de lejos. He firmado todas las cartas que me han pedido en contra del derribo, y no me he manifestado porque estaba en otras cosas. Conservar la memoria es importante para no repetir errores del pasado, y Carabanchel recuerda un tiempo muy malo para el ser humano. Me hubiera encantado que hubieran dedicado el edificio a un museo sobre la represión del Franquismo.

¿El mejor professional con el que ha trabajado?

No me atrevería a decir un nombre. He trabajado con grandísimos profesionales. Por ejemplo, la gira de ‘El gusto es nuestro', con Víctor, Ana y Serrat, los tres vivían y pensaban para esa gira, trabajaban para que todo fuera acorde... Pero hay mucha gente con la que he cantado, y nunca he encontrado a gente antiprofesional.

¿Habrá más Miguel Ríos? ¿Qué ocurre con los viejos rockeros?

Los viejos rockeros hacen cualquier cosa por no dejar el escenario, pero habrá un momento en el que no quede más remedio. No suelo pensar en terminos de futuro, sino en lo que tengo que hacer ahora, cómo comunicar a la gente que tengo un disco nuevo, por ejemplo. En algunos aspectos estoy mejor, porque canto mejor que antes, la voz es un elemento que tarda en madurar, tiene un largo recorrido, como conjunto de músculos son los que más tarde se agotan; pero no soy tan energético como cuando tenía 30 años. Lo compenso con otras cosas, trato de emocionar a la gente. Sería un error pisar un escenario sin estar en condiciones.

 

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