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TEATRO NUEVO APOLO (MADRID)

'Glow', una golosina colorista

Si no has visto 'Glow', date prisa porque tiene fecha de caducidad en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid: el domingo 15 de noviembre. Este espectáculo de luz negra, que ofrece guiños a diferentes disciplinas artísticas, agrada al público por su humor cercano y numerosas golosinas visuales.

Archivado en: Glow, Lior Kalfo, David Ottone, Mayumaná, teatro, Teatro Nuevo Apolo, Madrid

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Una escena de 'Glow'

Una escena de 'Glow'

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gentedigital.es/M.Blanco
04/11/2009 - 11:41

El miércoles 21 de octubre comenzaron las funciones previas al estreno de 'Glow', cuyo estreno oficial tuvo lugar el día 28 y cuyo final escénico sobre el Teatro Nuevo Apolo se ha alargado hasta el 15 de noviembre (sólo hay que comprobar al intentar comprobar las entradas por Internet) debido a la respuesta del público. La singularidad del espectáculo, sorprendente para los espectadores poco habituados a ver las técnicas de luz negra, y el cachondeo generalizado que provocan las peripecias de 'Glow', el personaje principal de la obra, constituyen dos importantes argumentos para acudir al citado escenario madrileño. 

La luz negra proporciona en 'Glow' un lenguaje cercano al cine de animación, otorgando una vida especial a objetos y personajes de la obra teatral. Además, 'Glow' juega con esa estética procedente del mundo del cómic, tanto en el vestuario como en el diseño de la escenografía. Estas golosinas coloristas que entran por los ojos desembocan en un contraste escénico muy llamativo para mentes cuya imaginación suele alejarse de sus cuerpos con cierta frecuencia. Además, una 'jerga' ideada para la cita otorga mayor autenticidad a la misma, aunque la mímica o la gestualidad impulsan el devenir de la obra. 

La historia que se observa desde la butaca nos traslada al mundo de 'Glow', interpretado por Lior Kalfo (director de la obra). Este tipo ejemplifica la figura del perdedor, cuya cotidianeidad no destaca por ningún motivo. El individuo en cuestión se enamora de una bella señorita, casualmente se trata de su nueva compañera de trabajo, y afloran sentimientos que dan pie a simpáticas ficciones. A ridículas actuaciones. El encuentro de ambos en un campo de girasoles al ritmo del 'Just the two of us' (Bill Withers) o ese 'rewind' con la comida en casa de 'Glow' son dos escenas hilarantes que despiertan la gracia del público, partícipe del evento en el sentido estricto de la palabra durante dos ocasiones.

El guión no es la octava maravilla del mundo y los estereotipos tiene demasiada cabida en 'Glow', con alguna escena subidita de tono para los más pequeños. Sin embargo, la frescura audiovisual del espectáculo compensa con creces el precio de la entrada.

 

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