'Yo, también', el filme dirigido por Álvaro Pastor y Antonio Naharro, llega a las salas. La película aborda las relaciones afectivas de las personas con síndrome de Down y las barreras sociales con las que conviven. Un sorprendente Pablo Pineda y la efectiva Lola Dueñas protagonizan el filme.
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gentedigital.es/Marcos Blanco
15/10/2009 - 09:44
Álvaro Pastor y Antonio Naharro, un dúo artístico conocido por su labor en el mundo de los cortometrajes, apostó hace cinco años por un proyecto singular: 'Yo, también'. El guión tuvo 17 versiones y muchas respuestas negativas a la hora de buscar financiación, pero sus directores tenían la fuerza imprescindible para abordar un filme que tenía como objetivo hacer un retrato de la realidad con la que conviven día a día las personas con síndrome de Down.
Laura, hermana de Naharro, tiene esta discapacidad intelectual, y la cercanía sentimental de Antonio a la problemática del colectivo provocó la idea cinematográfica. Ella forma parte del reparto, aunque el verdadero protagonista del filme es Pablo Pineda. Este malagueño de 34 años se ha convertido durante la última década en la voz más significativa para explicar esta temática a la sociedad. El hecho de ser el primer europeo con síndrome de Down que ha obtenido un título universitario, y sus dotes comunicativas, han definido la elección como actor principal. El esfuerzo interpretativo realizado por Pineda le ha llevado a lograr la Concha de Plata al mejor actor en el Festival de Cine de San Sebastián. El premio en la categoría femenina fue para Lola Dueñas, contrastada actriz catalana, y 'pareja' de Pablo durante el largometraje. Su química es total.
Con mucha realidad y algún detalle fictio, el filme cuenta la historia de Daniel, un treintañero sevillano que comienza su vida laboral en la administración pública. Allí, conoce a Laura, una compañera de trabajo. Ambos inician una relación de amistad que pronto llama la atención de su entorno laboral y familiar. Esta relación se convierte en un problema para Laura cuando Daniel se enamora de ella. Sin embargo, esta mujer solitaria que rechaza las normas encontrará en él la amistad y el amor que nunca recibió a lo largo de su vida.
Los sentimientos que ofrece Daniel durante la película constituyen la metáfora perfecta para explicar un aspecto fundamental que preocupa a los seres humanos con trisomía 21: las relaciones afectivo-sexuales. El deseo de vivir en pareja. Asimismo, el derecho de estas personas a llevar una vida independiente, reivindicando su atonomía, también aparece a lo largo de la proyección. Las barreras sociales y el desconocimiento del mundo interior son mensajes que fluyen durante una obra audiovisual perfecta para reflexionar sobre nuestro entorno.
Trailer de la película
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