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ENTREVISTA A FERNANDO SÁNCHEZ-CABEZUDO

"En el coche no haces nada productivo, sólo te transportas"

Este joven actor madrileño lleva las riendas de 'Mr Kubick', una pequeña compañía de teatro cuya última obra impacta sobremanera en la sala Triángulo de Madrid: 'El gran atasco'. ¿Se imaginan una vida utilizando el coche como nuestra casa?

Archivado en: Fernando Sánchez-Cabezudo, El gran atasco, Mr Kubick, sala Triángulo, teatro

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gentedigital.es/Marcos Blanco
02/10/2008 - 13:40

Todavía no ha cumplido los 30, pero Fernando Sánchez-Cabezudo destila veteranía. De familia artística (su hermano Jorge ha dirigido el filme 'La noche de los girasoles'), está sorprendiendo gratamente con esta ingeniosa pieza teatral. De jueves a domingo, a partir de las 20:30 horas en la sala Triángulo de Madrid, y hasta el 19 de octubre, puedes disfrutar con la inesperada relación entre Maya y el señor Gallardo, sus estáticas circunstancias y el paso del tiempo en distancias demasiado cortas. Viven dentro de un coche y éste es el eje de su vida.

Para preparar la obra... ¿Se ha comido muchos atascos?

(Risas) No, queríamos grabar vídeos de atascos y en fechas como Semana Santa habíamos pensado salir a grabar pero al final no nos atrevimos. Creo que fue acertado no mostrarlo y hacerlo con vídeos ‘retro', de los años 60, anuncios, cosas así... Además de a un atasco, la obra te transporte a otra época, a otro sitio. Lo que sí que grabamos eran algunas proyecciones, como el plano secuencia del crecimiento del niño, pero ya en plató.

La obra se estrenó en Escena Contemporánea'08, allá por Febrero, ¿Cómo van las cosas con este ‘El Gran Atasco'?

Bien, es complicado estar en temporada, en Madrid, con todos los estrenos. Está la Fura del Baus, La Cubana, también la crisis, la gente se acojona y no va al teatro.

Bueno, el precio de la entrada para ver vuestra obra en la sala Triángulo compensa sobremanera...

Sí, esta es una opción no más barata, sino más asequible. Sinceramente, creo el espectáculo está a la altura de cualquier producción de teatros grandes. De público, poco a poco, y lo de que verdaderamente funciona es el boca a boca, las entrevistas (risas)...

Fernando, explícanos cómo surgió la idea de crear ‘El gran atasco'...

Fueron varias cosas. En los procesos, las ideas se van acumulando y me acuerdo que me presentaron a un chico que trabajaba en la M-30, en las obras, y bromeando sobre los atascos me comentó una historia que había leído en un periódico sobre un atasco en China que duró tres días. Si la buscas en Internet, ahí está. Es alucinante. Estuvieron tres días a base de sopas con ‘noodles', buscando víveres en las gasolineras... Y claro, no pueden dejar el coche allí. Recuerda a humor amarillo. La historia era muy divertida y, luego, me leí ‘Autopista hacia el Sur', de Julio Cortázar, cuando ya teníamos el concepto. La historia se parece al cuento, el texto era muy rico y nos sirvió un poco para la ambientación. Después, llegó la creación entre mis hermanos (Jorge, Alberto) y Alfredo Sanzol.

La historia entre el Señor Gallardo, quien estrena ese coche que todavía está pagando para ir a la oficina, y Maya, quien sube haciendo auto-stop, es divertidísima. Pero, más allá de la relación que mantienen, hay mucha reflexión sobre el coche como paradigma de la modernidad...

Claro, dependemos del coche y la gracia es que estás en un atasco muchos años y no te vas. Si acabas de pagarlo, cómo vas a dejarlo tirado. Le pasa a mucha gente. No dejan el coche abandonado porque es algo impensable. Al principio pensamos en el atasco, pero al entrar en la dramaturgia hemos intentado apartarnos de hacer gags sobre esto y centrar la historia en la pareja. Situar una historia de un cuento de amor, romántico, entre un pareja durante toda la vida. Al colocarla en un atasco, de repente tomaba una relevancia, una metáfora de vida, de estar atascado en la vida, muy bonita. Sin embargo, nuestra intención era centrarnos en una historia de dos personas que viven toda su vida juntos, como nuestros padres, esa generación anterior, una cotidianeidad, una rutina contínua en un mismo sitio... sin moverse.

También hemos pretendido darle un tinte kakfiano, como en nuestro espectáculo anterior ‘Metro cúbico', donde un hombre vivía en un metro cúbico, en una caja pequeñita. Puede que la idea sea hacer una trilogía: el hombre en su casa, en el atasco y el hombre en el trabajo. Porque es la historia del hombre moderno del siglo XX y XXI. Intentamos seguir esa misma línea claustrofóbica, de humor, pero irónico, en pequeñas dimensiones, aunque siempre con una escenografía cuidada.

Además de las interpretaciones, las proyecciones audiovisuales y los sonidos, ya sean ambientales o desde la radio, enriquecen muchísimo la escena...

Sí, todo lo que es sonido, audio y proyecciones es como un actor más. La radio funciona como un elemento que va dando noticias, informando al público. Las proyecciones también, con los anuncios, creando ese rollo de cuento.

Volviendo a esa gran pesadilla que puede suceder cuando vas en coche: el atasco. Muchos aprovechan estas situaciones para comer, arreglar papeles, hacer llamadas importantes y, en el caso de las mujeres, maquillarse. Cuando te toca un gran atasco, ¿También buscas sacarle provecho de alguna manera?

Hombre, yo no me maquillo y demás, pero sí que me tomó mi café en el coche, suelen bromear conmigo porque siempre llamo cuando estoy en el coche, poniendo el manos libres, porque en el coche no haces nada productivo, sólo te estás transportando. Antes no lo tenía y he tenido que pagar un par de multas. Es curioso, porque justo ante de la creación, fuimos al festival de Edimburgo con ‘Metro cúbico' y lo hicimos con mi SEAT Ibiza y un remolque, donde iba la escenografía. A la salida de Londres nos chupamos un atasco de dos horas y media. A los dos meses, tenía que ponerme con la creación del atasco y grabé imágenes en las que se veía a la gente saliendo de sus coches, los niños jugando a la pelota y, de repente, todo se vuelve un recreo. Hay que pasar el tiempo.

¿Es tan importante el coche en nuestras vidas? ¿Acaso no se puede vivir sin él?

Claro, sólo tienes que salir a la calle para verlo. Y yo lo tengo que admitir, vivo aquí al lado en Ibiza (cerca del Retiro) y pillo el coche para venir aquí (Lavapiés). Ya he chupado algunas multas. Como estoy siempre transportando cosas, para mí el coche es útil. Sin embargo, soy cívico. El otro día, estaba bajando un camión de reciclar papel y justo aparcó un coche en segunda fila. El camión no pasaba. Entonces, el tío bajó al bar a tomar unas cañas y nos invitó a los que estábamos atascados, esperando a que el dueño quitase el coche o viniese la grúa. En Alemania, por ejemplo, estas cosas no pasarían.

 

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