La polvareda de la medieval vía pecuaria continúa conviviendo con las edificaciones que sobreviven en esta senda. Tres meses después de la aprobación de la Ley del Suelo regional, el Ayuntamiento de Madrid ha movido ficha en el complicado entramado de las viviendas radicadas en la Cañada Real Galiana.
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Gentedigital.es/Carolina Díez
24/6/2011 - 21:17
Tras realizar el censo, el Consistorio madrileño sacará del catastro a cerca de 700 viviendas de este área que estarán exentas de pagar el IBI. Esta decisión alarmó a los vecinos de la Cañada Real, ya que el recibo de este impuesto es lo que justifica "su derecho histórico a poder quedarnos" o paralizar los derribos.
REALIDADES DISTINTAS
Rosa Navarro, gerente de la Agencia Tributaria de Madrid, recordó que los ayuntamientos de Coslada y Rivas también han aplicado esta normativa. Sin embargo, el Consistorio ripense asegura que "es improbable que los habitantes de los sectores IV y V de la Cañada tengan facturas del IBI, ya que esta Administración no les cobra este tributo".
Hace dos veranos, los Servicios Sociales de Rivas realizaron el censo, que cifra en1.040 personas residentes en la Cañada Real que pertenece a este término municipal. El propósito del Gobierno local es desmantelar la senda pecuaria para convertirla en un espacio verde para el disfrute de los ripenses. De hecho, tienen solicitadas 45 órdenes de derribo pendientes.
Otra realidad bien distinta es la de Coslada. Los habitantes de la Cañada son considerados vecinos de derecho en esta ciudad. Actualmente, viven cerca de doscientas personas, en los 300 metros de este municipio, en las mismas condiciones que el resto de los cosladeños, ya que desde el primer momento cuentan con todos los servicios.
STOP DERRIBOS LOGRA FRENAR UNA DEMOLICIÓN
Ante las últimas demoliciones practicadas por el Ejecutivo de la capital, los vecinos de todos los sectores de la Cañada Real Galiana, se contraron el pasado viernes en la Plaza de Cibeles para pedir que se paralicen.
La mañana de este lunes estaba previsto otro derribo en la zona del término municipal ripense. Pero gracias al apoyo vecinal y también al colectivo Stop Derribos y a los 'indignados' que peregrinaban de Sol a Rivas se pudo frenar.
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