Cuanto más viajada está una, más se da cuenta de que el agua acabará siendo el principal motivo que provoque las guerras. Y debemos ser conscientes de lo privilegiados que somos al ver cómo el agua corre por nuestros ríos y riega nuestros campos, a pesar de puntuales sequías.
Archivado en: Ana Isabel Ferreras, agua, Canal Isabel II, aguas revueltas
Ana Isabel Ferreras
05/5/2017 - 09:00
Pero se trata de un bien de primera necesidad y su gestión es de lo más goloso. No hay más que ver cómo se aprovechaban algunos (y los que todavía no sabemos) en nombre del Canal de Isabel II, en vete tú a saber qué más empresas públicas y semipúblicas y en qué lugares. Como goloso es transformar en regadío hectáreas de secarrales con la tan manida excusa de que eso fija población y genera riqueza.
Uno de tantos ejemplos lo vemos paseando por la Alcarria donde la guerra contra el trasvase Tajo-Segura sigue vigente cada día, aunque los medios ya no se hagan eco de ello (esto de los medios...... da para otro análisis profundo). A unos les han ido quitando el agua para que otros se beneficien con ella. En algunas otras zonas se vuelven a abrir heridas con solo mentar la construcción de un embalse, como bien sabemos en esta provincia nuestra, y últimamente en la parte del Órbigo.
En nuestro territorio no hay día que no salga alguna noticia sobre asuntos relacionados con el agua. Que si se sigue soltando pasta para continuar por un lado renovando regadíos, y por otro transformando hectáreas de cultivos, que si seguimos descomponiendo el territorio haciendo pantanos, o que hay que pedir que llueva apelando a la virgen de turno.
Y una se pregunta cuántos negocios habrá detrás de cada historia y quien maneja la barca del dinero que se mueve en cada lío. A bote pronto se ve que en este viejo reino se la llevarán las empresas que se dediquen a trincar el dinero público en esas macro infraestructuras de regadíos que cuestan lo que no está escrito. Y ya me gustaría también conocer con detalle cómo funcionan esas comunidades de regantes en las que además de "regular" el uso del agua, algunos dinosaurios políticos llevan enquistados toda la vida, y en las que parece que entre sus fines también están el presionar a unos otros para influir en contra o a favor de algo. Lo de siempre.
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