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Ciudadanos es la clave

El PP tiene muy clara su estrategia en las últimas horas de campaña electoral: insistir en que ellos serán el partido más votado y, por tanto, serán los primeros en intentar formar un futuro gobierno y que la única posibilidad de pacto pasa ineludiblemente por Ciudadanos. El líder de Ciudadanos, Rivera, se está hartando hasta la saciedad de desmentir ésa y otras posibilidades de pacto. Del éxito de ese mensaje dependerá su resultado final.

A partir del domingo se desvelará si el experimento de Ciudadanos es a base de champán o de gaseosa

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Martínez Carrión
18/12/2015 - 01:10

El Partido Popular, muy tocado tras el debate cara a cara con el líder del PSOE, está obligado a buscar el voto útil del centro derecha y a arrebatar todo lo que pueda a su más directo competidor, Ciudadanos. Juega a su favor el hecho de que tras las elecciones municipales y autonómicas, Ciudadanos es el aliado más socorrido del PP, como sucede en el gobierno de la Junta de Castilla y León o en el propio Ayuntamiento de la capital leonesa. Es cierto, que Ciudadanos sólo propició la investidura del PP, pero ese apoyo está permitiendo a los populares gobernar con holgura y sin muchas complicaciones en autonomías, diputaciones y ayuntamientos. Salvo en Andalucía, donde Ciudadanos dio el apoyo a la investidura del PSOE, obligando, eso sí, a los socialistas a que dimitieran de todos sus cargos los presidentes Chaves y Griñán, investigados en casos de corrupción.
Según las encuestas, la suma de PSOE y Podemos no sería suficiente para formar un gobierno, así que, de nuevo, aparece Ciudadanos en el ojo del huracán como aliado necesario. Por ello, no sólo el PP intenta un desgaste de Ciudadanos por la derecha sino que PSOE y Podemos se están hartando también de señalar a Ciudadanos como el rostro más amable de la derecha, pero derecha al fin y al cabo. Estos dos partidos tratan con ese mensaje de arrebatar a Ciudadanos todos los votos del centroizquierda que puedan y movilizar a sus votantes tradicionales para tratar de evitar un frente del PP-Ciudadanos. Es una diabólica combinación del voto útil y del voto del miedo, una especie de pinza electoral entre la derecha y la izquierda para hundir o, al menos, cuestionar, las expectativas electorales de Ciudadanos, partido que en la última semana de campaña se ha convertido en el auténtico enemigo a batir.
Rivera asegura que su partido no pactará con nadie y ni siquiera facilitará su voto para la investidura del PP o del PSOE. No le queda más remedio que incidir en ese mensaje y hacerlo creíble. A pesar de ello y de cumplir esa promesa y si las encuestas se reflejan en las urnas de este domingo, el PP verá más cerca repetir en el Gobierno como la lista más votada aunque en franca minoría.
La única solución para Rivera y Ciudadanos sería ganar las elecciones, ser el partido más votado. Pero las últimas encuestas aseguran que la intención de voto a Ciudadanos se ha enfriado y que la tendencia al alza de este partido de las últimas semanas se ha ralentizado. En cualquier caso, todo dependerá de la participación electoral del domingo. Si esa participación rozase o llegase al 80%, algo difícil pero no imposible, Ciudadanos podría tener alguna posibilidad de victoria o, al menos, minimizar al máximo la victoria del PP.
A partir del domingo se desvelará si el experimento de Ciudadanos es a base de champán o de gaseosa.

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