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La conexión

Diputaciones y Senado

En esta campaña electoral que acaba de comenzar de cara al 20D destacan dos propuestas de distintos partidos políticos que buscan la regeneración democrática, la racionalización del gasto público y la cohesión del estado.

Archivado en: Francisco J. Martínez Carrión, Senado, Diputaciones, 20D, José María Aznar, PSOE, Barcelona

Martínez Carrión
04/12/2015 - 09:16

El PSOE propone la reforma del Senado como una cámara de representación territorial y su traslado a Barcelona, en un último intento de coser a Cataluña con el resto de España con la concesión de la sede de una de las cámaras legislativas del Estado. La propuesta no es nueva, ni mucho menos. En los tiempos de José María Aznar como presidente de la Junta de Castilla y León ya anunció su intención de hacer esta propuesta en el seno de su partido. Así lo publiqué en uno de mis artículos dominicales de aquella época en Diario de León. De aquella iniciativa nunca más se supo. O bien Aznar no llegó a plantearla con vehemencia o fue desechada inmediatamente por parte del PP de entones, dado el carácter centralista que siempre ha caracterizado a este partido. No hubo lugar al debate y con ello quizás se perdió una oportunidad histórica de implicar más a Cataluña en las tareas de construcción de España como un estado moderno, descentralizado y más democrático.
Por otra parte, Ciudadanos planeta la propuesta de desaparición de las diputaciones provinciales, cuyas funciones básicas se solapan con las de las delegaciones provinciales de las comunidades autonómicas. Albert Rivera propone más municipio y menos diputaciones. Es decir, fortalecer las competencias de los municipios, aunque ello implique la concentración de ayuntamientos. El municipio es la administración más cercana al ciudadano y la que mejor conoce, por ende, la realidad y las necesidades de sus vecinos. Potenciar el municipio es una necesidad, al mismo tiempo que reformar la Ley Electoral para promocionar la democracia directa en los ayuntamientos.
En Castilla y León, por ejemplo, se debate ahora una nueva reordenación del territorio en base a mancomunidades básicas de interés general. Suena a más burocracia y a nuevas duplicidades y ya cuenta con el rechazo de muchos municipios que no están dispuestos a ceder sus competencias y mucho menos su independencia política y de gestión.
España es un país de larga tradición municipalista. El Ayuntamiento es la institución más arraigada en el subconsciente político del español medio. La solución, pues, pasa por abrir un debate sincero sobre la base de más municipio, menos municipios y desaparición de las diputaciones provinciales. La razón de ser de las diputaciones, como institución vertebradora de la provincia en el siglo XIX, ha ido superada ya en el siglo XXI por la consolidación de las comunidades autonómicas.
Es una pena que en este debate al final los únicos perdedores puedan ser las juntas vecinales, otra institución muy arraigada desde la Edad Media en la administración local del norte de España. Sólo la potenciación de los municipios puede salvar a las juntas vecinales, una institución muy viva en provincias como León. Además, ojo, una administración que posee un notable patrimonio, sobre todo en tierras y recursos naturales. Su desaparición sonaría a la desamortización de bienes propios del siglo XXI.

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