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Gente en Castilla y León

La conexión

Gobernar desde el coche

No entiendo la decisión del PP de que un mismo candidato encabece la lista a las municipales de León capital y a las autonómicas por la provincia. Un ayuntamiento como el de León capital necesita un alcalde a tiempo completo, sin que esté pendiente de si hay o no pleno en las Cortes autonómicas o comisión o reunión parlamentaria en Valladolid de lo que sea. Por mucho que se haya adelantado en tecnología, un buen alcalde de León no puede ni debe resolver los problemas por móvil o por correo electrónico.

Archivado en: Francisco J. Martínez Carrión, la conexión, Antonio Silván, Concilio de Trento, Juan Vicente Herrera

Francisco J. Martínez Carrión
10/4/2015 - 02:20

Estamos hablando, claro está, de Antonio Silván, un político bregado en mil batallas en Valladolid, pero poco ducho en las locales de León. Y que sepa no está dotado de superpoderes ni del don de la bilocación, es decir estar en dos sitios al mismo tiempo, algo que sólo consiguieron (según la propaganda milagrera de la época), que se sepa, los místicos de la época del Concilio de Trento. Y ya ha llovido.
Así, pues, la decisión de que Silván se parta en dos y pueda ser alcalde y parlamentario en Valladolid puede deberse a las siguientes razones: 1) la falta de banquillo entre los leales de pedigrí al PP y, sobre todo, al presidente Herrera, quien habría exigido máxima fidelidad y lealtad contrastada en estos tiempos tan revueltos; 2) que el si PP gana -qué está por ver- con mayoría absoluta las elecciones al Ayuntamiento de León, Silván pueda volver, después de un tiempo prudencial ejerciendo como alcalde, a Valladolid a participar en la operación relevo a Herrera, que se espera suceda a mitad de la próxima legislatura, si es que Herrera repite, claro, de presidente; 3) la necesidad de reconstruir un PP leonés con absoluta garantía en torno a un círculo de personas de máxima confianza, erradicando todo vestigio de carrasquismo posible y conformando un núcleo de hierro, en el que Silván sería el perfecto y útil enlace entre León y Valladolid, garantizándose así la ausencia de sorpresas en la confección de las listas a las generales de fin de año. Y, 4) que el sucesor a la Alcaldía tenga un mínimo de tiempo para rodarse antes de que Silván regrese de nuevo a su lugar natural, la política regional en Valladolid. Por eso hay que analizar en profundidad los primeros puestos que acompañen a Silván en la lista municipal porque ahí debe estar la garantía del regreso a Valladolid.
Claro que todos estos supuestos serían más llevaderos si el PP consigue la mayoría absoluta en León, porque si no, los planes se complicarían, aunque la verdad es que a Silván no se le puede negar capacidad de diálogo. Si se hace caso a las encuestas -y lo mejor es no hacerlo- el PP podría ser la lista más votada en la capital leonesa pero sin obtener mayoría absoluta, lo que conllevaría una negociación con los más afines: Ciudadanos o UPL. Pero como esas mismas encuestas aseguran a nivel autonómico, Herrera tampoco tendría mayoría absoluta, el juego de pactos postelectorales se complicaría muy mucho, hasta el punto de que León, por ejemplo, podría ser una pieza de intercambio para garantizar la presidencia de Herrera. En ese caso, Silván no saldría perjudicado en sus intereses políticos, ya que con un pie en las Cortes de Valladolid tendría garantizada su estabilidad política y económica. Porque, la verdad, nadie se imagina a Silván como líder de la oposición municipal durante cuatro años. Su candidatura a las Cortes es una especie de garantía personal.

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