La música sigue sonando en el BBK Live 2012, donde este sábado se celebrará la tercera y última jornada de un festival que ayer batió su récord de asistencia en un solo día. El motivo era bien sencillo. Actuaban los Radiohead, la banda más transgresora de las últimas dos décadas. Su sobresaliente directo minimizó un programa descafeinado y mojado por una lluvia refrescante.
La expectación para ver a la banda encabezada por Thom Yorke fue tal que una marea humana se había posicionado frente el escenario principal casi una hora antes de que las grandes estrellas de la noche tomasen el relevo del ‘minimalismo' electrónico de Four Tet, inapropiado como preámbulo de los artistas más esperados del día. Si el jueves todo estuvo cargado de propuestas cualitativas, obviando el sumun de The Cure, desde el principio hasta entrada la madrugada, no sucedió lo mismo a golpe de viernes.
Las chicas de Warpaint agradaron muchísimo con con su liviano art-rock norteamericano y Mumford & Sons puso la nota folclórica con una ceremonia masiva de ‘chumbafolk' menos conmovedora que su sonido de estudio. Repeticiones melódicas y una voz menos personal, la de Marcus Mamford, de lo requerido para crear giros interpretativos deslucieron una puesta en escena que, pese a su imperfección, hizo saltar, cantar y bailar a todos. Bendita comercialidad.
Coincidían estos ingleses con los neoyorquinos Here we go Magic en uno de los grandes errores de la organización para este año. El funcionamiento de los diferentes servicios del recinto merecen un notable alto (también el transporte hasta arriba), pero solapar artistas no viene a cuento. Fue un signo distintivo hasta el pasado año que ya se ha perdido. Con Luke Temple al frente, los de Brooklyn brillaron con su capacidad técnica para variar ritmos y sonidos. Incluso, tenían una muñeca como teclista.
The Kooks, Bigott, Awolnation y Four Tet, además de unos We Are Augustines a los que servidor no pudo llegar por la imposibilidad física de estar en todas partes, pasaron por Kobetamendi sin dejar apenas huella. Eso sí, la larga espera y el vacío artístico finalizaron cuando Radiohead comenzó a sonar.
La gente estaba entregadísima ante ellos y, tras unos primeros temas con deficiencias sonoras por las dificultades para escuchar nítidamente a Yorke, sus ídolos demostraron durante una hora y tres cuartos esa ganadísima condición de grupo más innnovador del panorama musical desde principios de los 90. Juegan con el pop, el rock y la electrónica de un modo sensacional, firmando un rompecabezas sonoro donde, sobre todo, prima la creatividad. ‘Paranoid Android' o ‘Karma Police' fueron dos de los temas más aclamados de un conciertazo, demasiado corto y poco personal en la despedida.
Fans de Radiohead y notablemente influencias por su música, sobre todo en el primer álbum, Vetusta Morla cerró la noche con un potente directo, probablemente el mejor en cuanto al pop-rock-electrónico nacional, que duró una hora larga y cuyo único error fue ese ‘Hola Donosti' vociferado por Pucho cuando estaba en Bilbao. Por nivel y trayectoria debieron actuar en el escenario más grande, pero, ya sabe, todo lo que viene de fuera siempre parece mejor o vende más. Una pena.
Publicado el 14 de julio de 2012 a las 13:30.