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Pactar, pero ¿cuándo pactar?

El resultado de las elecciones municipales y autonómicas del próximo 24 de mayo ya da por descontado la necesidad de pactos para hacer gobernable ayuntamientos y gobiernos autonómicos. A falta de que un abultado número de indecisos, como señalan todas las encuestas, decidan finalmente su intención de voto, todo hace indicar que se ha acabado la época de las mayorías absolutas y del bipartidismo imperfecto que ha venido imperando en la política española desde la desaparición de la UCD.

Archivado en: Francisco J. Martínez Carrión, la conexión, Andalucía, pactos, 24 de mayo, elecciones

Martínez Carrión
15/5/2015 - 05:50

Sin embargo, el bloqueo político para formar gobierno en Andalucía, tras sus elecciones autonómicas, indica que la misión de pactar, dialogar y negociar para hacer gobernable las instituciones no va a ser una tarea fácil. En Andalucía, los partidos no están dispuestos a alcanzar acuerdos para que esos posibles pactos no influyan en las elecciones municipales y autonómicas del día 24. Es decir, ningún partido quiere retratarse por miedo a que un acuerdo en Andalucía les reste votos en otros municipios o comunidades autónomas. Un bloqueo que paraliza la gestión política y económica andaluza durante meses. Pero, los resultados del 24 de mayo no garantizarán, sin embargo, una cierta rapidez en las negociaciones para alcanzar acuerdos, ya que la proximidad de las elecciones generales, previstas para el otoño, pueden provocar otra acción premeditada de bloqueo en numerosos ayuntamientos, diputaciones provinciales y gobiernos autonómicos por temor a que posibles pactos entre partidos les pasen factura en esas elecciones generales. Porque no se olvide que el gran objetivo de todos los partidos, incluidos los emergentes, son las elecciones generales. El 24 de mayo es sólo un paso, una herramienta, un instrumento para fijar posiciones de cara a las decisivas elecciones generales que condicionarán el gobierno de España en los próximos cuatro años.
Si el bloqueo en Andalucía es la parte negativa en la necesaria estrategia de pactos políticos, hay, asimismo, indicios de que a pesar de todo existe voluntad de dialogar y negociar, como se ha puesto en evidencia con el acuerdo logrado entre sindicatos, patronal, Gobierno central y el apoyo tácito de todos los partidos parlamentarios para revitalizar la negociación colectiva. Gracias a ese consenso social y político se ha llegado al acuerdo de que los salarios suban este año un 1% y un 1,5% en 2016 y, lo que es más importante, se aplicará una cláusula de garantía para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo en estos dos años en el caso improbable de que la inflación se disparase.
Otro dato que induce al optimismo es, asimismo, el acuerdo entre empresas mineras de toda España, gobiernos autonómicos, sindicatos y compañías eléctricas para plantear al Gobierno central un plan nacional para volver a extraer carbón nacional y quemarlo en las centrales térmicas, lo que puede suponer la salvación, aunque sea durante unos meses, de miles de puestos de trabajo en las cuencas mineras de toda España. Este acuerdo forzará, sin duda, al Gobierno central, a agilizar un nuevo plan nacional del carbón que garantice la supervivencia de este importante sector estratégico energético nacional. Claro, que habrá que esperar a ver cómo se ve desde Bruselas, donde no cejan en anunciar el cierre de las minas de carbón no rentables en 2018.
La conclusión que hay que obtener de estos dos casos de éxito es que a los españoles, a pesar de los pesares, no se nos ha olvidado el ejercicio de la negociación con voluntad de alcanzar acuerdos por encima de personalismos y estrategias partidistas. Andalucía debe ser sólo un paréntesis o una incógnita que se despejará definitivamente tras el 24-M.

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