La empresaria Adela Gómez Gutiérrez, a través del negocio familiar de venta de ropa de trabajo Frade, se hizo hueco en un mundo que era mayoritariamente de hombres
14/7/2017 - 08:28
La II República trajo consigo el primer sufragio femenino en 1933, después de una ardua lucha de figuras como la diputada Clara Campoamor. Era la primera vez que se reconocía este derecho, aunque no duraría, porque la Guerra Civil primero y la dictadura después suprimieron el voto libre. Hubo que esperar hasta los comicios de 1977, tras la muerte de Franco, para recuperarlo. Éste es tan sólo es reflejo de una sociedad en la que no existía la paridad entre géneros y la mujer tenía que hacerse paso en un mundo de hombres. Salvando las distancias, este es el caso de Adela Gómez Gutiérrez, que desde los 13 años comenzó a ayudar en el negocio familiar, Frade, que empezó siendo una "tienda de todo" y acabó especializándose en ropa de trabajo. "Date cuenta que aquellos tiempos no eran los de ahora, eran difíciles para la mujer. Ibas a empresas donde trabajaban 100 hombres y no todos te tomaban en serio, te costaba más cerrar los tratos, y no podías llevártelos al bar a negociar, como hacían ellos, porque te podían tomar por lo que no eras", detalla a GENTE Adela, aunque afirma que siempre tuvo "mucha mano izquierda" lo que le ha evitado problemas. De hecho, al cabo de los años, "lo que tengo no son clientes sino amigos", dice.
ORIGEN
De familia alcorconera, todo surge cuando su madre Adela tuvo la idea de abrir una tienda familiar en plena Plaza de España hace 52 años. "En ella vendíamos hilos, telas, abrigos... de todo", explica a GENTE. Allí permanecieron unos 10 años, hasta su traslado a la calle Soria y, "tras sufrir un robo, estar sin seguro, y ver cómo cambiaba el sector en el que surgían tiendas especializadas, nos lanzamos a la ropa de trabajo". Adela cuenta lo duro que fue al principio, y no sólo por su condición de mujer, "nos endeudamos con la tienda, fue muy complicado pagar el local".
Cuando Alcorcón fue creciendo y dado que sus clientes empezaron a tener problemas de aparcamiento en el centro, decidieron trasladarse más cerca de las industrias, instalándose en el Polígono Urtinsa 2 (calle Polvoranca, 136), "incorporándose mi hijo al negocio". Asegura que la llegada de los empresarios asiáticos no les ha afectado demasiado, aunque sí la de las otras grandes superficies que abaratan la prenda al comprar en grandes cantidades, aunque recalca que "nosotros damos un servicio que ellos no tienen: se lleva, se borda o se adapta a las normativas de seguridad, entre otras cosas".
Ahora llega la época más relajada, pero ya se están preparando para los grandes pedidos. "En verano lo industrial se vende menos, pero tenemos mucha hostelería, porque se abren terrazas y da mucho trabajos y ventas. Pero los mejores periodos son de mediados de septiembre a enero, y de Semana Santa a julio", explica.
Grupo de información GENTE · el líder nacional en prensa semanal gratuita según PGD-OJD