Este martes era un día especial para los alumnos de quinto de primaria del colegio Federico García Lorca. Tras cinco semanas acudiendo al Parque de Educación Vial de Alcobendas, tocaba examinarse de todos los conocimientos aprendidos. Después de algunos nervios previos al ejercicio, vienen las recompensas: "Yo creo que me ha salido bien, aún no sé los errores, pero por lo menos espero sacar un notable" explica Mayte, una alumna que ha participado en el curso.
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gentedigital.es / Sandra Bravo
17/2/2012 - 08:00
Conocer cuáles son las señales, saber el sitio correcto por donde cruzar o cómo se debe circular en bicicleta son algunas de las cuestiones que los más pequeños pueden aprender en las clases teóricas y prácticas impartidas en este centro que ahora cumple 25 años y por el que han pasado más de 82.000 escolares desde entonces. Un cuarto de siglo enseñando a los más pequeños las normas de circulación que ha sido reconocido recientemente con el prestigioso premio otorgado por Fesvial, la Fundación para la Seguridad Vial.
La parte teórica, según explica Elisa, una agente que trabaja allí, dura alrededor de una hora y, tras ella, ponen en práctica lo que han aprendido en bicicleta y en coche. "Sin duda lo que más les gusta, lo están deseando y vienen muy ilusionados por todo lo que les han contado en el colegio" explica. "Para mí es toda una satisfacción ver la evolución que tienen desde que llegan hasta que se van, y todo lo que aprenden", puntualizó Elisa .
Aunque la mayoría aprueba y con buena nota, no todo es tan fácil para ellos y algún que otro tema se les atraviesa. "Los cruces y las diferencias entre sentido y dirección son algunas de las cosas más difíciles para ellos" matiza Elisa. Trasladar la teoría a la realidad no es una tarea fácil. "Para mí, las señales y saber cuál es la derecha e izquierda en cada caso ha sido lo más complicado", cuenta Mayte.
No obstante, lo más importante es que estas lecciones que hoy aprenden no solo quedan en las clases. Paula, que también se ha examinado, reconoce que alguna vez ha dado alguna ‘regañina' a sus padres por no estar lo suficientemente atentos al volante. "Una vez que mi padre iba conduciendo le dije papá que te vas a saltar el semáforo" explica esta alumna.
Además, para motivar a los ‘chavales', se realizan dos concursos. En el primero, los estudiantes con mejores notas podrán dibujar el próximo logo del Parque y en el segundo, se buscarán los mejores conductores, y los ganadores recibirán una estupenda recompensa aunque como según explica Irene, el listón está muy alto y "es muy difícil ganar".
Asimismo, el Parque no sólo está abierto para los más pequeños, sino que además, también se llevan a cabo programas destinados para personas que necesitan una atención más especial, jóvenes que deseen sacarse el carné de ciclomotor o visitas a mayores en residencias.
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