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Lucha contra el estrés desde el primer día

Una buena alimentación, realizar ejercicio físico y mantener una rutina de sueño son claves para mantenerlo a raya. GENTE ofrece diez recomendaciones para que el trabajo y las obligaciones no afecten a nuestro ánimo.

Archivado en: trabajo, laboral, psicología, estrés

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Consejos para evitar el estrés en el trabajo

Relájate mediante la meditación o escuchando música

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L. P.
06/9/2018 - 12:25

Las vacaciones de verano están quedando atrás y muchas personas ya han regresado a sus trabajos con las pilas cargadas. Por delante, quedan meses de obligaciones profesionales y familiares que pueden derivar en un problema de estrés. Por ello, GENTE ofrece algunas recomendaciones para hacer freno a estas situaciones desde el primer día del regreso a la rutina.

 

  1. Los expertos indican que lo primero que hay que hacer para vencer al estrés es analizar sus causas e intentar modificarlas. De no ser posible este cambio, hay que tratar de compensarlas a través de hábitos saludables, como la alimentación, el deporte o el sueño, entre otros.
  2. Realizar ejercicio de manera regular es uno de los principales consejos para preservar nuestra salud, tanto física como mental. "Hacer deporte ayuda a segregar endorfinas que aportan vitalidad al cuerpo y a controlar el estrés", explica Judit Calpe, doctora de Medicina General y Familiar de Mediquo, que recomienda no practicarlo a última hora del día porque empeorará el sueño.
  3. Aprender a priorizar y evitar que las cosas sin importancia te alteren. Situaciones que en un primer momento parecen complicadas pueden ser, en realidad, menos importantes si reflexionas sobre ellas con tranquilidad.
  4. Compartir los problemas aligera la carga. Hablar con otra persona, ya sea un compañero o un profesional, ayuda a sobrellevarlo y a encontrar una solución al conflicto laboral o personal.
  5. Saca tiempo para ti mismo. Es esencial que el trabajo y las obligaciones no nos absorban al 100%. Tenemos que organizarnos para poder disfrutar de las actividades que más nos gustan y para pasar tiempo con la familia y los amigos. Intenta recupera tus aficiones si las tienes olvidadas por falta de tiempo.
  6. Trabaja de manera más eficiente. Gestiona y organiza tu jornada para que las horas que dedicas al trabajo estén bien aprovechadas y no tengas que estar todo el día delante del ordenador. A veces, menos es más.
  7. Sé positivo. Apreciar lo que se tiene es el primer paso para evitar el estrés. Además, hay que aceptar las cosas que no se pueden cambiar sin caer en el conformismo. No te preocupes por aquello que no está en tus manos solucionar. Una buena actitud ante la vida y ante el trabajo es clave para manejar las situaciones de estrés.
  8. Empieza a relajarte. Cada persona lo consigue de manera diferente: escuchando música tranquila, practicando yoga, aprendiendo técnicas de meditación, con respiraciones pausadas... Prueba hasta encontrar tu método preferido.
  9. Descansar es esencial para el bienestar, por lo que debemos dedicar al sueño 8 horas al día. Tras las vacaciones, hay que intentar recuperar la rutina de horarios y mantener unas pautas para conciliarlo: una ducha caliente, un adecuado ambiente en el dormitorio y desconectar el móvil son grandes aliados para conseguir un sueño apacible.
  10. Cuida tu alimentación ya que una dieta saludable es la mayor fuente de energía. Frutas, verduras y legumbres te aportarán el combustible necesario para tu actividad durante varias horas, al tener un alto contenido en hidratos de carbono de fácil absorción. Además, es recomendable evitar los hábitos no saludables. Intenta no consumir alcohol, ni tabaco ni cafeína, ya que te alterarán física y mentalmente.

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Un estado mental con repercusiones físicas:

A pesar de que el estrés puntual no solo no es negativo, sino que es una respuesta natural ante una amenaza, padecerlo de manera continuada puede tener consecuencias en nuestra salud y calidad de vida. Según la doctora de Medicina General y Familiar de Mediquo, Judit Calpe, puede provocar tensiones musculares y rigidez en la mandíbula, dolor de cabeza, insomnio, cansancio extremo, molestias de pecho, dolores de estómago con diarrea o estreñimiento, cambios de peso, irritabilidad, apatía y ausencia de deseo sexual e, incluso, problemas de memoria.

Otros expertos van más allá y añaden el debilitamiento del sistema inmune, la aparición de enfermedades cardiovasculares, el envejecimiento prematuro y el empeoramiento de patologías graves como el cáncer o la diabetes.

Por ello, es recomendable tomar medidas para atajar las situaciones de estrés, así como identificar ante que tipo nos encontramos. La Asociación Americana de Psicología clasifica esta patología en aguda, cuando aparece fruto de presiones puntuales y es sencilla de manejar; el agudo episódico, cuando se sufre con frecuencia y se necesita ayuda profesional; y el crónico, cuando el paciente no encuentra solución a una situación deprimente y no identifica que padece estrés.

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