La aparición del calor y de las vacaciones conlleva un aumento en el consumo de bebidas alcohólicas, lo que puede suponer un riesgo para nuestra salud.
Archivado en: Consumo de alcohol, Adicciones
Jaime Domínguez
21/7/2017 - 09:33
Calor, sol, fiestas populares, celebraciones familiares, vacaciones en la playa junto al chiringuito, barbacoas que se prolongan durante horas, festivales de música, comidas copiosas, tiempo libre para ir a las terrazas, días más largos...
El verano trae consigo ciertas costumbres y situaciones que provocan que se incremente el consumo de alcohol con respecto a otras épocas del año, como certifican los productores de cerveza, que en estos meses afrontan gran parte de los pedidos de todo el ejercicio.
Uno de los principales problemas sobre el que advierten los expertos es que muchas personas no son conscientes de ese aumento.
Un estudio realizado en Inglaterra sobre más de 6.000 personas revelaba que aquellos que menos alcohol consumían durante su vida normal eran los que más lo multiplicaban una vez que llegaban el fin de semana, las ocasiones especiales o los periodos de vacaciones. La mayoría de los encuestados no daba importancia a este detalle.
Para paliar los daños que este cambio de hábitos puede provocar en nuestro cuerpo, el Ministerio de Sanidad realiza una serie de recomendaciones.
Alternar las bebidas: Si estamos en una celebración en la que vamos a realizar un gran número de consumiciones, lo ideal es ir intercalando las bebidas alcohólicas con refrescos o agua. El efecto saciante e hidratante será el mismo o incluso mayor.
Elegir baja graduación: Los fermentados, como la cerveza o el vino en cualquiera de sus variantes, son más recomendables que los licores, que cuentan con mucha más proporción de alcohol en su fabricación.
Prioridad a la cerveza sin alcohol: Aunque los puristas renieguen de ella, la cerveza sin alcohol es la mejor alternativa si se quiere disfrutar de esta bebida sin sufrir sus efectos negativos. En España, su consumo representa el 14% del total de cerveza, el dato más elevado de todo el mundo.
No beber con sed: Es uno de los errores más comunes. Llegar sediento a casa o a un chiringuito y beberse la lata de cerveza o la copa de vino de un solo trago. Lo recomendable es pedir primero un vaso de agua y calmar la sed, para posteriormente tomar la bebida alcohólica.
Establecer días 'sin': Es bueno marcarse ciertas jornadas como libres de alcohol y respetar esa decisión sin caer en la presión externa. También es aconsejable decidir antes de salir de casa cuánto se va a consumir y no sobrepasar ese límite.·
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