Ser traductor jurado, un negocio con futuro
Ser traductor jurado puede ser un negocio rentable para muchos, porque es una profesión muy demandada y la competencia es más baja de lo que podría parecer. Muchas personas se dedican al oficio de traductores, pero no son tantos los traductores jurados.
Para ser traductor jurado hay que formarse y aprobar un examen. Esto hace que los que den el paso se encuentren menos competencia en su profesión, y es que para algunas labores de traducción no es necesaria su presencia, pero para muchas otras se requiere la firma de un traductor jurado avalado. En todo caso, el traductor jurado podrá realizar cualquiera de estos trabajos sin problemas asignando sus propias tarifas, y es que ya no es sólo un traductor sino una persona que cumple un papel importante en la sociedad por las funciones que desempeña.
Trabajar como traductor jurado
Una persona que se haya formado en esta profesión tiene las competencias necesarias para asumir sus funciones y atender a todas las peticiones que le lleguen, siempre que su volumen de trabajo lo permita, por lo que se podrá especializar perfectamente en ello creando su propia agencia de traducción como traductor jurado. Un negocio que no cabe duda tiene mucho futuro, porque tanto en el presente como en los próximos años siempre se necesitarán personas que realicen sus funciones.
Para poder trabajar como traductor jurado hay que darse de alta en autónomos y cumplir todas las obligaciones legales y fiscales, así como obligaciones económicas, que se exigen a cualquier autónomo. Aunque también se puede trabajar por medio de una agencia de traducción.