"Hace 12 años Ciudad Juárez se convirtió en la culpable de que me enamorara profundamente de México. Hoy, mi corazón mexicano nacido en España, se resiste a dos palabras muy mexicanas. Se resiste a ni modo. Este blog muestra mi amor con mucho dolor por Ciudad Juárez, golpeada una vez más: ahora por la llamada guerra contra el narcotráfico". Así presenta Judith Torrea su blog 'Ciudad Juárez, en la sombra del narcotráfico', que ha merecido el premio Ortega y Gasset en la categoría de Periodismo Digital. Torrea, especializada en narcotráfico, crimen organizado, pena de muerte, inmigración y política en la frontera de México con EE.UU, ha cubierto este tema durante los últimos 12 años:
Por otro lado, el reconocimiento a la Mejor Información Fotográfica se lo llevó el reportaje 'Somalia en el fin del mundo', del fotógrafo y periodista gallego José Cendón, secuestrado en dicho país. El trabajo fue publicado en el Magazine de La Vanguardia:
En esta séptima edición, el premio en la categoría de Mejor Trabajo de Prensa ha recaído en la redacción de El País por su cobertura del Caso Gürtel; y el galardón a la más destacada trayectoria profesional fue para el periodista francés de origen argelino Jean Daniel.
El Comité para la Protección de los Periodistas asegura en su informe anual que 70 profesionales han sido asesinados el pasado año, batiendo todos los récords desde que este organismo registra dichos datos, hace 20 años. La mayoría de estos reporteros fallecieron cubriendo historias locales y Filipinas ha sido el país con más víctimas (33). 31 de ellos perdieron la vida durante un enfrentamiento entre clanes rivales en el sur del archipiélago.
En este ránking le siguen Somalia (9), Irak (4), Pakistán (4), Rusia (3), México (2), Afganistán (2) y Sri Lanka (2).
REPORTEROS EN PRISIÓN
Por otro lado, el CPJ señala como avance la reducción del número de periodistas encarcelados. Frente a los 42 detenidos registrados en 2004 en China, en 2009 sólo mantenía a 24, aunque sigue encabezando la lista de países con más comunicadores entre rejas, especialmente aquellos que desarrollan su trabajo en la red. Le siguen Irán (23), que se llevó la palma el pasado mes de junio cuando, tras las elecciones y sus protestas, detuvo a 90 profesionales posteriormente liberados. En el tercer puesto se sitúa Cuba (22), que intenta salir como puede de la censura a través de una comunidad de 'bloggers' y las nuevas tecnologías. En total, 136 reporteros estaban en la cárcel a finales de año.
Más de 8.000 mujeres y niñas africanas sufren diariamente la ablación, aunque esta práctica también se realiza en Oriente medio y Asia, según el informe más reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), titulado 'Eliminando la mutilación genital femenina'.
Asha Hussein es una de esas 'niñas'. Vive en Madrid desde hace siete años. Es somalí, aunque nació en Kenia. Cuando sólo tenía 5 años, un día su madre le dijo: "hoy te vamos a purificar". Entonces, Asha se sintió "la niña más feliz del mundo. Iba a pasar de una categoría a otra. Me bañé, me puse mi mejor vestido. Incluso, yo misma fui a la tienda a comprar las cuchillas y llamé a la matrona".
¿No sabías qué ocurría?
Asha: No me di cuenta de lo que me iba a pasar hasta que me sentaron en la cocina de mi abuela, que era de barro. Hicieron un agujero y allí me colocaron. Mi abuela me agarró las piernas, mi madre los brazos, y me colocaron un trapo en la boca para evitar que gritase. Lloré sin lágrimas. Aquello era muy doloroso, terrible. Todavía oigo y siento el sonido del cuchillo cortando mi carne. Luego me cosieron, porque había que cerrarlo completamente, dejando un agujero muy pequeño para la menstruacción, la orina...
Sulekha es hermana de Asha. Tiene 44 años y también reside en Madrid. "Fue brutal, algo que recuerdo mucho, un castigo que estoy viviendo todavía. Quería vomitar y quería hablar con mi madre. Yo le decía 'tranquila, no pasa nada, estoy bien'. Pero ella estaba muy nerviosa, no quería hacerlo. Mi padre insistió y le decía que si no me practicaban la ablación me echarían fuera de la comunidad. Y también supondría un divorcio seguro para mi madre, claro", explica.
¿Cuál es tu principal recuerdo de ese día?
Sulekha: Después de la ablación cerré los ojos, y mi madre le dijo a mi padre: "Es tu culpa", y mi padre le respondió: "¿Y qué? Es una niña. Si muere, no pasa nada". Entonces, abrí los ojos y le dije a mi madre: "Mami, no voy a morir". Lo peor es que estas cosas siguen ocurriendo y, mientras hablo, muchas niñas están muriendo en Somalia.
Hawaya tiene 22 años, y es la hija de Sulekha quien, por cierto, se vino a España para evitar que a su otra hija, de ahora 13 años, la sometiesen el macabro rito. "Me protegió mi madre. Me hicieron algo de sangre, nada más, para que la gente pensase que ya estaba hecha la ablación. Mi madre habló antes con la matrona, pero había otras dos niñas, muy pequeñas, a las que sí se les practicó. Sangraban y se las llevaron al médico. Estábamos en una habitación, y al lado había otro cuarto. Las niñas teníamos que pasar una a una, por eso no pudieron saber qué me habían hecho exactamente.
¿Qué consecuencias tiene todo esto?
Asha: Aparte de problemas psicológicos, cuando te llega la primera regla es terrible. Más tarde, me casaron con un hombre que nunca había conocido. Ese hombre me abrió y se acostó conmigo la misma noche. Y tuve el dolor más grande que una mujer puede pasar. Era virgen, y ese hombre quería a una mujer virgen. ¿Cómo no iba a ser virgen, si yo no sabía que era el sexo, no tenía sensaciones?
Sulekha: Mi primer embarazo fue muy complicado y no tenía 'feeling' como mujer. Date cuenta que tu marido puede pensar que ya no te gusta o que tienes otra relación.
¿Por qué se practica la ablación en vuestro país?
Asha: Por la necesidad del hombre de dominar a la mujer. Ha existido toda la vida, pero en esta ocasión se ha disfrazado de religión y de cultura. El hombre no quiere que tengas sentimientos, si no que seas un aparato para parir toda la vida.
Sulekha: No es religioso. Los árabes, que son musulmanes, no practican todos la ablación, y si lo hacen es sólo un poco, no como en Somalia, tan cruel.
Hawaya: No es religioso, porque en el Corán no está escrito. Es una tradición que además las mujeres practican a otras mujeres. No sé si es para controlarlas, para que no sean infieles, para que permanezcan vírgenes hasta que se casen, para que no tengan sentimiento alguno...
La ablación está prohibida en España y en buena parte de la UE. Incluso, en muchos países de África, como Gambia o Senegal, pero la realidad es otra. Es una práctica que continúa, y las prohibiciones únicamente han conseguido que se lleve a cabo de forma clandestina, en malas condiciones. En España, si se sospecha que una niña va a viajar a su país de origen para ser sometida a la ablación, las autoridades pueden llegar a quitar la custodia a sus progenitores.
¿Sigue ocurriendo?
Asha: A miles de niñas se les realiza la ablación en países donde está prohibida. Ahora se hace en los lugares más oscuros que te puedas imaginar, más sucios... Y cuando se desangra una niña no van a llevarla al médico por miedo a que metan a alguien en la cárcel. Antes de prohibir hay que enseñar, educar.
¿Cómo luchas contra este maltrato?
Asha: Lo que hago es informar a la gente a través de la ONG ‘Salvar una niña, salvar una generación'. Trabajamos directamente con las mujeres del campo, hablamos con aquellas a las que nos les llegan periódicos, ni la televisión, ni siquiera saben leer... Estamos en el norte de Somalia, en el este de Kenia y esperamos llegar a todas las mujeres.
Un deseo.
Asha: Pediría que algún día la mujer fuese ella misma y tomase las riendas de su vida, que sea su propio conductor.
Sulekha: Un cambio, pero pronto, para terminar con los maltratos de las mujeres de todo el mundo, pero sobre todo las de Somalia, por favor.
Asuntos Pendientes. ¿Cuántos tienes tú? En este blog recogeré mi punto de vista y breves reportajes sobre temas sociales y todo tipo de desigualdades, centrándome especialmente en la mujer.
Nací en Redondela (Pontevedra), en 1981. Soy doctora por la Universidad de Vigo (con la tesis 'El tratamiento de la violencia machista y la lucha por la igualdad en la radio pública. Análisis del programa 'Tolerancia Cero' de Radio 5. Propuesta de modelo'), Master en Radio por la Universidad Complutense de Madrid y licenciada en Publicidad y RR.PP (UVIGO).
Comencé en Radio Galega, en Deportes, y desde 2007 soy colaboradora de Radio Nacional de España. Actualmente trabajo en los espacios 'Abierto hasta las 2' (Radio 1), 'Tolerancia Cero' y 'Tendencias', ambos en Radio 5. Además, soy redactora del semanario Gente en Madrid desde 2006, en este momento cubriendo la información relativa a la capital.
En 2009 gané el premio Carmen Goes de Periodismo en la modalidad de Radio por un reportaje sobre la ablación que podéis escuchar en este programa de Tolerancia Cero.