Cóbrame un café y otro para el que venga y lo necesite
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Cuentan que Camilo José Cela se inspiró en él para dibujar a personajes como Celestino Ortiz o Doña Rosa en La colmena. También que José Hierro, Antonio Machado o Gabriel Celaya se tomaron algún que otro café aquí durante sus tertulias sin final. "Estoy seguro de que todos ellos se sumarían ahora a la iniciativa del Caffè sospeso y de que se alegrarían de vernos peleando para salir de esta", explica Fernando Vera, gerente del Café Comercial de Madrid, inaugurado en 1887 en la Glorieta de Bilbao.
A lo largo de los últimos seis meses, este lugar emblemático de la capital ha servido unos 500 cafés solidarios, previamente abonados por sus clientes. Recuperan así una tradición napolitana, en la que uno, a modo de celebración, cuando se siente feliz por la razón que sea, paga su consumición y deja otra saldada para la próxima persona sin recursos que entre en el establecimiento y lo pida. En este caso por 2,90 euros, que es lo que Teresa -por cierto, una de las primeras camareras de Madrid- acaba de pedir a uno de los clientes que apoya la causa.
Entre los que pagan nos encontramos a gente de todo tipo, "tengo incluso un buen cliente que ahora está desempleado pero que sigue dejando un par de 'sospesos' al mes. Son personas conscientes de la cantidad de problemas actuales que sufre la sociedad y que no salen tanto a la luz como las cuestiones macroeconómicas", añade Vera. Y entre los consumidores: "hay gente de la calle, indigentes, pero también personas corrientes que han perdido su trabajo y sus medios y ya no tienen la posibilidad de tomar algo en un bar", puntualiza.
Nada más entrar por la puerta y antes de alcanzar la barra, Paco ya tiene su 'sospeso' esperándole. Todo el mundo le conoce. Tiene 41 años, lleva 24 en España pero nació en la República Democrática del Congo. Sobrevive repartiendo propaganda de un pequeño partido político y es músico. "No he visto esta iniciativa en ningún otro sitio de la ciudad, pero siempre es bienvenido algo así. Hay mucha gente pasándolo mal con la crisis y entrar un rato en este café es todo un lujo, es un lugar centenario", confiesa.
Una pizarra colocada en la calle anuncia la existencia de estos 'caffès sospesos' disponibles en el Café Comercial, y una red llamada Cafés Pendientes (Cafespendientes.es), puesta en marcha por el barlonés Gonzalo Sapiña, experto en márketing, intenta extender esta iniciativa solidaria por todo el país, contando ahora con negocios adheridos en ciudades como A Coruña, Gijón, Tarragona, Tenerife o Valencia. Mientras tanto, en el Café Comercial estudian ya la posibilidad de ofrecer un 'mini brunch' para llevar. "La sociedad lo necesita y es nuestra forma de ayudar", concluye Vera.
Publicado el 12 de abril de 2013 a las 14:00.