Día de esperanza para Antonio Meño y su familia, víctimas de una negligencia médica
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Les veo cada mañana desde hace más de 500 días. La plaza de Jacinto Benavente, en pleno centro de Madrid, a escasos metros de la Puerta del Sol, es su único hogar, cuando nieva, cuando llueve, cuando es insoportable el calor y el mal olor del lugar, frecuentado normalmente por borrachos y prostitutas, se mezcla con el bochorno.
Os hablo de Antonio Meño, un hombre que vive en coma desde hace 22 años, cuando se sometió a una simple operación estética de nariz, y una negligencia -al parecer por parte del anestesista- le dejó postrado. Entonces, Antonio estudiaba Derecho y tenía 20 años. Os hablo también de sus padres, mostoleños, que rondan los 60.
A las puertas de su 'casa', creada con plásticos o materiales similares, una especie de tienda de campaña convertida en santuario, no resulta extraño encontrarse cada día a algún medio de comunicación, o a Juana -la madre de Antonio- explicando el caso a los transeúntes que se paran ante ella interesados por su petición, y por firmar para aportar su grano de arena.
Hoy, esta familia se ha levantado con esperanza, confiando en que el Supremo revise su caso tras la comparecencia de un nuevo testigo -un estudiante- presente en aquel quirófano el 3 de julio de 1983, y anule así la sentencia que les obligó a pagar 400.000 euros en 2008, y que les ha dejado en la calle. En ella han acampado para reivindicar la reapertura del caso y, al fin, parecen haberlo conseguido. La vista de este miércoles en el Tribunal Supremo podría cambiar de nuevo sus vidas.
P.D.: Asunto pendiente: JUSTICIA.
Publicado el 3 de noviembre de 2010 a las 12:15.