María, ex niña soldado en Colombia: "Intercambiar un fusil por un lápiz es complicado"
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Según el informe más reciente, unos 250.000 niños y niñas soldados participan en todos los conflictos armados que existen en el mundo, aunque podría haber muchos más. La República Democrática del Congo, Uganda o Colombia, son algunos de los países donde se producen estos reclutamientos, pero la Coalición Internacional que intenta erradicar esta vulneración de derechos, dice, además, que la práctica se llevaba a cabo en 2007 en al menos 24 países, atendiendo a su último estudio global.
Diferentes acuerdos de paz y programas de desmovilización, han conseguido desde entonces liberar a miles de menores en lugares como Afganistán, Burundi, Costa de Marfil, Liberia, Congo o el Sur de Sudán, pero todavía se siguen robando demasiadas infancias, demasiadas vidas.
Este viernes, en el Día Internacional para acabar con la utilización de niños y niñas soldados, la Coalición Española exige al ejército y a la guerrilla colombiana que pongan fin de una vez por todas a su caza de menores. Hablamos del segundo país con más desplazados internos del mundo, y un 50% de ellos son menores de 18 años, según un comunicado de Coalición. En estos momentos, 11.000 menores podrían tomar parte en actividades militares en Colombia, y la mayoría de ellos lo hacen desde los 12 o 13 años. Un porcentaje muy alto de estos menores está formado por niñas, muchas de las cuales son obligadas a prestar servicios sexuales y a abortar si se quedan embarazadas. María, ex combatiente colombiana, no ha recibido este tipo de maltrato, pero sí ha sufrido muchas otras vulneraciones de sus derechos:
¿Cómo empezó todo y por qué terminaste siendo una niña soldado?
Ingresé con 12 años en un grupo armado por diferentes situaciones que entonces pasaban como el abandono del Estado hacia la poblacion campesina y el maltrato intrafamiliar.
¿Puedes describirme tu día a día como combatiente?
Un día normal transcurría haciendo guardias a las dos de mañana, a las cinco, me levantaba temprano para 'ranchar', que significa levantarse a cocinar para los demás compañeros, para cargar leña, tener el equipaje listo en caso de que tocase marchar o caminar por mucho rato...
¿En qué te convirtieron?
Me convirtieron en un soldado ilegal, en un hombre, sin identificarme como mujer, pero poco a poco he logrado salir y asumir otros roles femeninos.
¿Sufriste abusos sexuales?
No, se viven muchas experiencias de abusos, pero en mi caso no sexuales, aunque sí violentaron otros derechos míos como niña.
¿Cuándo pusiste fin a aquel reclutamiento?
Tomé la decision de abandonar el grupo armado porque no soportaba más el trato que los superiores me daban y no estaba de acuerdo con cosas que nos tocaba hacer. Era una niña y no tenía acceso a ver a mi familia, tenía que tener comportamientos de una persona adulta, asumir y enfrentarse a cosas que a mi edad no eran aptas, y permitir que vulneraran mis derechos como persona. Duré 4 años, me fui a los 16.
¿Cómo es tu vida ahora?
Estudio Trabajo Social, estoy ahora en el quinto semestre, y trabajo para la Fundación Benposta, en el proyecto 'Sembrando vida'. Hemos realizado talleres para compañeras que también se han desmovilizado, centrándonos en la particularidad de mujeres y niñas, para avanzar en la dignificación de su feminidad, para que se valoren, tengan autoestima, y entiendan lo importante de la perspectiva de género en cualquier proceso de reintegracion.
¿Qué secuelas señalarías como consecuencia de tu convivencia con aquel grupo armado?
He perdido mi niñez, la educación la recibe uno en una edad muy corta, hasta los 15 o 16 años. No disfruté de un trato digno, no me he realizado como cualquier otra mujer, no jugué con las muñecas o con otras cosas típicas de mi edad. Intercambiar un fusil por un lápiz ha sido lo complicado, y ver que ahora tus hijos sí pueden hacerlo, sí tienen una educación y una niñez.
¿Qué pedirías?
Pediría que por favor no haya más violencia contra los niños. Se vulneran sus derechos, pero hay muchas personas adultas que han ingresado siendo muy niños, con 10 u 11 años, y que ahora, con 24 o 30 años, aún continúan. Haría una llamada de atención a instituciones y gobiernos para fijarnos en esa parte, y decirles que la vulneración se vive también fuera de los grupos armados, hay mucho niño en la calle sin oportunidades de un hogar digno, una educación... Existe mucha falta de sensibilización de parte del gobierno, y podemos poner un grano de arena a las familias con escasos recursos que necesitan que les ayuden económicamente, impartiendo charlas también para que conozcan el valor que hay que darle a la vida. Una de las causas mayores para ingresar en un grupo armado es el abandono del Gobierno, y la indiferencia tan grande que éste te hace sentir.
*Enlace de interés: www.menoressoldados.org.
Publicado el 12 de febrero de 2010 a las 12:30.