Asuntos pendientes

"Please note all media requests should be sent to either my publisher or agent. Anything received via my workplace or my personal and work emails, &c. will be ignored as I would only have to forward it to them anyway. Please do not come to my workplace as this compromises the security of patients and staff. Thank you for understanding.

Also, so much curiosity about my tax situation! Yes, I did pay taxes on sex work earnings".

Este es el último post que me encontré al visitar el blog Belle de Jour ('Diary of a London Call Girl'), activo desde 2003. Son palabras escritas por Brooke Magnanti, médico experta en neurotoxicología del desarrollo y epidemiología del cáncer en el Hospital Saint Michael de Bristol (Reino Unido). En esta bitácora, Brooke cuenta o contaba sus experiencias como prostituta, una profesión a la que recurrió para presuntamente pagar sus estudios. Según algunos medios, cobraba más de 300 euros la hora. Se inició en la prostitución en 2003 cuando terminaba su doctorado, y trabajó en el oficio durante más de un año.

Pero ahora que todos sabemos quién es y queremos que nos lo cuente, ella pide en estas líneas que los medios de comunicación nos dirijamos a su agente personal y que no acudamos a su puesto de trabajo en el hospital.

La vida que Magnanti describía en este blog se registró en el best seller 'The Intimate Adventures of a London Call Girl' ('Las aventuras íntimas de Belle de Jour')(2005), que más tarde desembocaría en otros dos libros. Y se llevó también a la televisión en 'Secret diary of a call girl' ('Diario secreto de una call girl'):

Aunque en España, lo último que nos hemos tragado haya sido  '700 euros: Diario secreto de una call girl', serie emitida por Antena 3, contamos como antecedente e inspiración de Brooke, con la película de Luis Buñuel (1967) en la que un ama de casa, que interpreta Catherine Deneuve, trabaja como prostituta durante el día:

Ahora, presionada supuestamente por unos periodistas dispuestos a contarlo todo, Brooke ha decidido hacer enfrentarse a los viejos fantasmas y contarle a todo el mundo su experiencia, incluidos, claro, sus compañeros de trabajo. Hizo su confesión a The Sunday Times, y el domingo también en su blog. Valiente decisión, sin duda alguna, pero fácil justificación la argumentada por la doctora. Porque, señora Magnanti, si todas las que hemos estudiado y hecho un doctorado nos hubiésemos tenido que prostituir para sobrevivir, este mundo sería un sin sentido. ¿No cree?

Me parece estupendo que quien quiera se dedique al oficio más viejo de este mundo, que es vender su cuerpo. Con lo que no estoy de acuerdo es con que se transmita esa imagen de la prostitución que usted trataba de dar en su blog y en su historia. Porque ni creo yo que sea una vida lujosa ni mucho menos cómoda o agradable, ni tampoco una vía obligatoria para sobrevivir como estudiante.

Publicado el 17 de noviembre de 2009 a las 10:45.